jueves, 23 de julio de 2015

El ruido, preludio de alguna que otra especulación

Ruido, un bloqueador de los espacios de claridad existencial...

Es realmente complicado llegar a un verdadero espacio de claridad, en especial cuando la esfera personal, ese alrededor que circunscribe alguna porción del universo que puede considerarse como propia, se plaga de contaminación. Los ruidos se reproducen, se multiplican y conforman una extraña cacofonía que no deja de complementarse con toda serie de sensaciones y sentimientos de personas

La situación se hace en extremo preocupante cuando se llega a una conclusión no tan precipitada en relación con la recurrencia, no es la la primera vez que esto sucede. Un pequeño consuelo: De alguna u otra manera el hacinamiento como tal es mínimo, aún cuando las circunstancias resultan no menos que contaminantes, y la afectación del ser, en todo caso, termina permeando a su vez el estar.

Afortunadamente existen circunstancias amenas, recuerdos vívidos en los cuales el bienestar se une, se genera contra y desde el amor y todas las cosas pueden al menos ser bellas. Un poco, un tanto y a la vez desde lo cierto y lo evidente.

Menos mal.

jueves, 2 de julio de 2015

Aburrimiento (III) segundo preludio de una reflexión

Me gustaba cuando le ponía imágenes a este Blog, ah tiempos aquellos que no pueden volver a cuenta de los bloqueos de esta maldinga red...

Si hay algo que caracteriza al ser humano es su inexorable tendencia al tedio infinito, al menos en los últimos tiempos. Recuerdo aquellas reflexiones en relación con lo que implica el aburrimiento (AburrimientoAburrimiento IIAburridoTrabajoEl fondo)...

Aburrido como puede estar todo aquel que se desencanta, la frustración por el devenir propio de los días y sus noches, lo que es tal vez diferente a la sensación de desasosiego propia del que necesita estar distraído, o en tal caso concentrado. cualquiera sea la razón, el motivo o el resultado de un ejercicio de pensamiento. Por una parte se encuentra la indisposición por hacer, por carecer de sentido o ser indiferente a las razones propias de ese "deber ser", un esquema de valores y principios que distan del "ser" o del "es", y que sobrepasan cualquier escala racional de correspondencia moral e incluso lógica. La respuesta de la mayoría suele estar en unos días adelante, en el tan anhelado viernes, en donde la existencia es una carga que se sobrelleva a punta de alcohol o de cualquier otro distractor, de tal forma que el mismo quehacer, las obligaciones, las ocupaciones, también constituyen una forma adicional de llenar la cabeza con sensaciones, percepciones y pensamientos "felices", todo con el fin de nunca, nunca, nunca (jamás), pensar en la razón de las cosas, en los por qué, en las consecuencias y en general en lo que viene, pero a partir de lo que se queda...

Estoy empezando a odiar un poco la rutina de todos los meses, los pagos que se traducen en colas en bancos, por la pereza y la atención a la deuda ante una falsa seguridad de dinero en los bolsillos, ser tan libre que no se pueda disponer debidamente de los espacios y los tiempos para al menos acabar con los pendientes, en alguna suerte de orden que deje solo aquellos más graves, los que algún día tendrán que resolverse.

Y en medio de todo, el aburrimiento, el tedio...