Me estaba acordando de algo y llego a mi cabeza una sensación extraña, una memoria envuelta en un aroma que me hizo dejar lo que estaba haciendo para detenerme a ahondar en aquello. No es en principio de lo que tenia pensado escribir, pero me sirve de alguna manera para hilar lo que pienso (igual, es solamente un ataque de melancolia, es simple y sencilla).
Las personas funcionamos de maneras diversas y en desacuerdo incluso con lo mas natural y obvio de la existencia. Somos un desafío permanente a la propia vida, al equilibrio y al balance de nuestro mundo; y es que es solo mirar a nuestro alrededor para ver que somos aquello discordante y que tan solo deja a su paso una sombra de desolación acorde con nuestra pretensión de ser seres "superiores".
Pues, tan superiores somos, que las cosas mas pequeñas a nuestro alrededor pueden destruirnos, pese a que nuestro intelecto se encuentra elevado y ciertamente la curiosidad típica de nuestra especie parece no poder dejar de lado nada que se prime de ser irreconocible o inabarcable.
Pero somos enemigos de nosotros mismos, la única especie sobre el planeta cuyo predador natural es precisamente el mismo (o nosotros mismos). Y entonces, estamos condenados a destruirnos a nosotros mismos o unos a otros. La vida parece ser un entrenamiento continuo para pasar por encima de otros. Claro esta que es convenientemente disfrazada por nuestros instructores como el "sobresalir" o el animo de "ser el mejor". Pero si examinan bien las cosas, podrán darse cuenta de que cuando se logra algo en el ámbito humano, es muy fácil que esto recaiga en el bienestar de alguien mas; perdidas, quizá algunas efímeras, pero otras graves.
Claro esta que si se viviera con la pretensión de nunca hacer daño, habría que ni siquiera levantarse de la cama o mejor aún, tratar de morir rápido, aguantando la respiración o morir de tedio contando ovejas con los ojos bien cerrados, esperando que ni siquiera con una mirada podamos ejercer un contacto "personal", que pueda herir a otro. Si; en este punto llega uno a considerar esto como algo inútil, el buscar un termino medio para no "dañar". Pero la solución es simple y es que de las heridas todos podemos recuperarnos, al fin y al cabo que estos envoltorios mortales, tienen la pretensión de recuperarse de aquello que se lleva parte de nuestras fibras (y eso puede ser tomado para todo tipo de daño). Además que de alguna manera necesitamos sentir dolor para sentirnos vivos; aunque no parezca, en las sensaciones primarias (dolor, placer), esta sintetizada la vida en términos físicos e incluso a veces sustancialmente la vida en todo sentido; ya que asemejamos el dolor que nos causan nuestras otras dimensiones (razón y emoción) a lo puramente físico (instinto).
El dolor es algo que nos consolida, ya que es con el que medimos en muchos sentidos nuestra fortaleza; aquella capacidad de resistencia, tanto del cuerpo como de nuestro propio carácter (para no indagar en cosas como el espíritu y otros temas de tipo casi esotérico). Pero parece ser que la gente muchas veces se cree demasiado esa lucha por la consolidación y busca formas (algunas de ellas muy creativas) para causarse dolor. La gracia del asunto esta en que el dolor debe llegar, pero no debemos buscarlo, y se que en algunos casos resulta difícil escapar al impulso auto destructivo de clavarnos agujas, de auto mutilarnos o aun mas de buscar todo aquello que nos haga mal (eso no debe ser tomado de manera "tan" literal); Pero a la final se puede.
Todo aquello malo que necesitamos para apreciar lo bueno, llega. Siempre es así, dentro de los ciclos propios de la espiralada escalera que nos conduce inevitablemente a la muerte, puede doblarse el camino y podemos encontrar pasos que nos llenen de una infinidad de sensaciones.
¿Entonces? El gusto esta en probar y dejarnos llevar por aquello que venga; Volar si es el caso. Lo bueno, es que siempre, siempre, podemos caernos, caer estrepitosamente en picada; limpiar nuestras heridas, recoger nuestras alas; tomar impulso y saltar de nuevo. ¿Para que caminar si puedes volar?
Imagen sacada de Aqui.
Las personas funcionamos de maneras diversas y en desacuerdo incluso con lo mas natural y obvio de la existencia. Somos un desafío permanente a la propia vida, al equilibrio y al balance de nuestro mundo; y es que es solo mirar a nuestro alrededor para ver que somos aquello discordante y que tan solo deja a su paso una sombra de desolación acorde con nuestra pretensión de ser seres "superiores".
Pues, tan superiores somos, que las cosas mas pequeñas a nuestro alrededor pueden destruirnos, pese a que nuestro intelecto se encuentra elevado y ciertamente la curiosidad típica de nuestra especie parece no poder dejar de lado nada que se prime de ser irreconocible o inabarcable.
Pero somos enemigos de nosotros mismos, la única especie sobre el planeta cuyo predador natural es precisamente el mismo (o nosotros mismos). Y entonces, estamos condenados a destruirnos a nosotros mismos o unos a otros. La vida parece ser un entrenamiento continuo para pasar por encima de otros. Claro esta que es convenientemente disfrazada por nuestros instructores como el "sobresalir" o el animo de "ser el mejor". Pero si examinan bien las cosas, podrán darse cuenta de que cuando se logra algo en el ámbito humano, es muy fácil que esto recaiga en el bienestar de alguien mas; perdidas, quizá algunas efímeras, pero otras graves.
Claro esta que si se viviera con la pretensión de nunca hacer daño, habría que ni siquiera levantarse de la cama o mejor aún, tratar de morir rápido, aguantando la respiración o morir de tedio contando ovejas con los ojos bien cerrados, esperando que ni siquiera con una mirada podamos ejercer un contacto "personal", que pueda herir a otro. Si; en este punto llega uno a considerar esto como algo inútil, el buscar un termino medio para no "dañar". Pero la solución es simple y es que de las heridas todos podemos recuperarnos, al fin y al cabo que estos envoltorios mortales, tienen la pretensión de recuperarse de aquello que se lleva parte de nuestras fibras (y eso puede ser tomado para todo tipo de daño). Además que de alguna manera necesitamos sentir dolor para sentirnos vivos; aunque no parezca, en las sensaciones primarias (dolor, placer), esta sintetizada la vida en términos físicos e incluso a veces sustancialmente la vida en todo sentido; ya que asemejamos el dolor que nos causan nuestras otras dimensiones (razón y emoción) a lo puramente físico (instinto).
El dolor es algo que nos consolida, ya que es con el que medimos en muchos sentidos nuestra fortaleza; aquella capacidad de resistencia, tanto del cuerpo como de nuestro propio carácter (para no indagar en cosas como el espíritu y otros temas de tipo casi esotérico). Pero parece ser que la gente muchas veces se cree demasiado esa lucha por la consolidación y busca formas (algunas de ellas muy creativas) para causarse dolor. La gracia del asunto esta en que el dolor debe llegar, pero no debemos buscarlo, y se que en algunos casos resulta difícil escapar al impulso auto destructivo de clavarnos agujas, de auto mutilarnos o aun mas de buscar todo aquello que nos haga mal (eso no debe ser tomado de manera "tan" literal); Pero a la final se puede.
Todo aquello malo que necesitamos para apreciar lo bueno, llega. Siempre es así, dentro de los ciclos propios de la espiralada escalera que nos conduce inevitablemente a la muerte, puede doblarse el camino y podemos encontrar pasos que nos llenen de una infinidad de sensaciones.
¿Entonces? El gusto esta en probar y dejarnos llevar por aquello que venga; Volar si es el caso. Lo bueno, es que siempre, siempre, podemos caernos, caer estrepitosamente en picada; limpiar nuestras heridas, recoger nuestras alas; tomar impulso y saltar de nuevo. ¿Para que caminar si puedes volar?
Imagen sacada de Aqui.