viernes, 13 de febrero de 2015

Poder y libertad

Tomado de: http://www.imagenessincopyright.com/2014/08/playa-de-tailandia-durante-la-puesta.html
Ayer, dentro de las diferentes actividades de la noche, vi un video, en el cual una persona llenaba cuidadosamente un planeador, de esos en que se consignan eventos a futuro, metas, razones y una logística cuidadosa para llevar a cabo las tareas; Esta persona daba razones, exponía condiciones y resolvía preguntas de manera previa al hacer. Esto, me hizo pensar en los pendientes, en los presentes, porvenires y devenires.

En mi caso, no puedo tener tan claro un cómo, en especial cuando ese interrogante refiere a mi vida, puesto que las cosas de otros, las del trabajo incluso, siempre están acompañadas de sus propios afanes, donde palabras como 'urgente', 'inmediato' y otras, pierden su significado, dado que lo laboral es el espacio de los caprichos personales e institucionales, en donde quien tiene poder, mando o una posición privilegiada, por lo general sufre de espasmos Napoleónicos.

El poder corrompe, aunque eso tal vez no sea cierto, porque en sí el poder hace grande a la persona que lo posee, pero  no de la manera cliché en que nos han intentado envolver las máximas resultado de las frases facilistas de amplio uso y poco entendimiento esgrimidas a lo largo del desarrollo personal. Según estas, ser grande es encontrarse dotado de virtudes magnas, alguien revestido de cualidades morales superiores, que en esencia lo dejan en un estado de pusilanimidad que lo haga extremadamente útil para todos los demás.

Lo cierto es que si se le da una herramienta a alguien que represente la posesión de atribuciones importantes, que afecten a otros, por lo general la va a usar, y muchas veces no estará exento de abusar, por la simple razón de que muchas veces el poder se concentra de mala manera y recae en un alguien que no sabiendo qué hacer con él, abusa. El abuso de poder estaría tan presente en nuestra consciencia como la misma ansia, la que tendría origen en ser abusado, en estar en el extremo de la ecuación en donde se tiende más hacia la miseria, donde se debe obedecer, agachar la cabeza, callar.

Esta circunstancia generaría profunda inequidades, estrechos mundos en los cuales más de uno nos hemos visto sumidos. En donde los intereses, las necesidades, los quereres individuales deben ceder ante los del poder. La dominación encuentra sentido cuando se refiere a la voluntad personal como la causante de este tipo de circunstancias, con una lógica fría, tan cruel como el modo de producción que rige al mundo, en donde se supone que hemos decidido tener la vida que tenemos, hacer el trabajo que hacemos, vivir en donde vivimos, comer lo que comemos.

Claro, la voluntad y la decisión nos permiten un rango de maniobra que en todo el mundo de occidente es tomado como la libertad, pero la cual claramente está desde la misma teoría limitada. Claro, resulta natural que limitemos nuestro actuar a los constructos ciertos de la vida en sociedad, lo que tomamos también como natural, como principio fundante, indiscutible. Aunque, tal como lo he sostenido, no es algo inconcebible, puesto que cada cual debe sacrificar algo de sí con el fin de construir un bienestar común.

Muy bello, ideal, interesante. En el papel. En la práctica son muchas las circunstancias que limitan nuestra autonomía, puesto que no se trata de que tengamos todas las opciones, y claro, somos libres de vivir en donde queramos, pero ni tanto porque cada lugar tiene un dueño y la única manera de lidiar con esos intereses es teniendo un poder de adquisición (dinero); De igual manera somos libres de trabajar en lo que queramos, sin embargo tendremos que primero prepararnos según el estándar aceptado y que esta preparación se adecue a las normas sociales y a las comerciales, desde ahí tendremos que ser capaces de dar valor a nuestro actuar y a nuestro desempeño, con una posterior prueba en falso de aptitudes y contrariedades que empiezan cuando se requiere nuestra experiencia especifica para trabajar de manera igualmente específica, de suerte que para obtener algo, tenemos que primero demostrar que no lo necesitamos, o sencillamente correr con suerte y lograr aprender de otra manera.

Lo cierto es que terminamos sometidos a la demanda, haciendo parte de una oferta que quizá no fue la mejor, tal vez porque dentro de la libertad no pudimos ser artesanos, músicos, poetas o pensadores, porque eso directamente no es deseable, porque todo está hecho, todo se encuentra pensado o porque la cultura también responde a una idea de lo sobresaliente.

De libertad poco si se tiene en cuenta que se debe trabajar en lo que salga, porque de otra manera el dinero se agota y ya no somos tan libres para dejar de pagar la renta, ni somos libres ni siquiera de vivir sin usar recursos como el agua o la energía eléctrica. En efecto somos libres de no pagar, aunque eso no implica que la deuda siga creciendo con vida propia, que permita posteriormente que todo lo que se abone a nuestro inexistente pero libre patrimonio, sirva para cubrir aquello que libremente se decidió deber. Pero lo curioso llega cuando no se tiene nada, solo a sí mismo, en ese instante lo que se debe se paga con uno mismo, y la libertad de manera más aparente, más superficial también se acaba, cuando te toman y te impiden irte, salir, moverte. Y entonces tal vez solo seamos libres de pensar, ¿o no?

miércoles, 11 de febrero de 2015

Debida y correctamente informado

Fuente: http://www.imagenessincopyright.com/2014/09/cubo-de-rubik-ordenado.html
Nuevamente he sido sorprendido por la capacidad de las redes sociales como difusor, controlador y homogenizador de corte absoluto dentro de la dinámica mediática que rodea las construcciones de pensamiento de las gentes del común.

{Paréntesis: Me refiero a la gente del común sin ninguna intención pretenciosa u ociosa por el insulto de ese otro que incluso puede estar leyéndome, sino como una realidad de aceptación, cohesión e integración social de la cual suelo estar prudente o imprudentemente distanciado}.

Siempre me ha sorprendido hasta un extremo que raya en el terror, la influencia que los medios tienen en la gente, al parecer esa idea del "estar informado" es una excusa para que algunos individuos se nutran de unas ideas que aun ajenas se introducen hasta el punto de hacerlas propias, de convertirlas en el propio pensamiento, en la propia razón, cuando en realidad esto es solo una aceptación, una dominación por cuenta de los conceptos ajenos que conlleva la supresión de aquel yo racional, crítico y dado a la discusión y la construcción de conocimientos al igual que la disposición de consensos creados a partir de un verdadero cruce de ideas, que en tanto deberían ser disimiles o tener sentidos diversos, para que todo no se trague entero.

Pensar, he sostenido en muchísimas ocasiones es problemático, conlleva una carga necesaria de consciencia que aturde de manera racional al plantear inconvenientes para el normal desarrollo de nuestras vidas, no tanto porque no sea posible seguir adelante, pero el cuestionamiento genera ruido, y la mayoría de las personas prefieren hacerse las sordas antes que prestar atención, porque es preferible a detenerse por un momento a observar, a sentir, a dejarse llenar de realidad aun cuando se tenga la capacidad de descender a cualquier universo fantástico.

Aquel rito de ungimiento en el pensamiento es cierto, doloroso, de ahí que los perceptivos, conscientes y racionales en realidad tengan una vida trágica en tanto que los falsos iniciados se conforman, son felices con eso que han recibido pero que entienden como concebido por ellos mismos. El engaño hace parte de nuestras vidas, es posiblemente el único axioma que no requiere discusión, al menos no de manera abierta, porque la mentira es un demonio que se guarda bajo el brazo, que se esconde estrechamente aun cuando pueda repercutir en alguna manifestación nauseabunda. Es justificable, pero aun mas, es deseable cuando se realiza de manera parcialmente consciente, cuando afecta solo a quien lo enfrenta.

El engañado persiste en su engaño, se nutre del mismo y lo hace público con gran alboroto, puesto que para el esta realidad inventada es lo más deseable. De esta manera se considera informado, insisto, aun cuando sus fuentes son dudosas, cuando se confunden los hechos con las opiniones, y no es que resienta estas últimas, pues en mi caso las reflexiones y constantes opiniones tienen para mí el mayor de los valores, pero no por eso son incuestionables ni pueden ser controvertidas. Así, cada poca información es transformada en uno más de estos hechos, que suelen constituir una opinión solida, informada, racional y consciente en apariencia, pero que en el fondo no posee ninguna base, ningún principio fundacional.

La relación entre una idea o concepto propio y uno al cual el individuo fue sometido, radica en que los consensos que construyen ideas o pensamientos, tienen varias capas y estas constituidos a partir de diferentes tipos de argumentos, que tienen relaciones entre sí incluso con otros conceptos subyacentes, pues la información es dinámica, al igual que los pensamientos. De ahí que una construcción sólida implique la reducción, ampliación o reversión de la información por procesos de inferencia, deducción o inducción, que generalmente se realizan a través de varios cuestionamientos del tipo: ¿por qué?

Conocer la razón por la cual se sostiene algo, de manera diversa o contingente a un simple 'si', es una de las consecuencias lógicas de un pensamiento debidamente construido, aún cuando no se responda a todos los niveles que requeriría la estructura de una opinión sólida. La graduación de esto, no viene al caso, pero generalmente para el correctamente informado, para esta persona del común, al segundo ¿por qué? ya le corresponde un sí rotundo, o una respuesta categórica, negligente y grosera aun peor que evidencia como esta información no debe ser cuestionada, en tanto es absoluta, casi siempre en atención a la fuente, como una típica falacia autoritaria, de ese otro que sabe como pensar, y que usa su talento para la manipulación, para la homogenización del pensamiento a través de la información.




viernes, 6 de febrero de 2015

Viernes otra vez

Tomado de: http://www.imagenessincopyright.com/2014/07/llave-antigua-con-fondo-claro.html
Seguir con este blog, con el ritmo que tuve el mes anterior no es nada fácil. Los días se hacen una constante que aun no tan repetitiva como podría (en un sentido de estar peor), si conllevan una rutina que guarda un peso considerable al acumular quehaceres en medio de los deberes y quereres. La cotidianidad se rodea de plazos, límites y tiempos, que sumados a los lugares necesarios para el amor y la dicha, terminan limitando el ocio, dentro del cual muchas veces esta bitácora no tiene un lugar determinado.

Escalas, graduaciones y medidas. No es de ninguna otra manera en que se sobrevive al ritmo de vida desde lo establecido y comúnmente aceptado. La corriente generalizada de pensamiento nos obliga a establecer prioridades y a buscar términos de referencia para nuestras vidas que se adecuen al discurso de la eficiencia, del rendimiento. De esta manera también hemos terminado por asimilar al ocio como algo improductivo y que debe casi que ser escondido, dejado a un lado y enterrado de la más felina forma. Pero algunos hemos optado por no establecer vergüenzas basadas en criterios ajenos, en especial ante lo ilógicos que resultan, contradictorios, ladinos y tan propios de estas sociedades que premian lo perverso por interposición de la virtud que está más gastada que las reflexiones al respecto.

Dejarse ir, dejarse llevar. Dejar ser.

Así, cada espacio es tan importante y tan especial como circunstancial. Porque la circunstancia es un camino necesario para la llegada a una consecuencia de índole significativo, lo cual tampoco implica que cada acción deba responder a un antecedente solemne o que revista de la mayor importancia para nuestra vida. Cada pequeña cosa de la cotidianidad incluso, está marcando una estela de puntos que conforman la línea de nuestras vidas, la cual no es recta como ya lo he mencionado varias veces, sino que resulta sinuosa, reptante, caótica.

Es ese mismo sentido del caos cósmico el que forza que cada una de mis acciones queden de manera impune ceñidas a la uniforme discontinuidad de mi haber, lo cual celebro cuando me permite permanecer lucido dentro de la red entrópica de mis propios pensamientos.

Ese mismo sentido del caos me llevó a titular esta entrada, porque es viernes otra vez, porque nuevamente todo confluye hacia el verdadero aprovechamiento del tiempo libre (ja, aprovechar), o simplemente porque si.