viernes, 25 de abril de 2014

Envidia

Durante unos días me tomé un merecido descanso, de ahí que no ocupara tiempo en publicar alguna entrada, y cabe anotar que no es cuestión de no tener nada que decir; es solo que a veces las palabras se entrecortan aún mientras se piensan, puesto que son muchas cosas, sucesos, situaciones y personas; Todo, tal vez por culpa de la maldita rutina que nos acorrala, que enreda la conjugación de nuestros verbos más simples, por lo que no es tan extraño que todo se interrumpa, que las cosas queden a medio camino, a medio trazo, a media palabra.

Es curioso que mucha gente que descansa bastante (y que en principio hace más bien poco), hable también en estos términos (merecido), pero me hace detenerme a darme cuenta (pensar) que a veces parte de mi odio por extensión del ser, también es en parte envidia.

No es raro escuchar que algunas personas detestables estan mal dotadas de una "buena estrella", de suerte, algo que inclina la balanza y que dentro de una imagen de la misma como justicia, crean situaciones que pueden llegar a ser insoportables. Pero aceptemoslo, la mayoría de lo que produce bienestar se encuentra distribuido con absurda inequidad, y generalmente pese al valor que representa el trabajo y la honestidad propia de todas las relaciones humanas (o así debería ser), quien termina beneficiado no es necesariamente el mejor.

El complejo vado de la modernidad, ha intentando mostrarnos las ventajas de la competitividad, la eficacia, el rendimiento; por eso se evaluan gestiones, se hacen metas y se califican riesgos, sin embargo, en todo sistema hay un parasito que puede esconderse dentro de la maquinaria y como elemento del conjunto, hacerse participe de los beneficios atribuibles a todo este. El elemento discordante que goza de inercia absoluta, pero que aún así se vanagloria de los resultados de todos los demás componentes. La pieza repetida, innecesaria, de repuesto; aquello que no falta, pero que pese a sobrar no es eliminado.

Lo anterior quiere decir que en una carrera como esta, hay muchos caballos que mantienen un galope apenas suficiente para llegar a la meta, mientras otros tantos se deshacen por llegar en primer lugar. Así, otra contradicción de lo moderno, que se busque lo mejor, pero que lo mediocre pueda pasar desapercibido y el esfuerzo sea incluso premiado.

Claro, me desvié buscando la envidia, pero la verdad tampoco la encuentro muy bien y por ahora la dejaré en el tintero...

miércoles, 16 de abril de 2014

Semana mayor

Atención

Este espacio personal no tendrá entradas de aquí hasta el próximo jueves 24 de abril.

Motivo: Profunda reflexión y arrepentimiento.

Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja

lunes, 14 de abril de 2014

Habladores...

La gente habla mucha mierda. Llevo varios minutos intentando que se me pase un dolor de cabeza producto de mi propia incapacidad por alcanzar un grado mínimo de calma. Aunque también puede ser producto de la espesa vociferación y constante parloteo de las personas que me rodean.

Mucho del tiempo perdido de trabajo de las personas se ocupa en la constante platica de cosas sin importancia, o de una importancia relativa, y claro, puedo contradecirme al restarle espacio a los dramas y esquemas personales en desarrollo de la máxima universal del egoismo, pero mi propio espacio, y la forma de pensar la manera en que se supone deben adelantarse las dinamicas laborales, me impide revestir esta circunstancia de más valor del que tiene. ¿Por qué? Simple, hay un límite razonable de cosas que nos importan de los demás, mediada por el grado de interrelación, interés y responsabilidad para con la relación con cada otro; Es decir que a los pobres desafortunados seudo transeuntes realmente no nos importan las vicisitudes de las vidas ajenas, y particularmente no suelo ser tan morboso y chismoso como el grueso de las personas, en especial cuando muchos no tienen nada de interesantes a simple vista. Me refiero también a la carreta típica de cada cual, una nimiedad tras otra y expresada a un volumen innecesario para un sitio en que las paredes parecen utilería de una película de bajo presupuesto.

...

 

miércoles, 9 de abril de 2014

Entrada a la carrera

Olvide por completo lo que iba a escribrir. Era un tema totalmente interesante y lleno de matices magnificos que iluminaría las crasas existencias de quienes leen esto (?).

Pero eso me recuerda, que esto de los blogs ha perdido importancia. Las personas al parecer usan la mayor parte de su tiempo en internet en cosas indistintas, antes eran ciertas redes sociales, ahora se considera que se usa más el microblog, o las aplicaciones o plataformas fugaces como Twitter o Pinterest. Creo que la gente ha perdido el interés por este tipo de portales, e indagaré cuales son los intereses regulares de los internautas, aún cuando he señalado varias veces que escribo principalmente para mi.


Solo para efectos de prueba, me permito preguntar a mis ávidos lectores:

1. ¿Cuantas horas al día ocupa en navegar en internet, o en usar aplicaciones móviles con internet? (Los jueguitos del móvil como Candy Crush y las aplicaciones de chat cuentan aquí)

2. ¿En qué tipo de sitios ocupa principalmente su tiempo en internet? (Blogs de contenido extenso como este; microblogs y sitios de sharing como pinterest, tumblr, etc.; portales de noticias o información; redes sociales, Facebook, etc.; otros, ¿cuáles?)

martes, 8 de abril de 2014

¿A quién no?

Cada día de esta vida me cuestiono, sobre el cómo y el por qué de las cosas; los problemas explosivos, las cuestiones tendenciosas del ambiente, las dificultades del ser y del estar y otras tantas cosas que acosan mi consciencia, y parte de mi imaginación. He tenido que luchar con unos demonios personales tan fuertes que podrían llegar a atemorizar casi a cualquiera, al más fuerte de todos, al que resulte indolente, recio, o sabio.

Lo que he aprendido poco a poco, de manera progresiva y gracias a mi continua experimentación, la cual el ojo inexperto podría confundir con un errar metódico, es que cada vida necesita una dosis suficiente de drama existencial, de un malestar que soberbiamente llene de significado cada uno de los días, para contrastar con cada bienestar, tragedias que resalten las buenas nuevas, los episodios felices y aquellos instantes que vale la pena recordar y atesorar.

Con todo y ello, me sorprende como todo el mundo guarda con mayor celo la nostalgia, o rodea y enmarca cada episodio memorable, de alguna carga pesarosa, lastimera o con un tinte de marcado fracaso. Quien crece, recuerda los momentos pasados de su niñez como aquella circunstancia deseable y perdida para siempre, la libertad, la vitalidad y todo aquello que necesariamente, u obligadamente debía acontecer, pero que considera materia de un hecho pasado, un periodico de ayer...

Llegué a esta reflexión al leer a mi amigo y colega AV, quien sabiamente y con su estilo pulcro, impecable, relata aquellas cosas de la cotidianidad que se asoman en cada respiro y con cada pestañeo. Luego de una brillante introducción encuentro que las cosas especiales le pasan a cualquiera, "como a todos". Esta lectura, más exactamente estas palabras, me motivaron a escribir esta entrada.

¿Y a quién no?

Al parecer todo el mundo (todos), cae en la frivola tarea de trivializar partes de su vida en función de zurcar mejor por las oleadas de tragedias, desamores y altercados propios de su curso; seguramente es proque el manual de petete de la seudoayuda indica que para superar los problemas, los mismos deben achicarlos, aunque cualquiera que sepa de física debe saber que a mayor presión, mayor temperatura, con lo que reducir artifialmente los problemas lo único que causa es que estos estallen...

Una de las peores formas de minimizar algo personal, es incluirlo dentro de una generalizacion que toque a un conjunto mayor e indeterminado en el cual cada uno sea una mínima parte o algo tan efimero como el grado que pretende darsele al problema; me explico, cada cosa deja de tener la importancia para el universo individual en la medida en que aplica para todo el grupo social al que se pertenece, lo que nos devuelve al "como todos", "como a todos", o "¿a quién no?".

Tambien puede obtarse por trivializar al objeto, la situación, si acaso el sujeto no puede ser total o correctamente reducido, puede circunscribirse la situación a una esfera de generalización que invisibilice la misma, de forma que ya se aplica un "como todo".

El problema principal, es que este tratamiento genera escenarios en que la capacidad para afrontar un impasse se desdibuja al dar paso a una reducción, la via fácil que consiste en no otra cosa que en sacar lo propio y meterlo dentro del costal de cosas que tienen los demás y que por reflejo resulta simple en términos de diagnostico y solución (mi manera molesta de decir que se ve la viga en el ojo ajeno, y no la paja en el propio). Entonces, tenemos personas que se quejan de no tener autoestima, pero no dan lugar para un auto conocimiento y auto reflexión que permita descubrir sus fortalezas incluso a través del contraste, porque no hay lugar a un engaño más grande que el considerar que la percepción es única y parte de la gran capacidad para sentir, procesar pensamientos y emociones, dentro de la lógica de la experiencia que curiosamente para la mayoría de pesonas implica directametne sabiduría, cuando en muchos casos no es más que vejez, un cúmulo de deberes que se incrustan forzosamente en el desarrollo de cada persona, y que por intermedio del hacer, transmutan el ser hasta volverlo dispensable, igual, como todo, como todos.


Nota: No logro concentrarme del todo, este trabajo es una sucesión de eventos malucos sin ningún orden que los haga más tolerable, con tanta gente con palabras raídas y colmadas de una extrema banalidad... No sé como hago.

viernes, 4 de abril de 2014

A media marcha

El tema con los viernes es que todo el mundo se encuentra a media marcha, o tiene poco o nada de ganas de hacer, lo que naturalmente se ha visto en la obligación de realizar, muchas veces por decisión propia.

O es posible que cada día nos estemos quedando sin más opciones, o es lo que pienso cuando reflexionó como me habría gustado ser pescador o artesano, y vivir de la naturaleza; o tal vez un artista marcial entregado a la disciplina del cuerpo...

Pero no, hay que comer. Y por duro o difícil que nos resulte, las personas que se dedican a pescar, a los artes manuales o a las artes marciales, pueden bien terminar en las calles de nuestra abarrotada ciudad, coleccionando malas miradas y lastima en forma de monedas o sencillamente vivir en una pobreza que haría sonrojar al mismísimo Yisus.

A esta hora me lamento un poco, al no tener la libertad de poder quedarme en casa a reflexionar sobre la vida y los otros demonios y angeles que rondan mi cabeza, y sin embargo, debo quedarme aquí a la sombra de este computador, a expensas de algunos pendientes y de unos cuantos propósitos no tan inmediatos, cosas que pueden y deben ser postergadas ante la sombra funesta del cansancio por haber hecho tanto o más de lo que correspondía en días anteriores...

Lo bueno es, que es viernes.