Es sorprendente (de cierta manera), y tal vez solo a mí me lo parezca; Estuve mirando algunas imágenes de una página "artística". Uso las comillas, porque al parecer el arte es tan efímero y relativo como la persona que los observa, y a mí particularmente algunas cosas no me lo parecen tanto. En esta página se relata con fotografías la vida de un par de personas, de una pareja de personas muy “bonitas”. Algunas de estas imágenes son muy sensibles y muestran el fondo de sus protagonistas, su interior, de una forma que solo refleja el arte, y es por lo cual –seguramente– que a la fotografía se le considera como tal. Sin embargo también noté muchas poses, muchísimas más de las necesarias; Aunque quien me dice que es "necesario" (o a quien le puedo decir yo), que es lo que puede considerarse como normal dentro de la medida de aquel deber ser, que atropella mis pensamientos y que a veces de manera absurda me hace sentir de alguna manera superior (o simplemente raro).
Lo cierto es que la vida, la percibo no solo estática, si no de alguna manera arreglada para encajar; Aquellas poses son las mismas que tan a menudo veo en todo tipo de situaciones, y en todo tipo de medios. La impronta personal que distingue a cada individuo, ha sido reemplazada por una imagen exterior que ha trascendido a la interior y la ha reemplazado por completo. Todos parecen modelos, ¿qué modelan? Muchas cosas. Desde la ropa que con tanto esfuerzo compraron motivados por una necesidad artificial, pasando por los accesorios, tecnología, cortes, estilos; Hasta su propia imagen, construida para acercarse lo más posible a los estándares de lo que se considera como deseable, porque la idea no es tanto encajar porque si, si no resaltar, llamar la atención de alguna manera.
La pose es muy importante, porque fingir lo es, tanto, que cada cual que intenta vivir de acuerdo a quien es y cómo se considera, siempre va a estrellarse contra los demás; la sinceridad es algo que se exige, pero no se valora, no se entiende. Cada persona demanda de otros lo que le falta para sí, pero en general busca, sin querer encontrar, y la vida se le va buscando, porque encontrando siempre conseguiría un traspiés, un tropiezo que lo llevará a caer. La estabilidad es buena, en cambio tropezar es malo porque se afecta la pose, eso que puede quedarse para la posteridad, para el momento en que miremos atrás con la ilusión de encontrarnos con una imagen de nosotros que realmente nos agrade, porque el espejo es tan sincero que nos lastima, y al mirarnos en él, encontramos raramente algo agradable.
En efecto siempre los valores en sociedad se han movido gracias a la necesidad por la inclusión en la misma, o al menos en el grueso de la población que determina cuáles son esas características. Posamos para fingir que hacemos parte de algo, en los retratos familiares nos volvemos familia, así nos detestemos los unos a los otros; En las reuniones sociales sonreímos, con todo y lo miserable de nuestra existencia y en muchas otras situaciones posamos, como compañeros de trabajo, colegas, amigos. Se nos olvida a veces que la principal razón de nuestras existencias es preocuparnos por una ingrata persona que jamás nos va a recompensar del todo el esfuerzo: Por nosotros mismos. Entonces no tiene mucho sentido creernos abiertos a los demás o entregados en alguna forma, o no al menos mientras no conciliemos cada uno de los aspectos de nuestro ser. Estamos fraccionados gracias al influjo de todos aquellos que intentan construirnos, de tal manera que a medida que crecemos, necesitamos que cada una de nuestras partes se una, y como sabrán todos, sumar fracciones siempre es de lo más difícil.
Hablaré de matemáticas de personas otro día, hoy tengo que tratar de no ser más un cero, para que lo que se multiplique conmigo no se reduzca a nada.
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