viernes, 26 de junio de 2015

Reflexión mojada, para una lluvia mejor

Algunos días empiezan diferentes a otros. Somos el resultado de una consciencia dividida o incluso difusa, un producto o un conjunto que tuvo lugar, pero que no corresponde con una circunstancia espontánea. Venimos al mundo como resultado del amor y el deseo, pero negados de presente a ellos en la medida en que nuestra concepción establece lazos que con esfuerzo intentamos replicar a lo largo de toda una vida, muchas veces sin éxito.

Los errores constantes deberían construir una existencia completa, coherente, con un grado de consecuencia y de mesura al menos relativo frente a la cotidianidad, no esa que en sí misma intenta destruirnos a partir de la excesiva repetición y del establecimiento de rutinas que pueden ser resultado de la corriente generalizadora, aquella misma que nos impone los hábitos y las necesidades, porque muchos de nuestros aspectos deben de alguna manera estar previamente ajustados y determinados a lo que el colectivo expone (impone) como bueno o adecuado. Lo anterior no quiere decir que las reglas sean malas en sí mismas, en tanto su ideal se corresponde con la idea de una sociedad civilizada y pacífica, o cual implica la cesión de libertades, caprichos, derechos y posibilidades, e incluso la supresión en cierta medida de la propia independencia, autonomía y libertad.

El error es una prueba constituyente de la inexorable voluntad del caos cósmico, de la tozudez del propio ser humano, y consecuencia de la racionalidad del accionar al igual que de la levedad del pensamiento La acción contempla siempre un sinnúmero de valores, escenarios y sentimientos cruzados, de tal manera que no podemos ser enteramente lógicos, racionales o emotivos. El balance vendría a ser algo enteramente relativo, y no del tipo que permite actuar desaforadamente o incluso banalizar los aspectos relativos a la existencia, porque no, la relatividad no es igual a nimiedad o desarticulación de la evidencia objetiva, y la aproximación desde un sujeto tampoco desconoce o desestima una percepción, la idea derivada de la misma o un argumento resultado de todo el proceso cognitivo que torpemente se hiló anteriormente.

Hoy soy un ser sometido y atropellado por el error, mojado por la lluvia y atacado por la falta de defensas efectivas contra un ambiente que está plagado de circunstancias que enferman, y en donde la ausencia se me convierte en dolor y el dolor a la vez en ira. Tal vez me falta inteligencia emocional para lidiar con que no sea como yo quiero, con que las cosas no resulten de la manera en que las pienso, y es que puedo enfrentarme a casi cualquier cosa, menos a contrariar la propia idea que tengo sobre lo que me es más cercano: yo mismo.





lunes, 22 de junio de 2015

Pausa para "WTF"

Hay días de aquellos en que no se puede dejar de pensar: ¿Pero qué?... O ¿qué onda?, o, What the fuck?

Sí, no importa el idioma, no importa la propia forma, el sentimiento es el mismo. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué necesidad? El mundo intenta agobiarnos por cuenta de su indecible necesidad (y necedad) por plantear las cosas de la manera menos natural o menos lógica posible. Tal vez anteriormente haya hecho alguna suerte de reflexión sobre lo que implica lo "natural", al igual que el sentido que tiene la lógica y como en algún sentido estas no son ideas contrarias, lo que sí es que dependen del esquema racional de quien hace este examen.

Pero toda perspectiva racional es insuficiente cuando se trata de hacer ciertas determinaciones y de establecer los presupuestos para la acción de otros. La planeación y los sistemas de gestión, al menos a nivel institucional, adolecen de una profunda falta precisamente de ese análisis que les da sentido, lo que me lleva a pensar que en el objetivo de hacer, mostrar y gestionar, se hace un olvido consciente de lo que precisa el manejo de todo tipo de recursos y talentos, en donde debe tenerse en cuenta naturalmente que se está tratando con personas, circunstancia que hace las cosas diferentes, los escenarios de planeación tan únicos, que no pueden estandarizarse protocolos o procedimientos que sirvan a su vez para muebles, papas, perros o materiales de desecho.

Somos seres humanos, con ciertas necesidades únicas que trascienden las esferas de la necesidad y de las obligaciones. Claro, estos temas son muy poderosos a expensas de lo que ata o aterriza a cada persona y que no tiene que ver con otra cosa que con la idea que según el tipo de sociedad, o el espectro cultural en que se desarrolla la persona, le circunscribe a escenarios en los cuales ha de ser, y debe hacer, lo que no impide que se hagan desarrollos personales que no deben resultar incompatibles con esas esferas obligacionales, es lo que en principio puede llamarse libre desarrollo de la personalidad y que pomposamente es defendido por políticos, juristas y defensores de lo humano, pero que en realidad no se entiende como dimensión y muchas veces no pasa de ser un eslogan de campaña.

Aterrizando todo esto, es incomodo por no decir otra cosa que los espacios laborales estén delimitados a la producción y al resultado, pero esto es normal, dado que de lo que se trata no es de realizar a cada persona en esa dimensión suya que es el trabajo o la profesión, sino de hacer todo lo posible por explotar al máximo la plusvalía. Para eso basta leer cualquier análisis económico medianamente serio y que críticamente no esté subvencionado por alguna rama ultra capitalista, a cualquier nivel institucional o académico. Probablemente esta afirmación no resista este trato superficial que le estoy dando, pero en este momento no intento abordar este problema que subyace a la misma esencia del mundo y que podría estar analizando algún día. En este momento me ocupa la consecuencia, la que procura que se establezcan reglas para la forma de laborar, pero sobre todo que se pongan de presente los límites dentro de los cuales se debe desarrollar esta actividad laboral, que a veces resulta hasta necesaria (y me odio un poco por esta justificación), cuando lo que se requiere es una actividad mecánica y prolongada, lo que curiosamente es lo peor recompensado y con el mayor grado de abuso.

Pero también existen imposiciones inexplicables, malucas, dentro del contexto de un trabajo de carácter intelectual. Y no me es fácil entrar en materia o hacer una crítica directa a lo que me generó el malestar que ahora se plasma en este texto. Se trata de pensar en el sentido que tiene la forma, las imposiciones derivadas de la sobre exposición diaria a la burocracia.

En este contexto entonces, resalto el motivo de mi inconformidad, la razón que en principio sirvió de combustible para estas líneas: el bloqueo sistemático a ciertos sitios de internet, dentro de la red de mi sitio de trabajo.

Insisto, ¿cuál es el sentido de bloquear contenidos de la red? a muchos les parecerá un lugar común el que las redes sociales se encuentren bloqueadas dentro de los trabajos, tal es el caso de Facebook, Twitter e incluso Youtube, sin embargo el catalogo de sitios a los que no se puede acceder, es bastante extenso. Las excusas que he encontrado a través de los años, en tanto esta situación no es nada nueva, tienen que ver con el hecho de que se exceden los anchos de banda y se consumen recursos de sistema necesarios para algunos procesos al interior de las diferentes entidades / empresas, de igual manera he encontrado que algunos justifican el hecho de este tipo de bloqueos en aspectos de rendimiento laboral, llegando al extremo absurdo de considerar que esto ayuda a las personas a concentrarse más en el trabajo. (*inserte risas*)

La generalidad de nuestros ambientes laborales contemporáneos es que se encuentran constituidos por cubículos, separaciones para delimitar espacios de trabajo y aprovechar en mejor manera los recursos, como el mismo espacio, porque si fuera factible nos pondrían a unos encima de otros, pero se supone que también se deben tener en cuenta los factores laborales como la dignidad y otras cosas que van de la mano con la gestión del talento humano, pero que en general están enfocados para ser tratados como un problema, un inconveniente, como aquel de que las personas tengan que usar el baño, hacer pausas activas, comer...

De igual manera se ve como un problema el que la gente tenga a bien espacios o momentos de alguna clase de esparcimiento, de tal suerte que en mi caso particular no puedo acceder por decir algo a la plataforma de lectura / escritura Wattpad, porque seguramente eso sería nefasto para mi productividad laboral, aunque curiosamente este bloqueo se mantiene aun en horas que se supone son de descanso como el medio día, y también luego de la misma jornada laboral, en donde no habrá problema si sacrifico de mi tiempo libre para "hacer más", pero si en que acceda a ciertos sitios.

La prohibición y el bloqueo se extienden a sitios como Deezer y Spotify, de tal suerte que ni siquiera se permite que se escuche música mientras se trabaja, circunstancia que no veo como puede interferir en el rendimiento. Ahora, son muchos más los sitios que son objeto de bloqueo, y muchos de ellos derivan de sitios personales, pero principalmente cualquier portal que pueda ser considerado como de ocio o que tenga contenidos ligeros. Blogger por alguna razón, se encuentra a salvo de los esfuerzos censuradores, tal vez dado que los correos electrónicos no son objeto de bloqueo, eso si que sería un despropósito. Todo esto surgió porque fue a revisar algunos documentos para una investigación que realizo, la cual podría llegar a tocar efectos laborales, pero en todo caso si va de la mano con algunos de mis intereses académicos, y ciertamente me puso a pensar que en mi trabajo requiero altas capacidades críticas y de investigación, estar al tanto de realidades de múltiples ámbitos políticos, económicos y jurídicos, pero con todo y eso no tendría por qué estar bloqueado parte alguna de la red, a donde es mi derecho llegar, más cuando a las redes bloqueadas puedo acceder desde mi smartphone, por lo que realmente toda justificación a este tipo de medidas es tecnocrata, fascista, y muy metida en la lógica de que se deben tener trabajadores adoctrinados y que tan solo ejecuten tareas mecánicas, lo cual estaría muy alejado de las mismas razones de ser de mi profesión, así como de la labor encargada y ejecutada.



viernes, 19 de junio de 2015

Tiempo después

Han pasado ya un poco más de tres meses y este espacio que se supone sirve entre otras cosas para garantizar (de alguna manera) la integridad de mi mente ha estado desocupado, libre de pensamientos, reflexiones y especulaciones. Tal vez yo no haya estado como tal desocupado, o tal vez me he ocupado de mala manera, como todo conmigo. Toda explicación es insuficiente, y lamentable, porque me lleva a las continuas razones de antes, las excusas del ayer que aún son las del hoy, lo que vuelve cada día una parte de un ciclo, un paso dentro de la misma curva del espiral. Y lo tengo tan claro que realmente no me es posible planear una escapatoria.

Es curioso como pasan las cosas, un movimiento en la rutina el cual tal vez no resultó de la manera planeada, porque toda estrategia puede adolecer de ese defecto ajeno, y seguramente es una proyección de culpa, sin embargo la seguridad y la consecuencia son efectos y virtudes personales que no deberían tener una consecuencia tan adversa, pero está el otro.

La otredad siempre ha llamado mi atención como una parte necesaria de lo relacional, por simples razones como que se hace inevitable, aún a pesar de la mejor interacción con cuadrúpedos e inanimados, con el sol, la luna, las estrellas y el viento. No, el otro no se va, no puede eliminarse, y de cierta manera tampoco puede ser del todo evadido.

De esta manera resulta no menos que imposible llevar una vida que pristinamente no cuente con el factor humano externo, y en mi caso esa realidad cuenta con una fuerza absoluta ante la externalidad, por la misma razón de ausencia de poder y libertad de la que ya me he ocupado. Vivir en estado de consciencia, así sea de manera parcial resulta complejo, conlleva un alejamiento de lo que está naturalmente establecido y que de manera clara es insuficiente.

Mi cabeza entonces se ocupa en circunstancias problemáticas generadas por otros, con soluciones, tiempos y determinaciones que exceden lo que puede ser considerado como cierto, justo o coherente. Plazos, indicaciones y contraindicaciones, todo esto amarrado a la necesidad, o simplemente a la falsa seguridad y a la misma desidia de enfrentarse a cualquier cambio, salvo que el mismo esté correctamente planeado y se corresponda con un estilo de vida, con un deber ser en términos del ser, una existencia agotada  y que no tiene más asiento que la propia certeza de llegar al día siguiente, pero buscando un plan a futuro. Un estado de contradicción, un sinsentido que parte de una idea impropia, que a su vez desemboca en una consecuencia incierta, incompatible, indeseada.