Capítulo I.
Marta y Diego
<< En unas circunstancias diferentes, habría sentido una enorme felicidad al encontrarse en un sitio como ese. Sumergida en largas hileras de toda clase de ropa, distintos estilos y un armario por el que era posible caminar, entrar en él y nunca más salir; claro, como si pudiera vivir de faldas, vestidos y pantalones. Siempre le había encantado la ropa que vendían allí, los colores eran extrañamente adecuados a sus necesidades, sin contar con los mejores precios de la ciudad. El letrero de la entrada no sugería de forma alguna el contenido del almacén, con su letrero de aspecto frutal y vivos colores, aquello era una bodega, en donde en algún momento vendieron una gran cantidad de ropa traída de la China... >>
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