jueves, 12 de julio de 2012

Reflexiones de odio


Hace unos días vi una excelente película que me hizo reflexionar. No es que las obras cinematográficas dicten mi forma de vivir o sean el antecedente lógico de profundas epifanías. No, es simplemente que los primeros 3 minutos de la historia parecen un reflejo completo de mi vida, con una inusitada similitud:
"I hate my neighbors. The constant cacophony of stupidity that pours from their apartment is absolutely soul-crushing. It doesn't matter how polite I ask them to practice some common courtesy. They're incapable of comprehending that their actions affect other people. They have a complete lack of consideration for anyone else and an overly developed sense of entitlement. They have no decency, no concern, no shame. They do not care that I suffer from debilitating migraines and insomnia. They do not care that I have to go to work or that I want to kill them. I know it's not normal to want to kill them. But I also know that i am no longer normal. I hate that baby. I hate that baby's fat, stupid, face".
Claro, para algunos es algo como un estilo de vida, pasársela de pelea con el mundo, tener mala actitud, o simplemente reaccionar contra el sistema, pero en casi todos nosotros eso no es más que una contradicción puesto que estamos sumergidos más allá del cuello y en realidad es más difícil de lo que pueda llegar a parecer el oponerse de una manera verdadera, de forma que sea notorio.

Pude darme cuenta que al igual que el Frank de la película, también tengo algunas ideas extrañas para los demás, y me doy cuenta que seguramente tengo muchas cosas que odio, y otras tantas que detesto, con lo cual se me ocurrió necesario hacer una lista, haciendo la separación funcional entre odiar y detestar según la carga motiva que requiero para cada una de las acciones y lo profundo que cala cada situación en mis entrañas.


ODIO:

- Que me llamen "parce", "mono", "marica" o "güeon", en especial dentro de una conversación que pretende ser seria.
- Que no me dejen dormir.
- El ruido excesivo, la bulla innecesaria.
- La alegría expresada en risas estrepitosas, exageradas y ridículas.
- Los Blackberry y a quienes los usan.
- A mi ex-novia.
- El transporte público, en especial en cualquier hora pico.
- Los viernes.
- El reguetón.
- Los realities.
- A la gente que está "en la onda".
- Los chicles encontrados bajo de las mesas, sillas, bancas y similares.
- La mala ortografía.


DETESTO:

- A las personas que usan mochilas indígenas, y entre más sucias y rotas las tengan, más los detesto.
- A los intelectualoides y en general a cualquier clase de potentado ñoño con ínfulas de grandeza, grandilocuencia y actitud prepotente con el uso desmedido de autores y citas.
- Las preguntas estúpidas y reiteradas acerca de eventos cotidianos.
- Los hippies y en general todos los que lo pretenden ser, los seudoespirituales y toda variante cochina y chirri de estos personajes.
- A los insulsos, vacíos, superficiales e idiotas.
- El olor del betún.
- El pensamiento colmenar y la dinámica de masas que obliga a hacer todo en grupo.
- Paulo Coelho, Walter Risso y cualquier tipo de literatura de auto ayuda y motivación.
- El fanatismo de cualquier tipo, incluyendo el religioso y el de los deportes.
- A quién arroja basura en la calle, al igual que a quien desperdicia agua.
- La gente desconsiderada, a los sobre-considerados y a los que falsamente son caritativos o humanitarios.
- El uso indiscriminado de los pitos de carros y motos, como si los mismos tuvieran efectos telekineticos o sirvieran para algo más que desesperar a otros.
- El excesivo y ridículo patriotismo.
- Las generalizaciones.


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