Hace cuatro años en unas elecciones presidenciales, en un pais de la mancha (de sangre), de donde poco o nada bueno se saca en materia política, se elegía a un gobernante...
Hoy, se elige otro...
Son pocas realmente, las ocasiones en que me veo motivado a escribir algo sobre el contexto político en que nos movemos, sobre el nefasto curso de lo que aún se denomina democracia, sin serlo. Ya un par de veces he tomado un tiempo para hacer alguna reflexión gastada, la que probablemente no es menos cierta o menos intensa que la de aquellos que se dedican a esto; sin embargo, lo bueno es que me pertenece, y eso siempre será un gran añadido.
Este es un país de grandes contrastes, y más de un atrevido se esforzará siempre por resaltar que el mismo está constantemente rodeado de un halo de realismo mágico. Esta referencia aparentemente culta sobre un gran escritor de esta tierra -y un estilo literario-, es uno de esos caballitos de batalla para los justificadores; esas personas que todo el tiempo se encuentran disfrazando la realidad y pasandola a través de un lente que torne menos gravosas las cosas, que disfrace los hechos, algo como las también famosas cortinas de humo, que se manufacturan como producto de primera mano y calidad, pero que no son de exportación. Claro, es que ya no se exporta, porque producir y trabajar acá se ha hecho costoso, tanto o más que sacar algún producto al exterior, a menos que se tenga una poderosa industria de un producto que no se de facilmente en otros paises y que resulte aceitado y bendecido con el favor del libre comercio, ayudado por el latifundio desproporcionado y la acumulacion de tierras concatenado con la administracion del pais en favor de intereses propios.
Pero más allá de los errores, horrores y crimenes de uno u otro gobierno (refiriendome casi que exclusivamente a uno solo de ellos), actualmente nos encontramos estancados entre la canallada y el afán, o búsqueda rampante del poder; por una facción de compatriotas (para usar su propio discurso) que parece estar centrada en una lógica totalmente guerrerista, vengativa, canalla, radical y ante todo muy conservadora. No se trata solo de la polarización necesaria que se produce cuando el ser político se manifiesta, porque es claro que no podemos estar todos de acuerdo y en consenso perfecto, menos en lo que se refiere a la forma de hacer las cosas en la esfera pública y estatal. Este país ha tenido una evolución que ha mostrado los errores de la apertura económica desprovista de un refuerzo al mercado interno y la protección de la industria nacional, tambien que el consumo sin un soporte de ingreso conlleva al afianzamiento de las diferencias sociales, a un marcado desequilibrio en la distribución de recursos.
Aún con todo aquello, parece que lo importante a la hora de escoger un programa político, son las contingencias del imaginario determinado que rodea al mismo. La idea alrededor de un candidato hace el todo en la política colombiana y sobrepasa a las ideas de dominación que establecieran los sociologos clásicos, puesto que ya no se trata nisiquiera de algo carismático o la idea de un liderazso a través de algún mérito que suponga el seguimiento de una persona.
Se trata de algo diferente, de la suposición de una [falsa] garantía de seguridad, lo cual es totalmente coherente con la semiotica del Estado, aquel monstruo de proporciones míticas que todo lo domina, que todo lo cobija, que todo lo asegura, y que dispone sobre la totalidad de esferas de los individuos que lo dotan de poder. Si lo examinanos cuidadosamente, estas ideas no están tan lejos del fanatismo de corte religioso, que precisamente han servido al marginado histórico para justificar su abuso.
Hablar sobre marginación es tocar al pueblo colombiano desde su misma concepción, un largo cúmulo de abusos que conviertieron a los conquistados en colonizados (pasando por esclavos), luego a sometidos y por último a administrados, bajo una lógica vertical que no ha permitido mayor flexibilidad ni movilidad social a lo largo de más de 500 años.
Me refiero al marginado, como aquella persona de base que está al margen de la distribución de recursos y en la parte más baja de la escala social. Al parecer según nuestro medios -totalmente confiables (?)-, son estas personas las que han impulsado el resultado del cual hoy, de esta manera tan extensa como cargada de ira e intenso dolor, me he permito hacer casi una diatriba al respecto.
Las acusaciones hacia el conglomerado que optó por el candidato que hoy me motiva a escribir estas lineas, varian entre la ausencia de razón, la falta de capacidad cognitiva y la marcada ignorancia; culpa que compate ese grueso de ciudadanos a los cuales este pedazo de tierra entre el tropico les vale poco o menos que nada. Claro, culpas podemos hallar y achacar por miles, tanto a los que se abstienen, como a los que eligen mal, sin embargo a esta instancia prefiero ocuparme de lo escogido, del por qué esta 'base de la socidad' se avoca a un posible presidente que representa todo lo que está mal con la política y con la socidad (tremenda frase de cajón), a quien se le acusa de ser un títere, al igual que de atentar contra la seguridad del Estado, y de muchas otras cosas que escapan a mi propio conocimiento.
Lo cierto es que en esta fecha, las personas parecen estar conducidas hacia un arrebato por el manteniento y garantía de la libertad, de aquella para moverse supuestamente en el país, aun cuando no tengan los recursos para ello, es la sola idea, puesto que es lo único que basta; una libertad idílica sostenida en la premisa de un gobernante con 'mano firme', que pueda -supuestamente- poner freno a un movimiento peligroso que aún hoy suele causar más pavor que cualquier monstruo de closet, nada menos que el comunismo. Lo curioso es que un pueblo que adolece de una marcada ignorancia, producto no menos que de la falta de oportunidad que ha supuesto la mala administración desde hace más de 12 años, de la política pública, donde en una lógica guerrerista precisamente, se destinan montones del dinero de los impuestos para sostener una guerra que solo existe cuando se requiere un motivo de naturaleza electoral, un conflicto que parece tan lejano, tan distante, pero a la vez tan natural, y que muchos saben que existe, pero no viven realmente en tanto no estan expuestos a los efectos de la violencia y el crimen que se encuentra tras los campos de batalla, que nos son otros que los campos en que viven aquellos a los que groseramente he llamado marginados.
Pero más allá de los errores, horrores y crimenes de uno u otro gobierno (refiriendome casi que exclusivamente a uno solo de ellos), actualmente nos encontramos estancados entre la canallada y el afán, o búsqueda rampante del poder; por una facción de compatriotas (para usar su propio discurso) que parece estar centrada en una lógica totalmente guerrerista, vengativa, canalla, radical y ante todo muy conservadora. No se trata solo de la polarización necesaria que se produce cuando el ser político se manifiesta, porque es claro que no podemos estar todos de acuerdo y en consenso perfecto, menos en lo que se refiere a la forma de hacer las cosas en la esfera pública y estatal. Este país ha tenido una evolución que ha mostrado los errores de la apertura económica desprovista de un refuerzo al mercado interno y la protección de la industria nacional, tambien que el consumo sin un soporte de ingreso conlleva al afianzamiento de las diferencias sociales, a un marcado desequilibrio en la distribución de recursos.
Aún con todo aquello, parece que lo importante a la hora de escoger un programa político, son las contingencias del imaginario determinado que rodea al mismo. La idea alrededor de un candidato hace el todo en la política colombiana y sobrepasa a las ideas de dominación que establecieran los sociologos clásicos, puesto que ya no se trata nisiquiera de algo carismático o la idea de un liderazso a través de algún mérito que suponga el seguimiento de una persona.
Se trata de algo diferente, de la suposición de una [falsa] garantía de seguridad, lo cual es totalmente coherente con la semiotica del Estado, aquel monstruo de proporciones míticas que todo lo domina, que todo lo cobija, que todo lo asegura, y que dispone sobre la totalidad de esferas de los individuos que lo dotan de poder. Si lo examinanos cuidadosamente, estas ideas no están tan lejos del fanatismo de corte religioso, que precisamente han servido al marginado histórico para justificar su abuso.
Hablar sobre marginación es tocar al pueblo colombiano desde su misma concepción, un largo cúmulo de abusos que conviertieron a los conquistados en colonizados (pasando por esclavos), luego a sometidos y por último a administrados, bajo una lógica vertical que no ha permitido mayor flexibilidad ni movilidad social a lo largo de más de 500 años.
Me refiero al marginado, como aquella persona de base que está al margen de la distribución de recursos y en la parte más baja de la escala social. Al parecer según nuestro medios -totalmente confiables (?)-, son estas personas las que han impulsado el resultado del cual hoy, de esta manera tan extensa como cargada de ira e intenso dolor, me he permito hacer casi una diatriba al respecto.
Las acusaciones hacia el conglomerado que optó por el candidato que hoy me motiva a escribir estas lineas, varian entre la ausencia de razón, la falta de capacidad cognitiva y la marcada ignorancia; culpa que compate ese grueso de ciudadanos a los cuales este pedazo de tierra entre el tropico les vale poco o menos que nada. Claro, culpas podemos hallar y achacar por miles, tanto a los que se abstienen, como a los que eligen mal, sin embargo a esta instancia prefiero ocuparme de lo escogido, del por qué esta 'base de la socidad' se avoca a un posible presidente que representa todo lo que está mal con la política y con la socidad (tremenda frase de cajón), a quien se le acusa de ser un títere, al igual que de atentar contra la seguridad del Estado, y de muchas otras cosas que escapan a mi propio conocimiento.
Lo cierto es que en esta fecha, las personas parecen estar conducidas hacia un arrebato por el manteniento y garantía de la libertad, de aquella para moverse supuestamente en el país, aun cuando no tengan los recursos para ello, es la sola idea, puesto que es lo único que basta; una libertad idílica sostenida en la premisa de un gobernante con 'mano firme', que pueda -supuestamente- poner freno a un movimiento peligroso que aún hoy suele causar más pavor que cualquier monstruo de closet, nada menos que el comunismo. Lo curioso es que un pueblo que adolece de una marcada ignorancia, producto no menos que de la falta de oportunidad que ha supuesto la mala administración desde hace más de 12 años, de la política pública, donde en una lógica guerrerista precisamente, se destinan montones del dinero de los impuestos para sostener una guerra que solo existe cuando se requiere un motivo de naturaleza electoral, un conflicto que parece tan lejano, tan distante, pero a la vez tan natural, y que muchos saben que existe, pero no viven realmente en tanto no estan expuestos a los efectos de la violencia y el crimen que se encuentra tras los campos de batalla, que nos son otros que los campos en que viven aquellos a los que groseramente he llamado marginados.
¿Por qué libertad? Esa es la idea que se encuentra intimamente ligada a la de seguridad, aún falsa, aún falaz. A este proyecto de nación se le viene embaucando desde siempre con la promesa de libertad, y aquellos que dominan, se han encargado de hacer cierto aquella máxima frente a la cual 'la esperanza es lo último que se pierde'. Y esto no es nada diferente de la realidad de quien no tiene nada o tiene muy poco, y que ni consciencia le han dejado desarrollar, quien solo vive esperanzado y con un conocimiento de sí mismo que se limita a la comida del día, para quien la ilusión se materializa en novelas, en realities y en futbol, lo que no hace nada difícil que alguien con la suficiente habilidad mesianica, con la capacidad manipuladora de un estafador a gran escala; consiga aunar a sus fieles, tal como aquellas iglesias de corte radical a la espera de ser llevados al más allá por una inteligencia superior, lo que equivale posible suicidio colectivo, y que en todo caso no lleva a nada bueno. El arte de esta dominación basada en la esperanza está en someter a través de engaños tan elaborados que aún cuando parecen absurdos, son los que más tienen efecto en las mentes de los marginados, quienes aún cuando pueden saber de antemano lo imposible de las promesas encarnadas en su mesias, prefieren un sufrimiento estoico en esta etapa, con miras a una recompensa ideal, utópica. Es un engaño perfecto.
En los últimos años se han dado a la tarea de convertir a la libertad en una moneda de cambio, con sus varias especies y motivos, de cara a la posibilidad de hacer fortuna con ella, y añadirla con otros intangibles explotados por unos pocos, por la escaza minoría, la misma que se beneficia de la guerra y de la explotacion indiscriminada del territorio y los recursos nacionales, para quienes el Estado es una mina, una torta o una masa frutal que debe ser convertido en sustancia gelatinosa para untar (guiño).
Moverse tranquilamente por el territorio nacional o darle duro a la guerrilla no deberían ser afirmaciones suficientes como postulados estructurales de campaña, puesto que la seguridad del Estado es una política institucional y no la bandera de uno u otro candidato.
Sin importar de que uso literario nos valgamos para mitigar la realidad de esta pobre nación tropical, lo cierto es que aquí todo puede pasar, tanto así que vamos de un lado a otro de la balanza economica, política, social; somos una economía fuerte (?) o en vía de desarrollo, que sin embargo evidencia desbalances y crisis que ponen en riesgo las más elementales nociones de macroeconomía. Y es que estamos día a día pagando, subsidiando un aparataje estatal inconveniente y abusivo, sin contar con los múltiples errores o desaveniencias que cometen quienes también son elegidos popularmente, para hacer las leyes de este país, con el fin de establecer los marcos de accion en un territorio de normas, pero en el cual todo, absolutamente todo se puede torcer, incluyendo la voluntad, la consciencia y el sentido común.
Aquí todo vale y todo puede pasar, sin embargo estamos creando consciencia poco a poco, quizá solo en las redes sociales y en escritos tan largos y crudos, que nadie leerá completamente. Al menos me queda la tranquilidad de no haberme quedado callado, y no ser indolente aún cuando no tenga un principio activo en política, pero me he sumado desde hace muchos años a quienes hacemos uso de las pocas herramientas para hacer valer nuestra voluntad, lo cual se frustra con la propia voluntad y la posición de quienes están peor, a quienes la sociedad y el país político han marginado aún más, pero que prefieren tener la falsa seguridad de unirse contra ese enemigo invisible (comunismos, castro-chavismo), que buscar lo mínimo para alimentar sus cuerpos y sus espíritus. El hambre ha generado un ambiente de extrema violencia en este país, de necesidad y caos; pero la ignorancia lo llevará a su destrucción.
Aquí todo vale y todo puede pasar, sin embargo estamos creando consciencia poco a poco, quizá solo en las redes sociales y en escritos tan largos y crudos, que nadie leerá completamente. Al menos me queda la tranquilidad de no haberme quedado callado, y no ser indolente aún cuando no tenga un principio activo en política, pero me he sumado desde hace muchos años a quienes hacemos uso de las pocas herramientas para hacer valer nuestra voluntad, lo cual se frustra con la propia voluntad y la posición de quienes están peor, a quienes la sociedad y el país político han marginado aún más, pero que prefieren tener la falsa seguridad de unirse contra ese enemigo invisible (comunismos, castro-chavismo), que buscar lo mínimo para alimentar sus cuerpos y sus espíritus. El hambre ha generado un ambiente de extrema violencia en este país, de necesidad y caos; pero la ignorancia lo llevará a su destrucción.
Lo curioso, es que este asunto se definirá entre el futbol, la negacion y la resignación de costumbre.
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