domingo, 24 de diciembre de 2017

Maldita navidad

Cada año esta "fiesta" es más perversa, inicia más temprano y erosiona más mi paciencia. Se comporta de la peor manera posible conmigo y me hace sentir que nada ha cambiado, que aún sigo siendo aquel infante con fastidio de que para poder estrenar una nueva pieza de ropa, luego de varios meses, tuviera que aguantar un espectáculo complejo, una tragicomedia amenizada por el alcohol y las malas decisiones. Compartir con alegría, compartir en familia para evitar los problemas, hacer buena cara y evitar cuestionar cualquier cosa.

Pero esto no es nuevo para mí, ya lo decía desde 2007:

Todo esto de las fiestas, no se ustedes, pero a mi no me gusta; es el colmo de la hipocresía. Una que nos enseñan desde pequeños, cuando tenemos que portarnos bien para que nos compren el muñeco de moda o la muñeca, o el juguete en todo caso que nos han vendido todo el tiempo en la tv. Todo eso para que después le salgan a uno con poco mas que un par de medias y un juguete parecido pero no igual al querido. Así las cosas, queda claro que lo que hacemos "bien", es solo una excusa para poder recibir a cambio algo; es el colmo del mercantilismo en donde tenemos que poner un poco de guirnaldas, moños, el árbol, que el pesebre y otro montón de cosas, que si no compraramos, a lo mejor podríamos pasar unas mejores fiestas; Celebrando con un muñeco de una construcción progresiva de un imaginario mercantil y gringo, algo que no nos pertenece, en donde se corresponde con una blanca navidad; cuando no hay nieve en el trópico, y reitero como lo leí por ahí de un señor ::W::; el granizo NO es nieve. Entonces, ¿que nos queda?, unas fiestas que son la excusa para gastarse un poco de plata y que al menos en mi caso es salir de la rutina para entrar en algo peor, en una etapa en que algunas personas siempre se encargan de deprimirme y de dejarme en la peor de las condiciones por el hecho de que para ellos las navidades son una época hermosa y alegre y claro, la alegría debe ser lograda a partir de la miseria y la tristeza de otros; así es; Simple. Por eso yo los invito a compartir distinto, a acercarse a los suyos todo el maldito año y no solo al final con la excusa del regalo, a comer delicioso y en familia siempre que se pueda, a dar y a esperar un abrazo siempre y no porque estamos contaminados del espíritu festivo del viejo barrigón de mejillas coloradas.

Vivan a su modo y hagan las cosas porque se les da la gana y no porque las fechas asi lo ordenan o simplemente es "cool" o esta "in"; La moda ya nos tiene lo suficientemente jodidos; Mas bien, descansen; yo, estoy pensando seriamente en pasar esas fechas, Solo.

Y volví a ser grave para 2009:


Y si, históricamente estas fiestas (con esto me refiero a la navidad, ni más ni menos) me deprimen, me molestan; esto por muchas razones, tanto por la anestesia personal de cada cual, ejemplarizado creo yo en especial por la alegría extraña que emana de las personas quienes ayudados por los medios creen esta una época especial y llena de cosas para compartir y en el cual la regla por defecto es la felicidad (cosa que no puede estar más lejana de la verdad).
Pues bien, yo creo que lo natural en las personas usualmente es la miseria, otra cosa es que podamos llenarnos de motivos para sonreír y eso contribuya a sacarnos la sonrisa del diario, esa dosis de tranquilidad y relativa alegría necesaria para pasar cada día, para algunos cosas tan simples como el café, para otros complicados hechos y consecuencias que más tienen que ver con sus intrincadas frustraciones que con lo simple que puede resultar estar bien. Cada cual se siente bien a su manera o disfraza su miseria para que los demás vean ese disfraz de felicidad, y en este mundo en donde ser feliz es resultado de tener éxito, pues es muy bueno mostrar nuestros logros, y más si por alguna razón nuestros dientes colaboran.
Pues bien, es normal de una u otra manera, pero se vuelve tan común, tan cotidiano en estas fechas, que de alguna forma resulta ridícula; se encuentra sustentada en cada esquina con algo postizo, con un adorno altamente contaminante, con un sentido alienado de lo que es una celebración, traducida en la irresponsable forma de hacer las cosas, como el ejemplo de la energía eléctrica usada en las lucecitas, desperdiciándola, sin importar tantos problemas ecológicos, ambientales, que podrían mitigarse si se decidiera hacer una fiesta sin ellas, pero todo el mundo se limita a decir "tan lindo el alumbrado", pero detrás de eso hay mucho de daño, y los que vemos el daño y no gustamos de las cosas brillantes, ni nos deslumbramos por los colores vivos, somos tachados de raros, asociales o cualquier otra cosa que se le ocurra a alguien y que pueda a uno asociarlo con el Grinch.
Pero no solo se produce daño ambiental en estas fechas, el daño psicológico también es muy real. Si, a la mayoría les resulta simpático ver a sus familiares, que les den regalos, viajar, que les den regalos, comer cosas especiales, que les den regalos, bailar o pasársela de rumba, que les den regalos, tomar hasta enloquecerse y ¿por qué no? ¡Que les den regalos!; pues bien, a mi no me parece, no me gusta, me deprime (y de hecho las últimas vacaciones fueron un ejemplo de lo malo que es hacer todas esas cosas anteriormente listadas, aún el viajar resultó poco gratificante).
Es una completa mascarada, un circo como muchos de los esquemas sociales humanos, se dice que andas compartiendo pero en realidad es una de las realizaciones del ego, se busca tomar (yo), bailar (yo), que me regalen (a mí, osea yo) con lo cual esto desata sensaciones tan superficiales que después traen un vacío, uno tan complicado que hace que mucha gente se sienta mal cuando recupera su rutina, y lo peor es que por conveniencia terminan culpando a su vida normal y la pesadilla de rojo y verde (y azul gracias al comercio) se queda impune.
Son ideas difusas pero que debería uno ponerse al menos a pensarlas por unos momentos, es que mal que bien no sirve para nada el momento, más que para darse gusto, solo que en otras épocas del año si tenemos claro que hacemos, pero en navidad todo se queda en tutaimas y en otras peripecias de una fiesta que más que todo obliga a consumir, hasta la conciencia; comes tantas cosas, que después todo se vuelve desecho.

Y en 2014:

Este maldingo diciembre está acabando con mi paciencia. Es terrible ser el único (al parecer) de mi oficina que tiene que trabajar, o que quizá no puede dejar su trabajo a un lado para dedicarse a hacer vida social de alguna manera. A algunos les extraña que hable de mi en términos de no gustar perder mi tiempo y de venir a trabajar, en lugar de hacer amistad o de cualquier otra actividad de índole social ajena a mi propia carga de trabajo. Entiendo aunque no comparta, el que muchas personas tengan su cabeza puesta en otra parte y eso les dificulte la vida, o el trabajo, y que esto se escude, justifique y hasta disfrace con la denominada "alegría decembrina", lo cual, reduciéndolo de manera brusca, no quiere decir sino que el resto del año son miserables.

Como pueden darse cuenta, la navidad es un asco. Y este año, no será la diferencia.


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