domingo, 6 de diciembre de 2009

La fuerza de la palabra (II)

Navegando entre mi propio blog, me encontré con algo muy bello que escribí al principio de este año; Recuerdo que me inspiré en lo que le leí a A.V. en su propio sitio (donde por cierto no me paso hace rato). Espero que les guste:
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Quisiera hoy dedicarme solo a pensar, a meditar sobre mis palabras, a construir nuevas, a escribirlas una y otra vez hasta que queden grabadas en los cimientos de las ciudades...

Dejar de nuevo que mi alma brote a través de mis dedos, que se exprese, que se elongue, que logre llegar a los oídos grandes y a los sordos, construir el puente indestructible de Benedetti, con ella por supuesto; buscar sentido a mis canciones, darle verso a mis miradas , engalanarme de amor en las madrugadas y dormir con arrullos de luna; quiero ver la mañana y reírme, carcajearme con el rugir de las nubes, danzar en sinfonía con el clamor del viento, aterrorizar a las aves con mi silbo mañanero y detestar cada pestañeo porque me hace perder de la luz tranquila, la de cada uno, la que narré en mis reflexiones y la que he buscado, encontrado y perdido sin reparo...

Quiero aprender a escalar los tejados, a saltar los arboles, a pulir las castañas y a consentir los duraznos; quiero una victoria sobre el segundo, una primavera que dure mientras añoro el invierno, un abrazo desmedido, sincero y de proporciones cosmicas; cubrir al universo con una mueca, derribar el continente de los lamentos, profanar la tumba de la gracia.

Ser y estar cada vez sin medida, con el gesto adecuado sin el tiempo justo; iría hasta allá pero esta vez vamos a ir los dos cada uno medio camino; lo importante es que vamos a encontrarnos.

Gracias a los que piensan, pese a lo problemático que resulta, a los que sienten pese al doloroso resultado, a los que sueñan por dar sentido a la realidad y a la fantasía, a los que leen por llevarse la Fuerza de la palabra, la esencia del alma y el cariño del escritor.

1 comentario:

Paito Riaño dijo...

Maravillosa energia la que destilan tus palabras, leerlas una y otra vez sea con la rapidez de la emoción o la calma de la reflexión dejan una sonrisa en mi rostro.