Domingo. Día de descanso y reflexión, el día más pensado, necesitado y probablemente en el que se llevan a cabo la menor cantidad de tareas posibles. Para mí usualmente es un descanso de lo que se ha hecho en la semana, un día para no ver gente, para la reflexión, introspección y para encontrar -y buscar- más pensamientos que den cuenta de respuestas, o que me planteen preguntas más interesantes.
Bueno, cada día más, noto con terrible sorpresa, que lo que se me ocurre es capitalizado por otros, que en definitiva para sobresalir no basta con tener algo interesante para decir, si no que es necesario que alguien que importe, lo haga a uno importar, o en el mejor de los casos, hay que saber venderse; Eso último es difícil, en especial con las serias fallas en la educación, incluso desde la familia, en donde probablemente muchos de nosotros nos hayamos enseñado a mantener el perfil más bajo posible, por eso traté de renunciar a todas esas creencias, aunque algunas de ellas aún pesan.
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