Y estas ganas de vivir, ¿quién me las quita?
Con todo, cada momento vivido se ha quedado fuertemente pegado a mi ser; Es un hecho, no estoy hecho para experimentar la mayoría de las cosas como todos, probablemente sea la terquedad absoluta, la terrible desconfianza, el modo y forma de acercarme a la hechos, personas y situaciones; los inconmensurables desajustes emocionales y la eminente contundencia de mi rechazo a lo comúnmente aceptado, o lo que podría ser un disenso generalizado, malestar existencial...
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