viernes, 28 de marzo de 2014

Cielo

El azul del cielo de hoy me tiene un tanto sorprendido.

Es un tanto sospechoso, de un color firme, claro, que hace olvidar el contorno, el polvo y la contaminación. Que quizá sirve para alejarse del panorama político que nos aborda, de los continuos ires y venires de un mundo totalmente circunscrito al egoismo odioso y rampante, de ese que causa problemas a todo nivel, asi como la predacion de todo lo bueno y bello que hay para compartir.

Por eso me sorprende el cielo; porque nadie se lo ha podido robar, y todos pueden gozar de él, con esta hermosa configuración del azul que es resultado de nuestra atmósfera única, y que en esta ciudad se pobla de espesas nubes que para mi propia sorpresa en eldía de hoy son claras, del blanco que sirve para hacerle contraste al paisaje, aunque me resulta complicado que no pueda bajar la vista hacia la ciudad por su espeso manto de gris y ladrillo, apenas con unas pocas manchas verdes para disimular, cruzada a todo lo largo y ancho con vehiculos a motor... caminos sobre transitados, una ciudad que no para, que descansa solo unas pocas horas a la madrugada...

jueves, 27 de marzo de 2014

Somos

Somos poco menos que el reflejo de alguien o algo más. La descendencia conlleva la dilución de la especie, de la raza, del conocimiento, aunque se considere que el mismo se transmite incluso geneticamente.

Somos como estamos y parecemos menos de lo que somos. El mundo se ha hecho grande a expensas de la grandeza humana individual bajo el estandarte de la supremacia del mundo humano civilizado, el mismo que ha impuesto una consciencia colectiva y unos conocimientos aprehendidos e innecesarios para reemplazar la curiosidad propia de la creatividad e intelecto de la especie.

Somos una mancha en donde antes había un trazo firme, una sombra en donde antes yacía una silueta definida y con un volumen correspondiente a una estampa lúcida.

Somos café en la mañana, almuerzo al medio día y desgane en las tardes.

Somos eso, y mucho menos...

miércoles, 26 de marzo de 2014

Entre nubes

Bogotá D.C.

El clima ciclotímico, bochornoso y friolento a la vez; que golpea a esta ciudad es una cosa peligrosa. Y ha causado a mi parecer una epidemia de tosedores y tosedoras compulsivos, personas que, afanadas por las reprimendas laborales, prefieren ir a sus trabajos a expensas de su salud, y la de otros, y contribuir malamente con la cacofonica melodía rutinaria de la oficina citadina.


Esto sin embargo, no es tan grave o supone un disturbio menor para las acosadas mentes y resistentes existencias de las personas que a diario dan lo mejor de si mismas con el afán de hacer arribo a los espacios reducidos en que a expensas de computadores, cosedoras, perforadoras, y cientos de clips y hojas de papel; marañas de escritos, peticiones, oficios y memorandos, entre tantas otras formas de comunicación ritual, solemne, formal; se construye el mundo y se solucionan los problemas de la vida.

Hemos entregado nuestro mundo al cumplimiento de deberes, a la obligación incesante constante y continuada de hacer algo para alguien más...

Estamos perdidos...

...Y el clima no ayuda.

martes, 25 de marzo de 2014

Normal

Desde julio hasta acá, he iniciado no menos de 17 entradas. Algunas de ellas vienen desde hace más de un año, otras tantas han sido pensamientos, quejas, diatribas o simples especulaciones que no han visto la luz por la falta de tiempo (?). Claro.

En su momento me ocupé de justificar ese fenómeno, dejando claro que incluso en una vida como la mía, hay una sucesión de momentos que en todo caso permite algunos instantes para la escritura. Sin embargo, me ocupo a diario de escribir, para una u otra cosa; para lograr que algunas cosas sucedan y para evitar otras. Por lo general no tomo crédito de aquello que escribo y casi siempre los beneficios directos o indirectos de lo logrado, no recaen en mí de forma alguna, por lo que casi todas esas palabras son tan vacías que no cuentan como una expresión de mi parte. Aún con todo lo anterior, producen agotamiento.

Agotamiento, aburrimiento, malestar derivado del solo transcurso del tiempo y de la ejecución de la rutina. Un suceso tras otro me ha llevado a pensar que hay poco por hacer cuando se debe comer, y que no se trata solamente de cerrarse a la zona de confort que los nuevos gurús de la vida se vanaglorian en delimitar para luego convencer a la gente de traspasar, nada diferente a obligar a la gente a vencer sus temores a fracasar, con el fin de que luego el fracaso les resulte más cómodo, más familiar.

Por alguna razón he sentido la necesidad nuevamente de escribir, de decir algo o de dejar de callar tanto, como tan poco, sin embargo las palabra se estancan porque el motor de su vuelo carece del combustible necesario, y siento que hay mucho que se está perdiendo, al menos de aquello que puede ser expresado para mi propio bienestar.