A veces no distinguimos del todo lo que nos pasa, vivimos confundidos en el mar de reacciones y de sentimientos que nos impone el diario vivir, siendo una gota de miel muy poco en un mar de salmuera.
El sabor agridulce, vaya y venga, pero aún no entiendo por que todo tiene que ser así siempre, es decir, es como si cada cosa tuviera que desenvolverse antes de empezar; la verdad, ya empieza a dejarme de parecer gracioso. Este carácter sombrío y cínico que me caracteriza al parecer solo se debe a una continua negativa por cambiar de estado; como también puede ser que me cansa la actitud absurda de un mundo que vive en un continuo juego por pretender; en definitiva, soy un muy mal jugador.
Afortunadamente me divierte muchísimo que el juego premia con victorias absurdas y nefastas a quienes lo juegan de manera apasionada; trofeos que asemejan la dicha y la satisfacción tan personal (y necesaria), pero que en un juego de mentir, también son mentira.
El sabor agridulce, vaya y venga, pero aún no entiendo por que todo tiene que ser así siempre, es decir, es como si cada cosa tuviera que desenvolverse antes de empezar; la verdad, ya empieza a dejarme de parecer gracioso. Este carácter sombrío y cínico que me caracteriza al parecer solo se debe a una continua negativa por cambiar de estado; como también puede ser que me cansa la actitud absurda de un mundo que vive en un continuo juego por pretender; en definitiva, soy un muy mal jugador.
Afortunadamente me divierte muchísimo que el juego premia con victorias absurdas y nefastas a quienes lo juegan de manera apasionada; trofeos que asemejan la dicha y la satisfacción tan personal (y necesaria), pero que en un juego de mentir, también son mentira.
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