martes, 20 de julio de 2010

Bis Centenario

Bis, bis, bis; En este país todo se repite, y esto seguirá siendo así, mientras tengamos la manía de contarlo todo y de sumergirnos en la nostalgia con ánimo festivo. He leído hoy varios comentarios e incluso entradas sobre esta cosa del bicentenario de la independencia, aunque para una mayor precisión histórica debería decirse del grito de independencia, primer esbozo de la búsqueda de libertad, que no se concretaría si no hasta el 7 de agosto de 1819, con lo cual faltarían 9 años para el bicentenario de la liberación; Sin embargo debo decir que este país tiene una afán intenso –e inmenso- por la celebración, así que cualquier cosa es excusa; Este es el pueblo más necesitado de diversión posible porque al parecer aunque vive a punta de payasadas y de situaciones absurdas y ridículas, cada día está pidiendo más “diversión” y de una u otra forma, cada ciudadano siente como retribución lógica a su cotidianidad el hecho de divertirse, si no, “¿para que trabajamos?”.

El ánimo festivo de nuestro pueblo está presente en todo lo que hacemos, es por eso que siempre se está buscando el día feriado para el paseo, el día antes de descansar para la rumba y definitivamente cualquier cosa es excusa para beber. Sonaré al más aburrido del planeta, pero siempre me he cuestionado los motivos de las cosas y muchas veces también caigo en la necesidad de encontrar excusas para celebrar o departir y lo cierto es que las hay, pero algunas cosas como la de hoy, en definitiva no deberían ser celebradas.

¿Por qué?. Porque este pueblo nunca fue liberado del todo, porque lo que se buscó fue una independencia económica momentánea en un momento histórico en que las colonias perdían poder como modo de explotación y de sustento económico; Era el tiempo de cambiar las formas de dominación, y eso aunque suene raro, era un menester de los dominadores; La libertad ondeaba como concepto en las cabezas de muchas personas y al pueblo debe dársele lo que quiere, en este caso libertad, para escoger a sus nuevos verdugos, libertad para entregar su fuerza de trabajo a los nuevos explotadores que dejarían de ser simplemente los gobiernos extranjeros, para empezar a ser los grandes capitales en cabeza de aquellos que antaño se beneficiaron de los modelos de producción de la realeza, así como de todo el sistema de colonia y castas. A estos países bolivarianos se les encargo un destino atado a una suerte común y simple, el de estabilizarse políticamente para ser mejores súbditos, para seguir de una u otra manera dependiendo de otros.

Yo me pregunto. ¿Cuál libertad?; ¿Dónde está la unidad nacional?; Acaso el sentido de comunidad y posteriormente de pueblo, ¿nos caló de alguna manera? Somos tan diferentes unos con otros que nuestros pobres símbolos de unión no alcanzan para lograr que cada cual se sienta tan colombiano como siente al otro, y es que el Bolívar lleva a cuestas mucha responsabilidad al pretender hacer que nos unamos en torno a él; Unos colores patrios que solo sirven para enriquecer a las federaciones de deportes, y eso que ya no se puede colaborar a las franquicias del futbol, porque los pobres compatriotas que nos “representan” no dan la talla; El poco sentido de patria de este pueblo que solo ha sido aprovechado por los gobernantes de turno que explotan el reducido sentimiento de los habitantes de este territorio para elaborar complicados estratagemas de poder que mantengan a la elite en la cima de la cadena de distribución y en donde las banderitas y los escudos los pobres las exhiben pero no las entienden.

No hay que celebrar, podría uno unirse al clamor popular, salir a la calle a sacar pecho por los héroes de la patria que no son más que colombianos que llevados por la necesidad, arriesgan sus vidas por la estabilidad de uno de los únicos empleos en donde no les dan un contrato a termino fijo inferior a un mes con periodo de prueba de 20 días, o un contrato de prestación de servicios en donde tienen que cumplir con horario de oficina, sumándose a las filas del estado, peleando una guerra injusta en un país injusto, dentro de un mundo injusto que juega con los conceptos como el de libertad, en donde cada cual puede celebrar –sin embargo- a su gusto, a la final tiene la libertad de hacerlo. ¿No?

La Imagen fue Tomada de Aquí.

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