jueves, 8 de noviembre de 2012

Sobre la verdad, un aspecto preludio de una reflexión

"Es una cena..."

Esto lo decían en una película que estaba viendo en su momento, por el mero desparche y la aparente belleza que proyectaban sus protagonistas. Puras ilusiones y espejismos. Intento de nuevo hacer esta entrada en razón a que ayer cuando ya la tenía casi lista fue borrada en un complot entre el dispositivo usado, un internet intermitente y el Blogger (sin contar con que la compatibilidad de la interfaz del Blogger no es completa).

Menciono la película porque en la misma luego de varios giros dramáticos, parecen darnos la idea de que lo que vale realmente es lo que eres y que ante todo debe triunfar la verdad (autenticidad en términos de la personalidad) aún cuando la protagonista es adoctrinada en el transcurso de la película y también muta (cambia), se arrepiente y "crece". Lo cual es natural en virtud a la natural ciclotimia femenina, con los reveses normales del capricho y desórdenes hormonales. Es normal, hace parte de su belleza y el desequilibrio es único en cada una -y uno no puede hacer menos que quererlas-.

Ahora, la verdad es claramente un concepto conveniente, y que debe ser contextualizado. En principio esto que tomamos como la "verdad", es la porción personal de la realidad que precisamente se tiene como lo más cercano a ella, que luego del tránsito normal por el cerebro (insisto, todo en términos humanos es racional) se tiene como cierto, y que se entiende una posición, un punto de partida para establecer una discusión, generalmente tiene argumentos para sostenerse -puesto que es una construcción-, pese a lo simple que pueda ser. A veces también tiene una carga motiva que la convierte un tanto más en un dogma, pero eso ya es un problema de argumentación y lógica, que no viene al caso. No me detendré más en este punto (esta idea), lo desarrollaré en otro escrito.

Existe por otra parte un concepto que tiene que ver con la coherencia (y sí, este deber ser del que se especula en mis escritos, puede llegar a ser mal entendido, pero por favor, no tiene nada de malo el pretender, el darse a la búsqueda de lo ideal. Creo que no es un mal único y si por el contrario algo natural a toda persona), no es otra cosa que la derivación lógica de una acción o en el caso que me ocupa, tan sólo la actitud o el comportamiento que se muestre acorde a como se supone, es (ser en términos del constructo social llamado personalidad).

Es mucha la teoría, narrativa y elucubración alrededor de la verdad como componente necesario de una relación, atada a conceptos como la fidelidad, la atención y el respeto, incluso en esta última se habla de tolerancia en términos precisamente del choque entre el ser y el deber ser, o más exactamente entre el ser y el deber hacer. También es preciso decir que las personas se relacionan, por lo tanto no me refiero exactamente a un tipo determinado de relación, si no al evento abstracto en que un ser humanó interactua con otro, y para los efectos de lo que pretendo dilucidar, cruzando eventos de lenguaje articulado, comunicándose, porque otras formas de interacción tendrían diferentes maneras de ser evaluados, y tampoco pienso integrarlo a estas líneas.

Como expuse, la verdad es una porción personal de la realidad, pero como hecho, plano, indiscutible (al menos de forma aparente), cierto; puede también, torcerse a través del lenguaje, y eso es lo que  importa para el análisis relacional. ¿En qué punto se rompe lo acaecido, frente a lo comunicado? Si bien la percepción distorsiona la realidad o también la hace personal (no voy a hablar de subjetividad, por pura tranquilidad epistemológica), los hechos tienden a ser más o menos concretos, y por necesidad, gusto, deseo (en todo caso por decisión, es decir, usando la voluntad) pueden llegar a ser transformados, lo que no es más que una mentira, de la proporción correspondiente a la alteración de tales hechos. La transformación de la realidad personal transmitida a otros, una mentira.

Las personas son entonces, naturalmente mentirosas, puesto que los hechos o verdades no pueden ser transmitidas directamente, o de forma completa en virtud de convenciones sociales (el mayor motor de la mentira es la cultura, especialmente en su modalidad de convención de comportamiento, o mejor llamada urbanidad y modales); también son motivo para alterar los hechos, ideas, verdades y paradigmas, la protección de los otros en términos de guarecer sus propias identidades inacabadas, por paternalismo principalmente, pero por cualquier otra razón aún más egoísta que la propia condescendencia hacia las personas por las que se profesa afecto.

Por ahora llamo a la reflexión, al cuestionamiento de si es necesario mentir, si la verdad es dura por contraposición a la realidad que la compone, o si sencillamente es un problema de momento, tiempo, instante y compañía. ¿es necesaria tanta mentira?

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