martes, 6 de noviembre de 2012

Sonría

Traspiés, uno detrás del otro (claro que eso tampoco es que esté desprovisto de sentido).

Tal como lo he manifestado en más de una ocasión, son pocas cosas las que tienen consecuencia, en este, el mundo en donde fui arrojado como un pancake que después de dar tres vueltas en el aire no encontró el camino a su sartén (terrible símil). No espero -de nuevo- que esta entrada tenga alguna coherencia, al menos no como la acostumbra a ver el mundo, como lo pretende imponer. Aún el cariño es algo lejano, difícil; y vivir en términos de algún sentimiento es también una tarea inocua.

Terribles personas las que pretenden hacer bien las cosas, quienes se preocupan por aprovechar mejor los recursos y porque cada cosa se corresponda para que quizá, solo quizá, las personas puedan estar un poco más cerca de algún estado cierto de feliz. Claro, es más importante suplir la necesidad temporal, cuidarse de la apariencia para que se vea como, para que luzca, porque al parecer todo es relativo, tan simple, tan obvio, que entonces nada vale la pena, sin embargo hay que fijarse en las pequeñas cosas y disfrutar cada momento como si fuera el último, esto es, una contradicción tras otra, a la final, apague su cerebro, sonría  no discuta, ¡y acuéstese a dormir!

Y por supuesto, no se le vaya a ocurrir pensar, ¡jamás!

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