En algunos momentos uno no quisiera cerrar los ojos.
Siempre he considerado que dormir es una pendejada, pero aún así me hace mucha falta. Se supone que con los años uno duerme menos horas, a mí me está pasando al contrario, en especial por las constantes gripas, las alergias, los achaques...
Cada vez la crocancia se me nota más, por alguna razón, y creo que es por mi desacomodo por lo que está establecido, por aquello que es...
Bueno, a dormir.
Esta vez no necesito contar ni ovejas ni lobos... y más bien voy a pensar en mi caperucita.
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