lunes, 12 de marzo de 2018

Necesidades o necedades

Cuando se trata de determinar lo que uno necesita, solemos hacer más trampa de la "necesaria", esto con el fin de obtener alguna clase de justificación para confundir los verbos modales. Sobre eso ya me he ocupado antes, de manera tangencial o no. De lo que se trata es de indicar que nuestra frágil voluntad es la que en realidad compone nuestro catálogo de necesidades. De esta forma nuestra compulsión por tener se convertirá, inexorablemente en una necesidad, mientras que le hacemos el quite a las cosas básicas que hacen más amable el "ser", que complementan la existencia y la hacen más satisfactoria.
Tomado de: https://pixabay.com/es/escarcha-macro-fr%C3%ADo-invierno-1903886/
Por defecto no tenemos ninguna idea de la razón por la cual habitamos este mundo. No sabemos para qué (o por qué) estamos ni tampoco por qué somos. Estos son propósitos, dudas existenciales, las cuales son más fáciles de llevar a través de medios o formas de anestesia (religión, drogas, sexo, etc.). Cada cual encuentra la manera de no pensar en ello, incluso haciéndose menos consciente, más torpe, más cafre.

Pero las necesidades si las tenemos, nos recuerdan varias de las condiciones inherentes al ser humano. Necesitamos varias cosas para subsistir, cada una tras de otra en una sucesión de aspectos más o menos vitales. Otras que requerimos como seres sociales que somos, y otras tantas como individuos formados para una larga sucesión de tareas complejas y enfoques especiales conforme con nuestro lugar en el mundo. Quizá aquel lugar que hayamos escogido, tal vez un escenario más propicio para el desarrollo de nuestros pensamientos y sentimientos. Todo esto es valioso y hace al ser humano. Pero ciertamente hay otras cosas necias, innecesarias y que solo sirven para dar rienda a nuestra capacidad para aprehender deseos ajenos, o tan simple como nuestra incapacidad para detenernos un momento a pensar.

Y decir que no. Maldita sea.


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