Ruido, un bloqueador de los espacios de claridad existencial...
Es realmente complicado llegar a un verdadero espacio de claridad, en especial cuando la esfera personal, ese alrededor que circunscribe alguna porción del universo que puede considerarse como propia, se plaga de contaminación. Los ruidos se reproducen, se multiplican y conforman una extraña cacofonía que no deja de complementarse con toda serie de sensaciones y sentimientos de personas.
La situación se hace en extremo preocupante cuando se llega a una conclusión no tan precipitada en relación con la recurrencia, no es la la primera vez que esto sucede. Un pequeño consuelo: De alguna u otra manera el hacinamiento como tal es mínimo, aún cuando las circunstancias resultan no menos que contaminantes, y la afectación del ser, en todo caso, termina permeando a su vez el estar.
Afortunadamente existen circunstancias amenas, recuerdos vívidos en los cuales el bienestar se une, se genera contra y desde el amor y todas las cosas pueden al menos ser bellas. Un poco, un tanto y a la vez desde lo cierto y lo evidente.
Menos mal.
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