Todos estos increíbles espacios (los Blogs) fueron cediendo ante las redes sociales. ¿Qué tan diferentes somos ahora de lo que eramos hace 9 o 10 años cuando si estaba de moda leer los blogs? Fuimos absorbidos por el carelibro, por los feeds de otros, por el chisme constante y la envidia marcada en ver que han hecho los demás que nosotros no podemos hacer.
Esto fue una cuestión de comunidad, y tenía todo tipo de contenido dentro del naciente internet 2.0. Recuerdo perfectamente que dentro de las personas que nos considerábamos blogeros, habían varios con unos contenidos muy personales y a la vez un poco payasos, con historias propias o inventadas, algunos hacían relatos o ponían imágenes de mujeres desnudas, todo tipo de contenido. Pero para crear todo ese contenido, y especialmente para consultarlo, necesitábamos tener un computador al lado, era necesario que se usara el terminal, y casi todo era escrito o a lo sumo con imágenes, dado que nuestra banda ancha todavía estaba cruda en términos de velocidad, y en realidad de ancha aun tenia poco. La principal diferencia era la imposibilidad aun, de contar con un acceso realmente portátil a los contenidos, así que la blogosfera tenía lugar en los momentos de ocio en las oficinas, durante las tardes luego del trabajo o la universidad y como paliativo para las noches de insomnio.
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Ciertamente el primer cambio se dio por cuenta de la invención de las redes sociales, el monstruo Facebook llegó para quedarse y empezó a absorber a la gente con la posibilidad de estar al tanto de los demás, esa interconexión para suplir la mórbida curiosidad de la tan envidiosa gente, para darse cuenta de manera tan anónima como lo permite internet, de que habría pasado con esos amigos olvidados del colegio, con esa traga (crush) de los primeros años de pubertad que quizá fue parcialmente aliviada a través del ejercicio manual. El compañero que te hacía matoneo (este concepto se inventó recientemente, pero todos saben a que me refiero), y el que esperabas que se hubiera hecho viejo, quedado sin pelo y quizá llenado de horribles cicatrices desdibujadas por su propia obesidad. Quizá establecer el paradero de unos y otros, poder charlar con un par de primos o familiares que hicieron una vida muy alejados de tu lugar. Sí, quizá todo eso lo permitió, pero también trajo consigo varios males que se agravarían y perpetuarían en las siguientes generaciones.
Esta red social fue permitiendo progresivamente que se compartieran más y más cosas personales, que se hicieran álbumes completos para reflejar los instantes de nuestras vidas, catálogos de recuerdos que no estuvieron nunca más guardados para aburrir a las visitas, ocupando espacios tradicionales en los recibidores y las salas de estar. Los nuevos amigos de internet, aquellas personas tan solo conocidas o alguna vez vistas, el compañero de clase con el que nunca cruzamos palabra, aquella persona que vimos una sola vez pero que sabíamos que existe, el chico o chica que era demasiado guapo o guapa para atrevernos a hablarle durante las clases de la universidad. Todas esas personas ahora estaban metidas en un mismo saco junto con las verdaderas amistades y la familia, con nuestro otro significativo, todos denominados "amigos". Y toda esta gente ahora podía estar al tanto de nuestras vidas, pendiente de nuestros estados, de los momentos retratados y de todo lo que ello conlleva.
Dejamos de pasar el tiempo con nuestras personas cercanas pero a su vez empezamos a chatear más con ellos, o quien no recuerda las esperas en el "messenger" que era instalado en todo computador, y que nos servia para hablar incluso con esas personas que nos topábamos en nuestros espacios cotidianos, pero con quienes cada vez menos cruzábamos palabras cara a cara, puesto que podíamos mejor hablar durante un "mejor" momento del día.
Uno de los peores males que vinieron por cuenta de esta revolución, tuvo que haber sido el maldito botón de "me gusta", que puso a cada contenido a ser considerado por los otros, de manera que ante nuestro afán de aprobación, cada estado, cada palabra, cada imagen, empezó a tener un propósito para agradar a otros. Si subo esta imagen y me dan 5 "likes" soy mas bonita, o más interesante, pero si me dan 15 soy la más bella del mundo. Mujeres y hombres por igual comenzaron a mostrarse más, a dejarse ver, con la excusa de la auto satisfacción de la elevación del ego, y nunca de algo perverso o erótico, menos ropa, más poses.
En medio de todo esto también nació la red de microblog, el Twitter y con ello la posibilidad de que las personas expresaran sus pensamientos pero en tan solo 144 caracteres. El ritmo de vida crecientemente acelerado, el cerramiento de los espacios de relación, el asentamiento de la cultura del rendimiento y de la ocupación, empezaron a generar en la gente un sentido del tiempo, de la actividad, que dio al traste con todos los años anteriores de acercamiento a la red. De esta forma el microblog fue perfecto para esta gente cada vez más ocupada, con jornadas de 12 o 14 horas, con una vida entregada al trancón, a la incesante chichonera (al montón), en donde el siguiente avance tecnológico haría cada vez más valioso el tiempo, pero a su vez más escaso.
Con el advenimiento de los smartphones y la tecnología de internet móvil, ya poco quedo en términos del blog escrito. Unos se perdieron en las mieles del microblog y varias comunidades muy fuertes se trasladaron por completo a Twitter, en donde se fueron convirtiendo paulatinamente en lideres de opinión o en estrellas de la micro carreta, de la sátira y el humor de 144 caracteres y ni hablar de los "trending topics" o de los "hashtags". La plataforma sobrevivió para los románticos y los extraños, porque incluso los millennials tenían su propia forma de blog, más estilizado y con menos palabras, más visual y por tanto más llamativo, el Tumblr, en donde lo importante es consumir o crear la mayor cantidad de contenido, lo que se hizo más fácil a través de las herramientas para compartir (o rebloggear) que no tengo claro si nació con el mismo Twitter o fue introducida de manera independiente por este último servicio.
Existen nuevas y variadas herramientas para el tráfico y la producción de información, en particular la visual, dado que las palabras escritas siempre han tenido menos popularidad con independencia de que han sido las responsables del avance de la humanidad (toma esto maldito Gutenberg). Podría quedarme horas reflexionando sobre las demás redes sociales, sobre el contenido,sobre la apropiación de ideas, sobre las mutaciones presentes en las formas de recibir y comunicar mensajes. Pero lo cierto es que esto lo escribo más para mí que para cualquier otra cosa, porque si bien en otros tiempos me leían los miembros de esta comunidad y muchas otras personas, hoy en día me iría mejor abriendo un canal de Youtube y explicando esto con algún tono de voz chillón, o haciendo caras.
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