jueves, 5 de mayo de 2016

La gracia

Tendría que iniciar esta reflexión con una cierta aclaración con respecto al tema que hoy me ocupa, y tiene que ver con la definición de gracia. El resultado de búsqueda de Google, (el cual tiene más usos que para ubicar solo trivialidades o porno) da múltiples acepciones en relación con este término que van desde un conjunto de cualidades que hacen a las personas atractivas o agradables, las habilidades naturales para hacer ciertas cosas, hasta el concepto de don divino otorgado al hombre para alcanzar su salvación por parte de Dios.

Me detendré entonces en este tipo de significados relacionados con la persona y sus características, aun cuando pude haber anunciado algo del humor y la capacidad para divertir o hacer reír, pero es que las consecuencias divertidas o irónicas de la gracia, no vienen al caso.

La gracia puede ser considerada como una de las características de la personalidad, un atributo derivado del carisma y que es usado no menos que como elemento de dominación, de la persuasión que se da por cuenta de la atracción. Basta recordar que las personas al igual que los componentes más básicos de la materia (aun la viva) están sometidos a las leyes de la física y química, por lo tanto también tenemos inercia, gozamos de las virtudes de la cinética, y gravitamos alrededor de todo aquello que nos genera una poderosa atracción.

La dominación racional parte de la aceptación de condiciones, o la creencia en la legitimidad de las diferentes instituciones, lo cual puede derivar de la tradición (cultura) o incluso de la incorporación de consensos como los científicos. La razón parte de la base funcional del individuo, de los procesos que rodean su forma de ser, y la capacidad de relacionarse con todo lo que le rodea, es su consciencia y su grado de respuesta a todo estímulo, por esto, todo proceso mental está mediado por la razón, incluso los sentimientos y todo aquello que tradicionalmente se ha relacionado con el instinto, puesto que ello también se filtra por cuenta de los pensamientos, y la estructura de estos últimos tiene dimensiones, complejidades y niveles, de manera que los seres humanos (así no parezca a ratos) somos tan complejos y variados, que aun no se ha podido entender del todo como es que pensamos.

Así las cosas, una dominación que parte de estructuras racionales, suele adaptarse al nivel de educación del individuo, aun las personas con cultura y que se tildan de 'intelectuales' en principio son susceptibles a aceptar las razones que les sean convenientes y convincentes, y el más ascético, el más racional o el más integro de los individuos habrá de ser coaccionado de alguna manera, pues somos seres altamente sensibles a la manipulación, en tanto seres sociales que somos,

Los demás causan un poderoso efectos en nosotros y no es extraño que las características visibles o llamativas de otros nos atraigan, principalmente aquellas que tienen una connotación sexual, con independencia del grado de gusto por cualquiera sea el género, puesto que las condiciones de la persona en cuanto a sus inclinaciones, perversiones o pasiones, nada tienen que ver con la generalización binaria, y generalmente nuestras identidades solo dan para establecer una perspectiva individual de genero que responde a una construcción compleja, quizá a un consenso personal.

La gracia de otros, es un asunto a considerar y tiene que ver con el conjunto de atributos que hacen a ese otro resaltar, algunos cuentan con una simetría, proporcionalidad o perfección en sus formas que los hace agradables a los sentidos, y por supuesto atractivos para toda cuenta de actividad racional relacionada con el instinto de procreación, al igual que con los sentimientos racionales relacionados con el aprovechamiento de la propia capacidad de dolor y placer, al igual que lo que se refiere a la compañía y otras formas mecánicas de interacción social.

Pero el carisma es más complejo que la sola apariencia, y está constituido por varias ventajas que trascienden el solo aspecto y que están relacionados con la forma de ser, con la explotación de las formas de comunicación aprendidas o heredadas, del aprovechamiento de la transmisión o proyección del propio ego, de la afectación del entorno social a través de la actitud.

Las personas agraciadas están rodeados de cierto halo de superioridad por cuenta de su apariencia, de alguna ventaja comparativa frente al común denominador de las personas, un rasgo, una virtud, una línea o varias, curvas, salientes, entrantes. Colores, formas u olores. Pero la gracia como lo he dicho, trasciende la sola apariencia, y puede estar constituida o amoldada a los rasgos propios de la personalidad, a la forma de expresión, el tono de la voz, su timbre o color (sí, la voz también tiene tesituras cromáticas).

Otras personas tienen una gracia derivada del poder, quizá transmitida por sangre y reforzada cultural y socialmente. Desde siempre hemos vivido en un mundo de castas y en proceso de colonización constante que solo terminará cuando aparezca un "otro" con suficiente potencial dañino como para unir a toda la especie humana.

No dejemos de lado a la gracia divina, quizá una maquinación para transar favores terrenales por réditos celestiales, quizá una expresión de lo etéreo, lo sublime o lo divino y por tanto algo que no tiene o no requiere explicación. Sin embargo considero que el peor mal de las formas o sistemas generalizados de creencia, tiene que ver con su absurda prepotencia, en tanto consideran que la fe es el único componente útil al establecimiento de las base de su institución, como si esto tuviera todo el potencial para controlar. Pero lo cierto es que este tipo de aceptación está íntimamente ligada a necesidades básicas de corte espiritual o racional, quien busca ayuda en lo sublime requiere buscar un propósito (la búsqueda existencial más básica), o necesita de una compañía que trascienda a sus congéneres, de manera que los vacíos de su vida son llenados por sí mismo, a través del establecimiento de suposiciones que le den sentido a su existencia, que le expliquen el 'estar', para que pueda 'ser'.

Todo está bien mientras resulte provechoso, no solo por cuenta de un utilitarismo de la consciencia, o una espiritualidad que refiera a la satisfacción de necesidades simples. No se trata de eso. Lo importante es que nuestros sistemas de pensamiento, nuestras creencias, sirvan para dar sentido a nuestras existencias, al igual que para reforzar las estructuras sociales, culturales y racionales. El hacer por hacer solo es una justificación más para la inercia de la existencia y niega por tanto la capacidad dinámica del ser humano, por lo que mejor sería que todo cesara.

¿no?

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