Yo siempre me he creído una persona paciente. Y sí, aprendí a esperar y a tener paciencia con las cosas, a sabiendas de que la planeación, la consecuencia con las decisiones y vivir una vida con solo las certezas necesarias, me iba a ser suficiente… Pero que va, incluso a alguien como yo se le acaba la paciencia, y es que realmente estoy en sintonía en este momento con varias cosas que escribí antes:
Creo que a veces la paciencia se sobrevalora, en verdad es bueno enojarse, en el momento y lugar adecuado, con la medida justa de lo que sucede allí mismo; siempre hay tiempo para hacer un reclamo; usualmente suele ser mas recatado y menos dañino.
Pero estoy en un momento de mi vida, en una única situación en la que he tenido que guardarme cosas, lo cual ha ido en completa contravía con mi forma de ser. Nunca he tenido problema con las confrontaciones y si bien me puedo acalorar, o poner un poco terco, lo cierto es que soy bueno para dialogar. Me gusta mucho esto que alguna vez escribí:
Solo quiero decir que siempre se puede volver a empezar todo. Ser realista no debe ser una excusa para matar la poca esperanza que no mata lo crudo, eminente del acontecer; la cotidianidad se presenta cada día robando lo mejor de cada uno; llevándose nuestra alma a cucharadas, sirviendo nuestro optimismo sobre una cama de nuestros sueños, como si no fueran suficiente festín nuestros sentimientos.
Por eso es que uno puede ser terco, no ganar siempre pero saber perder, y sobre todo acumular la experiencia necesaria para poder volver a intentarlo, llenarse de destreza y habilidad.
Conmino a la sabiduría porque sin ella no hay justicia en razón alguna, sin ella no hay cabida para un buen entender de sentimientos, para una aventura en lo desconocido. Aún para desbordarse y caer por la pendiente debió haberse sabido del paracaídas, de la sincronía, de la anticipación. Preparar y calcular son medios para evitar resultados nefastos, no para negar los procesos.
Siempre quise que en mi vida ciertas cosas funcionaran de acuerdo a una lógica innegable, que pudiera constatar (¿contrastar?) mis propias ideas en función de mi forma de hacer las cosas, es más, casi todo el tiempo puedo hacerlo, pero hay cosas que se salen de mis manos, más cuando se trata de dos y a veces solo dependen de mi ciertas cosas. A mí la soledad siempre me ha parecido la peor experiencia humana, en especial cuando no es autoproclamada o buscada. Lo he intentado y casi siempre me dio resultado, pero últimamente se han unido muchas cosas en mi contra, he encontrado satisfacciones y respuestas, de igual manera conflictos dentro de las mismas, mi vida se me ha hecho lodosa, problemática y conflictiva, y ya no tengo la tranquilidad que otrora me caracterizaba. Lo difícil de algunas cosas ya antes me había ocupado:
Aún me sorprende lo difícil que pueden llegar a ser algunas cosas que al juzgarlas deberían ser simples; es más, su lógica trasciende muchos aspectos humanos; Podemos estar toda la vida sin muchas cosas, pese a ser seres de necesidades, pero casi nunca podemos prescindir de los demás, no podemos estar solos, pese a lo cómodo que resulte por ratos, y tal vez esta comodidad es como muchas cosas personales, un engaño, una manera elaborada de sobrevivir, nuestros mecanismos de defensa no son colores vistosos u olores desagradables, ya que la predación no es la misma, tampoco lo son nuestras maneras de hacerles frente, entonces mentimos y hacemos elaborados esfuerzos por estar, por no ser el punto obscuro, por encajar.
A veces este esfuerzo tiene un trasfondo ideal, la búsqueda de la realización personal, tal vez de la conservación de la especie, la cercanía del otro, sentir que nuestro ser no termina, sino que inicia en aquella persona por la cual sentimos que la palabra "inmensidad" tiene sentido, la que puede dominar nuestros pensamientos y hacerse dueñ@ de los sueños, es@ que con sus palabras nos conmueve y nos llena de dicha, de aquella dicha que solo puede describirse con sinónimos, que no tiene una definición, que no se explica, solo se siente...
Si buscamos esa felicidad extraña e inexplicable, que aunque pueda llamarse amor, también podría ser cualquier cosa, simplemente un capricho o un estado temporal, la estupidez más espectacular y el sentir de sonreír sin una razón evidente, el latido anormal del corazón en una asistolia que no puede medirse, para el que no vale electrocardiograma alguno; la palpitación y la respiración acelerada, la emoción y la adrenalina, a causa tan solo de ese alguien...
Si se siente tan bien, ¿por qué no buscarlo? ¿por qué no encontrarlo? ¿si hacemos un montón de cosas que tienen recompensas superfluas, que dan victorias grises, incluso amargas y que se constituyen en logros superficiales, ¿por qué no dar un pequeño o gran paso (difícil decirlo) para conseguir eso?...
Pero encontramos miles de problemas, contingencias, reparos, un sentido extraño en la palabra "pero", como si lo simple no fuera satisfactorio, como si no fuera real;
Yo mismo siempre he sido problemático, he tenido conflictos por mi manera –particular a mi juicio- de hacer las cosas; Por no entender al mundo y especialmente porque el mismo no me entiende. Vivimos a veces enfrascados en nuestras ideas y tratando de proteger a toda costa nuestros valores, de ahí se desprenden casi todos nuestros problemas; De esas cosas que dentro de nosotros se han ido construyendo para darle fuerza a nuestro carácter. Otras veces simplemente nuestros valores son los que nos dan sentido, los que nos hacen únicos -¿irrepetibles?-, pero en mi caso no sé exactamente en que me conviertan; Sí, soy una persona conflictiva y complicada, aunque sencilla, pero no por eso no puedo hacer cosas para mejorar cualquier clase cosa que tenga que ver conmigo; Simplemente pienso cosas de una manera diferente, a veces molesta para algunos, a veces nefasta, lo que me convierte en un gran cretino, en alguien “indeseable”.
El gran problema está en quien se siente solo pese a estar acompañado, y es que en el sentido estándar de la palabra, acompañado esta quien está en la compañía de... así las cosas podría ser todo lo contrario a la soledad en el evento en que esta se refiere a la falta de contacto con otras personas; entonces nos queda la soledad como problema social, creo que de esta sufren muchas personas más aún las personas que no pueden casar con esta sociedad extraña y demente que dicta siempre parámetros mas allá de la comprensión de sus habitantes, pero que estos siguen al pie de la letra sin detenerse a pensar el por que de ellos.
Hoy declaro que me siento solo, que no puedo evitar sentirme triste porque cada cosa que intento hacer por mi bien o incluso por algún bienestar no tan directo y personal, resulta en una catástrofe; Nunca me interesó de a mucho que me entendieran o no, es solo que lo necesito para poder hacer algunas cosas bien, para poder en verdad comprometerme y vivir de acuerdo con mis verdaderas necesidades, y no solo para suplir la compañía o dejar precisamente que la soledad no se me aplique por la sola sustracción de materia.
En verdad, ¿Es tan difícil entenderme?