Ser feliz si se puede, es una combinación entre disfrutar lo que se hace, lo que se tiene y combinarlo con la tranquilidad de estar, es decir, conciliar el ser con el estar… Tal vez un poco inconcebible, veamos…
Siempre he creído en que ser consecuente con uno mismo, aceptar las cosas como vienen desde la esfera personal y después atenerse a ellas es muy complicado, casi tan problemático como pensar. Alguna vez pensé –precisamente– en que uno debía tomarse el tiempo para detenerse, no necesariamente a pensar, como si a observar, más exactamente a darse cuenta. Es lo primero que nos hace falta, abrir los ojos y ver lo que está ahí y que por alguna razón no habíamos sido capaces de notar; Y es que debemos darnos tiempo, para sonreír cuando necesitamos que nuestra alma se ilumine, debemos entender que nuestra vida es un contraste. Yo mismo creo que soy una persona renuente a las cosas divertidas, a aquello que es fácil (pese a perseguirlo), a lo que me brinde dicha; Siempre lo había hecho pero solo hasta hace poco me di cuenta, de que me gusta quejarme, incluso tal vez, me gusta más que la tranquilidad.
Debe ser porque creo firmemente en el caos, y en que las cosas que hago están en aquella matriz en la que solo puedo buscar un equilibrio aparente, en donde los picos de la curva hagan parecer que no hubo cambio, pero en que las pequeñas cosas si revelan la verdad de lo acontecido. Sí, la calma sería la muerte, porque la vida es dinámica, salvaje y caótica; Cuando nos distraemos de ese designio natural (muy distinto a algo como el destino), estamos contrariando a la naturaleza, es por eso que llegamos a sentirnos tan mal. Sin embargo no es excusa para abandonar la tranquilidad, la cual puede existir sin hacer de nuestra vida un cumulo de experiencias tediosas, y es que hay cosas que se escapan de la mortal rutina, ¿quien no quiere acaso, ser querido siempre? La verdad es lo único que soportaría siempre, que cada día pueda tener atención sobre mí y una real preocupación por mi bienestar, que me hagan sentir especial, honrado y respetado; Claro está que lo anterior no está completo si no puedo hacer lo propio por alguien más, en mis pensamientos –por supuesto –, se encuentra de manera permanente esa ella que me hace vibrar de emoción a diario, y precisamente me pregunté en algún momento si valía la pena resistirme a ser yo de una manera, por ser yo de la otra en que no podía dejar que esas cosas malucas como la tranquilidad me tocaran.
Lo cierto es que si se puede, uno puede encontrar los equilibrios suficientes como para que se encuentren dichas en acciones simples, como para detenerse a contemplar la vida y evitar que esta lo detenga a uno. El camino correcto es el que uno camina con algo de gracia y ciertamente con gusto, lo que queda después de eso es simplemente estar tranquilo. Creo firmemente en eso, después obviamente, de haberlo ensayado conmigo mismo, esa persona sabia que me dio tal consejo me está enseñando muchas cosas, una de ellas es precisamente a ser más yo, ese yo que extrañaba ya a ratos y que es precisamente el que escribe esto, líneas con el sentido necesario de la mente que requiere de una respuesta, pero que prefiere pensarla en lugar de esperar a que alguien más se la diga.
Pensar, hacer, decir, ser; A la final la vida se nos va en conjugar verbos, pero precisamente necesitamos darle sentido a los sustantivos, y no solo quedarnos en la acción, no hay que dejarse apabullar por las acciones, dejar de lado el determinismo, en verdad no solo somos lo que hacemos, a veces también lo que dejamos de ser; Un ser humano es algo complejo y multidimensional, pero tenemos derecho a definirnos y por supuesto a estar tranquilos en el proceso, ¡claro que se puede¡.
Siempre he creído en que ser consecuente con uno mismo, aceptar las cosas como vienen desde la esfera personal y después atenerse a ellas es muy complicado, casi tan problemático como pensar. Alguna vez pensé –precisamente– en que uno debía tomarse el tiempo para detenerse, no necesariamente a pensar, como si a observar, más exactamente a darse cuenta. Es lo primero que nos hace falta, abrir los ojos y ver lo que está ahí y que por alguna razón no habíamos sido capaces de notar; Y es que debemos darnos tiempo, para sonreír cuando necesitamos que nuestra alma se ilumine, debemos entender que nuestra vida es un contraste. Yo mismo creo que soy una persona renuente a las cosas divertidas, a aquello que es fácil (pese a perseguirlo), a lo que me brinde dicha; Siempre lo había hecho pero solo hasta hace poco me di cuenta, de que me gusta quejarme, incluso tal vez, me gusta más que la tranquilidad.
Debe ser porque creo firmemente en el caos, y en que las cosas que hago están en aquella matriz en la que solo puedo buscar un equilibrio aparente, en donde los picos de la curva hagan parecer que no hubo cambio, pero en que las pequeñas cosas si revelan la verdad de lo acontecido. Sí, la calma sería la muerte, porque la vida es dinámica, salvaje y caótica; Cuando nos distraemos de ese designio natural (muy distinto a algo como el destino), estamos contrariando a la naturaleza, es por eso que llegamos a sentirnos tan mal. Sin embargo no es excusa para abandonar la tranquilidad, la cual puede existir sin hacer de nuestra vida un cumulo de experiencias tediosas, y es que hay cosas que se escapan de la mortal rutina, ¿quien no quiere acaso, ser querido siempre? La verdad es lo único que soportaría siempre, que cada día pueda tener atención sobre mí y una real preocupación por mi bienestar, que me hagan sentir especial, honrado y respetado; Claro está que lo anterior no está completo si no puedo hacer lo propio por alguien más, en mis pensamientos –por supuesto –, se encuentra de manera permanente esa ella que me hace vibrar de emoción a diario, y precisamente me pregunté en algún momento si valía la pena resistirme a ser yo de una manera, por ser yo de la otra en que no podía dejar que esas cosas malucas como la tranquilidad me tocaran.
Lo cierto es que si se puede, uno puede encontrar los equilibrios suficientes como para que se encuentren dichas en acciones simples, como para detenerse a contemplar la vida y evitar que esta lo detenga a uno. El camino correcto es el que uno camina con algo de gracia y ciertamente con gusto, lo que queda después de eso es simplemente estar tranquilo. Creo firmemente en eso, después obviamente, de haberlo ensayado conmigo mismo, esa persona sabia que me dio tal consejo me está enseñando muchas cosas, una de ellas es precisamente a ser más yo, ese yo que extrañaba ya a ratos y que es precisamente el que escribe esto, líneas con el sentido necesario de la mente que requiere de una respuesta, pero que prefiere pensarla en lugar de esperar a que alguien más se la diga.
Pensar, hacer, decir, ser; A la final la vida se nos va en conjugar verbos, pero precisamente necesitamos darle sentido a los sustantivos, y no solo quedarnos en la acción, no hay que dejarse apabullar por las acciones, dejar de lado el determinismo, en verdad no solo somos lo que hacemos, a veces también lo que dejamos de ser; Un ser humano es algo complejo y multidimensional, pero tenemos derecho a definirnos y por supuesto a estar tranquilos en el proceso, ¡claro que se puede¡.
2 comentarios:
escorpio ,aca la escorpiana, borras mis comentarios? bueno no se cual poema leiste,pero subi los 4 elegidos por la editorial dexeo madrid-inglaterra, que forman parte de una antología poetica,subida al blog,y ya está en venta el libro,subi la portada, que han hecho con mis trabajos, no se cuales tomaron, cuando me envíen por correo comun, me enterare...queria compartirlo, con vos!
un abrazo
lidia-la escriba internacional
lidia: No te sé decir, ando con la cabeza en las nubes; pero lo cierto es que yo no borro comentarios, es solo que me tocó empezar a moderarlos por el spam; muchas gracias por compartir conmigo la noticia de la publicación, a mi me gustaría hacerlo pronto.
Publicar un comentario