Auto-Censura
jueves, 30 de septiembre de 2010
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Te busco
De nuevo yo con mi mala suerte tecnológica, lo bueno es que tomé decisiones rápidas, pero con calma, de tal suerte que tengo soporte y garantía para mis problemas, y realmente espero que no tarde la solución; Para seguir con este ritmo de escritura que me gusta bastante, igual, siempre conseguiré algún computador así sea prestado, robado, inventado, todo con tal de seguir aquí expresándome, haciendo lo posible por no volverme tan loco.
He pensado en lo bonito que es buscar aquello, esto, lo otro...
La vida es una búsqueda continua, de emociones, personas, melodías y cualquier otra cosa que pueda cambiar el rumbo de nuestras existencias, que le de forma a nuestros caminos, flores a nuestras primaveras, palmeras a nuestras playas, y tantas otras cosas que están ahí queriendo ser encontradas, con la pretensión de que nos acordemos de ellas o aunque sea de que las veamos.
Somos tan ciegos a veces que las cosas bellas nos pasan por los ojos y simplemente las hacemos a un lado o las dejamos que pasen; y dejar pasar causa unos desastres melancólicos por el "dejar de...", lo que nos puede sumir en una depresión terrible, todo por el remordimiento. Menos mal yo la encontré.
Hoy les dejo esta canción, no es muy del estilo de este blog -es decir, del mío-, dejar videos de youtube; Pero sé que más de uno va a disfrutar de la canción, esta versión en particular me gustó mucho y no podía dejar de compartirla.
Te Busco
Al cielo una mirada larga
buscando un poco de mi vida
mis estrellas no responden
para alumbrarme hacia tu risa
Olas se esfuman de mis ojos
a una legión de tus recuerdos
me roban formas de tu rostro
dejando arena en el desierto
te busco perdido entre sueños
el ruido de la gente
me envuelven en un velo
te busco volando en el cielo
el viento te ha llevado
como a un pañuelo viejo
y no hago mas que rebuscar
paisajes conocidos
en lugares tan extraños
y no puedo dar contigo
En cualquier huella te persigo
en una sombra te dibujo
huellas y sombras que se pierden
la suerte no vino conmigo
te busco perdido entre sueños
el frío de la gente
me envuelven en un velo
te busco volando en el cielo
el viento te ha llevado
como a un pañuelo viejo
y no hago mas que rebuscar
paisajes conocidos
en lugares tan extraños
que no puedo dar contigo.
martes, 28 de septiembre de 2010
Equivocado
A veces creo que no hay lugar en este mundo para alguien como yo, o tal vez si haya mucho espacio y quizá ese sea el problema, que no se puede ser alguien especial, porque siempre habrá alguien como uno (aparte todos son especiales porque tal cosa es solo un término "cariñoso"); que la virtud, la originalidad, lo que lo caracteriza a uno queda rezagado porque uno no importa por lo que es, por como está, si no por lo que tiene, y esto último termina resumiendo todos los anteriores verbos. Podría ser muy fácil, una cosa de tan solo acoplarse, pero ¿a qué?, no creo que todo "tenga" que ser, como si la vida estuviera dictada de manera previa y la única forma de hacer y vivir las cosas estuviera predefinida. ¿En que momento dejó de ser valido tener una perspectiva propia?.
Si claro, estoy muy equivocado, empezando porque el día no empieza cuando sale el sol, sino cuando el estado, los padres, el jefe y/o cualquier otro que tenga algún poder sobre uno, lo dice. Nuestros pensamientos nos pertenecen, pero ¡ay! de que no los compartamos cuando nos es indagado, si nos guardamos algo para nosotros mismos, somos terroristas, conspiradores, e incluso, simplemente, personas cínicas y sin la personalidad suficiente como para conjugar adecuadamente el verbo compartir. Nada es realmente nuestro, pese a que nos inculcan desde pequeños y de forma vehemente el significado de la propiedad, las ventajas de la posesión, lo majestuoso del tener; Aún con lo anterior en mente, se supone que debemos compartir y esta mal visto que no seamos solidarios y estemos atentos a las necesidades de otros. Entonces, el mundo nos enseña la contradicción, nos arrastra hacia ella y cuando queremos salir siempre hay algún tentáculo previsto para evitar que nos movamos lejos de lo que el sistema ha dispuesto para nosotros.
Seguiré equivocado al seguir pensando en que hay un instante válido para cada cosa, que la idea de los procesos humanos no es el rendimiento, ni el resultado, que basta solo el proceso, que la felicidad no es un fin, sino un estado, uno muy bello por el que vale la pena vivir; Que "ser" es complejo, pero nunca complicado, porque lo que se necesita con la vida es recorrerla, vivirla, así tenga recodos, curvas, subidas y bajadas; Que cansarse es solo una forma de saber que se necesita descansar, que llorar es una forma de limpiar nuestro organismo y nuestra alma, nunca una muestra de debilidad; Que las distancias no existen para aumentar las frustraciones, si no para hacer más largo la alegría del camino, más ameno el paseo, más dulce la llegada. Llegar no es el final, siempre podrá uno devolverse, sin caminar hacia atrás, aunque esto también pueda hacerse, con gracia, con estilo y evitando caerse, pero estando dispuesto de igual forma a embarrarse un poco. Es hora de mirar a los demás a los ojos y ver lo que en verdad valen, y si es que no sirven a nuestra vida, darles un adiós grácil, respetuoso, pero cierto. Debemos desechar lo que, en verdad, no sirve, reciclar aquello con lo que en realmente podamos construir de nuevo, no guardar tanta basura, no acumular tantos recuerdos, pesares, melancolía. No pensar en términos de lo que nos hace daño, ver solo los enemigos ciertos y presentes, y de igual manera detenernos un segundo a respirar, a darle una vuelta con nuestra mirada al mundo y darnos cuenta. Eso, solo darnos cuenta, reavivar la consciencia, levantar la mirada, es probable que notemos mucho de aquello que antes no estaba allí, pero que siempre estuvo.
Esto lo escribo para mí, para recordarme que puedo perder la fe, la esperanza, la razón, la emoción y la alegría, pero nunca la consciencia. Porque sufrir y estancarse no es excusa para dejar de estar, para dejar de corresponder a ese sitio único en el universo, esa silla que solo corresponde a uno mismo y que de alguna forma lo distingue, pese a las contradicciones, a las desviaciones, a la circularidad. Estoy muy equivocado, pero solo para ellos, los que mueven ese mundo en que yo a duras penas me escurro, en el cual repto buscando oxigeno, luz y tambien sombra. Quitando el mugre de mis ropajes, desviando los proyectiles que me disparan, tapando mis oídos ante el incesante, fuerte y doloroso ruido. Pero aquí estoy, tal vez no constante, tal vez profundamente equivocado, pero al menos consciente.
lunes, 27 de septiembre de 2010
Loop
He tenido siempre una gran molestia al encontrarme con los bucles -o loops-, aquellos eventos, hechos, situaciones, o cualquier otra cosa que se repita, y se repita, y se repita. Detesto encontrarme con que las cosas estén allí una y otra vez -y otra vez-; Es por eso quizá que me aburro con tanta facilidad y que no le encuentro sentido a muchas de las cosas que para otros son "naturales", como si la felicidad y tranquilidad vinieran explicadas en un manual del cual no recibí copia. Detesto los círculos porque uno no tiene muy claro el principio -así lo haya presenciado o lo intuya-, y por supuesto detesto la expectativa eterna del final. De igual manera me causa aversión que algo este estancado sin una solución de continuidad, sin algo que lo enrede, anude, mueva de alguna manera, de forma que tenga sentido un desenlace, un consecuente final. Claro, en parte por eso le encuentro fin -propósito- a la vida, a la final se acaba, al igual que todo lo demás.
Creo firmemente que necesitamos a diario aquello que mueva la razón de ser de nuestras vidas, que evite que el cordel de nuestra existencia se envilezca hasta el punto en que se caiga por si solo, que se marchite y ya no haya necesidad de que sea cortado para acabarla. Es algo básico, algo que está allí, pero a muchas personas les gusta la rutina, la monotonía y la circularidad, tal vez porque esto evita pensar y como ya sabemos usar el cerebro es algo problemático, y ante todo, ¡hay que evitar los problemas!.
domingo, 26 de septiembre de 2010
Odiar y Detestar
Siempre lo he pensado, lo he sostenido ante todo, que detestar es mejor que odiar, aunque en realidad para la lengua castellana no representan mucha diferencia, salvo porque el odiar implica un sentimiento "incontrolable"; ambos sin embargo, tienen que ver con la aversión, con el rechazo.
Como yo lo veo, el odiar es algo personal -intimo- , que lleva energía de parte de quien lo siente de forma que esta persona se entrega a ese sentimiento, lo que puede hacer que sea consumida; Implica entonces algo que afecta de manera constante a quien lo siente, y de una u otra manera -como un buen sentimiento-, es algo un tanto menos racional que otras cosas. Detestar en cambio sería algo más controlable, que se puede estar haciendo tan simple como una alergia, una urticaria de tipo espiritual y no algo que lo cargue a uno de tal manera que simplemente le dañe la vida, algo así como una racionalización del sentimiento por una parte, y por otra una despersonalización del mismo, buscando que lo sentido y pensado no agote a la persona que lo "sufre".
A diario veo ejemplos de personas que odian, en el proceso veo como sus corazones se llenan de rabia (no es que no me pase, yo solo me lleno de rabia de otra maneras), tan solo al tener este sentimiento, y muchas veces cuando se les indaga del por qué de tal cosa, tan solo contestan diciendo que no saben a que se debe, pero están seguros y seguras de que ahí está la sensación, lo cual probablemente solo se explique por la rabia. Yo les digo que deberían haber buenas razones para sentir aversión por algo, y dejar que se exteriorice, y no solo que esté en nuestro interior consumiendo la poca -o escaza- capacidad que tenemos para sentir buenas cosas. No creo que necesariamente la respuesta sea la tolerancia a como de lugar, ni el amor incondicional, pero si el respeto y muchas veces la negación consciente o simple indiferencia, tal vez eso ayude a que vivamos más tranquilos, tal vez eso nos ayude a liberar algo de la presión de existir. Tengo perfectamente claro que es todo un reto coexistir con muchos de los otros especimenes humanos, tan detestable se hace a veces la convivencia, que tenemos que buscar escapes a los demás y muchas veces nos refugiamos en nosotros mismos y buscamos estar solos. Si van a odiar, piensen ¿por qué lo hacen? y si no encuentran una buena razón, entonces no lo hagan más; Y si acaso tienen buenas razones, es hora de empezar a detestar aquello con un buen -y sano- sentimiento y sobretodo, intentar hacer algo al respecto, porque como buenos ingenieros de nuestras vidas es mejor que nos planteemos soluciones y no solamente pongamos -y vivamos con- problemas.
URL de la Imagen
Como yo lo veo, el odiar es algo personal -intimo- , que lleva energía de parte de quien lo siente de forma que esta persona se entrega a ese sentimiento, lo que puede hacer que sea consumida; Implica entonces algo que afecta de manera constante a quien lo siente, y de una u otra manera -como un buen sentimiento-, es algo un tanto menos racional que otras cosas. Detestar en cambio sería algo más controlable, que se puede estar haciendo tan simple como una alergia, una urticaria de tipo espiritual y no algo que lo cargue a uno de tal manera que simplemente le dañe la vida, algo así como una racionalización del sentimiento por una parte, y por otra una despersonalización del mismo, buscando que lo sentido y pensado no agote a la persona que lo "sufre".
A diario veo ejemplos de personas que odian, en el proceso veo como sus corazones se llenan de rabia (no es que no me pase, yo solo me lleno de rabia de otra maneras), tan solo al tener este sentimiento, y muchas veces cuando se les indaga del por qué de tal cosa, tan solo contestan diciendo que no saben a que se debe, pero están seguros y seguras de que ahí está la sensación, lo cual probablemente solo se explique por la rabia. Yo les digo que deberían haber buenas razones para sentir aversión por algo, y dejar que se exteriorice, y no solo que esté en nuestro interior consumiendo la poca -o escaza- capacidad que tenemos para sentir buenas cosas. No creo que necesariamente la respuesta sea la tolerancia a como de lugar, ni el amor incondicional, pero si el respeto y muchas veces la negación consciente o simple indiferencia, tal vez eso ayude a que vivamos más tranquilos, tal vez eso nos ayude a liberar algo de la presión de existir. Tengo perfectamente claro que es todo un reto coexistir con muchos de los otros especimenes humanos, tan detestable se hace a veces la convivencia, que tenemos que buscar escapes a los demás y muchas veces nos refugiamos en nosotros mismos y buscamos estar solos. Si van a odiar, piensen ¿por qué lo hacen? y si no encuentran una buena razón, entonces no lo hagan más; Y si acaso tienen buenas razones, es hora de empezar a detestar aquello con un buen -y sano- sentimiento y sobretodo, intentar hacer algo al respecto, porque como buenos ingenieros de nuestras vidas es mejor que nos planteemos soluciones y no solamente pongamos -y vivamos con- problemas.
URL de la Imagen
sábado, 25 de septiembre de 2010
Poker [Poema]
Me gusta hacer castillos de naipes con barajas a las cuales cuidadosamente les quito los ases, para tenerlos guardados bajo mi manga y poder después descrestar al diablo. Me gusta jugarme la vida, pero trato de apostar siempre sobre seguro. Sé retirarme a tiempo y guardar mis ganancias, pero a veces me gusta dejar propina y dañar mis finanzas en el proceso. Soy un clásico incrédulo y sin embargo creo en ti, y por supuesto creo en los dos, así que quiero retirarme de esta vida de juego y empezar a trabajar porque el castillo tenga todas las cartas. Voy a conseguirme una baraja en la cual tu seas mi reina, y no solo de corazones, si no también de diamantes, picas y tréboles. Quiero darte tanto de mí, barajar mis emociones y siempre darte la mejor mano, porque aposté a ti sobre seguro y gané antes de que rodaran los dados, antes de que se repartan las cartas. Mi escalera real, mi poker.
Imagen tomada de acá.
Imagen tomada de acá.
viernes, 24 de septiembre de 2010
Viernes
Yo detesto los viernes. ¿Por qué?. Una completa tontería, simplemente me enferma salir a la calle y verla llena de niños entre los 15 y 20 años tomando licor en cualquier esquina, avocados a la rumba, igual que la obsesión generalizada por la rumba y el trago; Verán, yo vivo cerca de varias universidades, y el panorama al salir es simplemente ese, a veces ni se puede caminar de tanto chino que hay por ahí en grupitos ("combos" o "parches"); Y digo eso porque en realidad no se ve gente adulta, tan solo adolescentes que supongo deben llegar a sus respectivas casas antes de las 10 de la noche, con lo cual se embriagan entre las 2 y 6 pm y alcanzar a medio superar la borrachera para llegar un poco bien al hogar en donde seguramente hay unos padres que no los esperan como tal, porque quizá están trabajando como mulas para poder pagar la universidad de estos muchachos, las "fotocopias" y la comida que estan bien caras. Es bien sabido que el fondo de "fotocopias" es un fondo mixto que también se usa para vino, "Eduardo III", "Old Jhon", "Moscatel", "Ivanoff" y demás.
Yo no quiero pasar como "aburrido" -igual tal vez lo soy-, pero yo soy de los que no se obsesiona con que llegue el viernes para poder salir, tampoco es que me agrade de a mucho la rumba y los planes de diversión comunes de las personas, que casi siempre involucran alcohol; Me gusta reunirme con mis amigos, pero me da igual que día de la semana se haga. La verdad no es una necesidad para mí, como siento que es para otras personas, que no pueden concebir algo como "un viernes y yo aquí metid@ en mi casa"; Lo he escuchado, y tal vez sea la consecuencia del escape natural de la rutina, el descanso de la agitada semana de estudio y/o trabajo, pero no me parece tan necesario, indispensable ni nada así. Puede ser simplemente que yo me divierto más hablando con mis amigos, compartiendo como tal, pero no todos los días ni tampoco todas las semanas. Nunca le he encontrado mucho gusto a salir de rumba, aunque lo he hecho de vez en cuando, pero simplemente no es algo de mi total agrado, porque no soy amigo de la música a volumen tan alto, tampoco me gusta emborracharme; Alguna vez escribí incluso que soy un aburrido, alguien que no se acopla facilmente a los diferentes entornos sociales, y es que cuando se ha vivido de cerca a estos ambientes, uno aprender de cierta forma a detestar que los sitios estén tan cargados, que no se pueda uno mover entre la gente, el volumen que no permite siquiera hablar, ruido, mucho ruido.
Detesto los viernes por algunas razones más egoístas, porque es difícil no ser entendido en cuanto a los gustos y pensares, porque las diferencias a veces se hacen notorias; Cuando lo separa a uno la edad, las condiciones sociales e intelectuales y después de todo a uno le corresponde tan solo quedarse callado.
Eso último no me lo van a entender y probablemente mis razones para detestar estos días no sean tan claras y otros no las compartan conmigo, pero que más da. Tenía que dejarlo por escrito.
La imagen fue tomada de aquí.
Fragilidad
Ayer me encontraba escribiendo una nueva entrada para este blog, sin embargo algo paso con el computador y se bloqueó, resulta que suelo tener ultimamente un poco de mala suerte con la tecnología; Ahora mismo temo que en cualquier momento este aparato deje de funcionar y el escrito se me quede inconcluso, lo bueno es que el blogger cada cierto tiempo guarda un borrador, con lo que no tendré que empezar de la nada. Tenía varios temas pendientes para escribir, aunque aún puedo terminarlos, solo tengo que tener algo de paciencia puesto que no es seguro guardar cosas en el disco duro de este aparato; Es increíble lo complicado que resulta hacer varias cosas sin la ayuda de la tecnología; por ejemplo yo intento escribir, pero cada vez que lo hago a mano, no me sale igual y me siento lento, torpe e incluso a veces un poco tonto; Alcancé a pensar en la posibilidad de usar una maquina de escribir cuando no tenía el computador, pero no tengo ninguna a la mano, habría que hacer la prueba a ver que tal sale, incluso podría llegar a pensar en comprar una para mí.
He estado enfermo, de una manera que solo me pasa a mí; Afortunadamente tengo la ayuda de mi ella, la cual el día de ayer cuidó de mí; Sin embargo en la noche me sentí tan mal, que creí que no vería el sol de hoy, pero aquí estoy dándole certeza a aquella frase que dice "mala hierba nunca muere", aunque ni soy tan malo, ni soy tan hierba.
El caso es que la vida es tanto breve como sustancialmente frágil, aunque los seres humanos podamos llegar a ser muy fuertes, y ejemplos hay bastantes; Como si no fuera suficiente con las contradicciones propias de nuestra existencia, nos enfrentamos a diario a otras como la del sentido de nuestras vidas y hasta la propiedad sobre la misma. Todo alrededor nuestro es tan frágil, tan delicado, que al parecer siempre tenemos que ser cuidados de una u otra manera, tal vez esto ayuda a que seamos tan sociales y que siempre estemos necesitados de otros, como si fueran el papel periódico para envolver nuestro delicado espectro vidrioso. Y es que a veces nos rompemos con una facilidad que no es propia de aquella fuerte fibra de proteína de la que estamos hechos, incluso se supone que nuestro corazón se rompe cada cierto tiempo por las intromisiones ajenas en el funcionamiento de aquel órgano que parece cargar mucho más que sangre; En conclusión a veces me siento muy fuerte, y creo que no soy el único al que le pasa, muchos por allí están en ese momento con la mirada elevada, la barbilla recta o hacia el cielo y los hombros en posición de galante duelo, caminando a sus anchas como si el mundo les perteneciera y entonando canciones de tiempos memorables, tonadas de triunfo, con palabras de ánimo desmedido y sonrisas que anuncian su paso con una cascada de perlas exhibidas en un mostrador de mercado de las pulgas.
Muchas veces he deseado ser más fuerte de lo que soy, mejorarme instantáneamente de cada dolencia, con un parpadeo desaparecer los malestares; Con el chasquido de mis dedos lograr que se vaya cada uno de esos pesares, que los pedazos vuelvan a unirse, que se regeneren las heridas del cuerpo, al igual que las del alma. Lo bueno es que tarde que temprano me curaré y con ello el día de hoy será tan solo un recuerdo más de aquella fragilidad que me recuerda que en definitiva, si soy humano.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Una entrada
Hace un tiempo me di a la tarea de escribir en este sitio, no tenía otra pretensión que la de dejar salir las cosas que pasaban por mi cabeza, hacer procesos de catarsis a mis demonios, expulsarlos, exorcizarlos y quedar limpio al fin de tanto que se había guardado en mí por los múltiples años de silencio, y de vivir la vida como espectador, aun cuando la misma se supone que me representaba un papel protagónico.
Ser el protagonista; no hay un ideal más trascendente dentro del ciclo de vida de cada uno, todo en consecuencia se reduce a sí mismo –ego-, a lo que pasa por la cabeza, a lo que corre pierna arriba, a lo que viene y a lo que se va. Somos seres complejos con diversas dimensiones y nos damos a diario a la tarea de unir nuestros fragmentos, de estar en un mundo que continuamente parece rechazarnos, pero al cual perseguimos ciegamente como el infante a la teta materna.
Estamos aquí como consecuencia de algún tipo de designio superior a nosotros mismos, como el resultado del azar cósmico, o simplemente como la concreción de la suma de las voluntades múltiples que afectan nuestras vidas; Vivimos incompletos buscando aquel otro ser que se acople a nosotros, cuando lo que en verdad nos hace falta es encontrar sentido a nuestra propia existencia, ritmo a nuestras palpitaciones, gusto al aire que respiramos. Tenemos la ventaja de estar llenos de una luz inmensa que podemos reflejar en otros para iluminar realmente nuestros espíritus, porque se brilla mejor en conjunto, porque la compañía representa un estadio de dicha –felicidad-, de aquello que puede sosegar nuestra rabia, aquella que se acumula por la tensión del cruce de los sueños con los despertares, del contraste de los quereres con los deberes.
Probablemente nunca encontramos en la vida alguien que piense como nosotros mismos, pero si estamos con suerte, podemos hallar aquellos y aquellas que disfruten de nuestros pensamientos, que se regocijen con nuestras acciones y que compartan algunas de nuestras ideas, que vivan la diferencia y la acepten con amor, en lugar de tolerar por la necesidad de la convivencia a fuerza; Porque el nuestro es un mundo forzado, en el cual el regalo de la razón, de la emotividad y de la sensación, lo convertimos en una imposición, en una guerra contra la vida, contra el mundo y contra los otros, aunque no faltan aquellos que ni siquiera tienen claro en qué punto del universo se hallan y solo son velas de un viento que sopla siempre en diferente dirección y que con furia desmedida amenaza con llevarse todo, con dejar nada.
Hoy agradezco a todas las personas que comparten conmigo y a las cuales al menos les agrada lo poco o mucho que puedo compartir con ellos, por acompañarme en este viaje el cual parece haber sido más productivo y largo de lo que jamás imaginé para mí, por darme la mano en los momentos en los que he caído, por ayudarme a retomar el rumbo cuando lo he perdido, cuando en ocasiones he querido desechar el mapa. Por darle combustible a mis sueños, corriente a mis ilusiones, por intentar caminar a mi lado.
Ser el protagonista; no hay un ideal más trascendente dentro del ciclo de vida de cada uno, todo en consecuencia se reduce a sí mismo –ego-, a lo que pasa por la cabeza, a lo que corre pierna arriba, a lo que viene y a lo que se va. Somos seres complejos con diversas dimensiones y nos damos a diario a la tarea de unir nuestros fragmentos, de estar en un mundo que continuamente parece rechazarnos, pero al cual perseguimos ciegamente como el infante a la teta materna.
Estamos aquí como consecuencia de algún tipo de designio superior a nosotros mismos, como el resultado del azar cósmico, o simplemente como la concreción de la suma de las voluntades múltiples que afectan nuestras vidas; Vivimos incompletos buscando aquel otro ser que se acople a nosotros, cuando lo que en verdad nos hace falta es encontrar sentido a nuestra propia existencia, ritmo a nuestras palpitaciones, gusto al aire que respiramos. Tenemos la ventaja de estar llenos de una luz inmensa que podemos reflejar en otros para iluminar realmente nuestros espíritus, porque se brilla mejor en conjunto, porque la compañía representa un estadio de dicha –felicidad-, de aquello que puede sosegar nuestra rabia, aquella que se acumula por la tensión del cruce de los sueños con los despertares, del contraste de los quereres con los deberes.
Probablemente nunca encontramos en la vida alguien que piense como nosotros mismos, pero si estamos con suerte, podemos hallar aquellos y aquellas que disfruten de nuestros pensamientos, que se regocijen con nuestras acciones y que compartan algunas de nuestras ideas, que vivan la diferencia y la acepten con amor, en lugar de tolerar por la necesidad de la convivencia a fuerza; Porque el nuestro es un mundo forzado, en el cual el regalo de la razón, de la emotividad y de la sensación, lo convertimos en una imposición, en una guerra contra la vida, contra el mundo y contra los otros, aunque no faltan aquellos que ni siquiera tienen claro en qué punto del universo se hallan y solo son velas de un viento que sopla siempre en diferente dirección y que con furia desmedida amenaza con llevarse todo, con dejar nada.
Hoy agradezco a todas las personas que comparten conmigo y a las cuales al menos les agrada lo poco o mucho que puedo compartir con ellos, por acompañarme en este viaje el cual parece haber sido más productivo y largo de lo que jamás imaginé para mí, por darme la mano en los momentos en los que he caído, por ayudarme a retomar el rumbo cuando lo he perdido, cuando en ocasiones he querido desechar el mapa. Por darle combustible a mis sueños, corriente a mis ilusiones, por intentar caminar a mi lado.
martes, 21 de septiembre de 2010
Cuidado con los “intelectuales”
Este post está casi totalmente inspirado en uno que leí hace unos días y que definitivamente me llegó, porque era algo que yo tenía atorado en la garganta y que ya era hora de que saliera. Debo decir primero que todo, que para poder llegar a este momento de mi vida, he tenido que superar muchas cosas, en particular odios, manías e ideas, que en mi cabeza tan solo han servido para aislarme del mundo, sin embargo no creo que sea a veces tan malo tener una perspectiva y vivir acorde con ella, lo malo es cuando a uno se le queda la vista torcida y ya no hay nada más allá. En fin, aterrizo diciendo que siempre he tenido problemas con cierto tipo de personas, en especial, aquellas que en su afán de apersonamiento, de identidad, de fortaleza espiritual y anímica, se hacen a una imagen patética –a mi juicio-, deplorable y detestable (y seguiré sosteniendo que es mejor detestar que odiar, se consume menos energía y de alguna forma tiene más clase). ¿Por qué podría yo referirme a alguien de esta manera tan especial? –Já-; Simple, es porque hay personas que se construyen tan cuidadosamente una imagen ajena a sí mismos, que se olvidan de sus propios seres, de cultivarse como individuos, como simples seres humanos, el eterno cuento de obsesionarse por el ser y olvidar por completo el estar.
Ya he escrito antes sobre la identidad y de una u otra manera sobre las formas en que algunas personas se construyen a sí mismas; Hoy, me gustaría dejar un ejemplo de algo que me parece es una mala forma de hacer las cosas, una pésima manera de vivir; Por supuesto una más de las muestras de lo poco consecuentes que somos los seres humanos con las ideas que profesamos como base fundamental de nuestra moral, una de ellas la libertad, lo cual espero sea posible entender de mis palabras más adelante.
La entrada que me sirvió de inspiración habla de los INTELECTUALOIDES, sin embargo voy a tratar de dar una caracterización usando el “querer ser” de estas personas, con el fin de que cada cual se haga su idea de que tan buena es mi descripción y a lo sumo más de uno comparta mi pensar con respecto al tema. Como este tema es personal y me toca, he decidido entrar siempre en contraste con mi propia idea a través de la primera persona –sí, yo-, con lo cual debo dejar aclarado de una vez que esta es mi opinión y que no tengo ninguna base más sólida para ella que la experiencia tras años de vivencias –amargas- y de observación meticulosa –no me quedaba de otra ante estos personajes- (además, para detestar algo de veras hay que conocerlo, si no el sentimiento es tan inútil como las ansias de ganarse una lotería que nunca se compra).
Estas personas entonces deberían creerse intelectuales –querer ser-, y ante esta palabra hay que tener un cuidado especial, porque un intelectual puede ser lo que uno menos cree, en especial porque en un mundo sustancialmente sexo-dependiente y con valores que chocan contra la idea de pensar y usar el “intelecto”, pues puede tomarse como tal hasta a aquel que puede durar más de 5 minutos sin pensar en sexo (ahora no falta el que hizo cuentas mentales en su cabeza a ver, si es, o no…).
La santa Wikipedia, nos dice que un intelectual es: “aquella persona que dedica una parte importante de su actividad vital al estudio y a la reflexión crítica sobre la realidad.” Bueno, habría que ver que puede tomar uno como “actividad vital”, “estudio”, “reflexión crítica”, y por supuesto “realidad”; Como verán el problema de siempre con las cosas es conceptual y de referente, o contexto. Los diccionarios tratan la palabra como “lo relativo al intelecto” o como la actividad, trabajo y demás en donde se use especialmente la inteligencia; Esto último me hace pensar que salvo escasas labores, todos seriamos intelectuales, ¿no?, y las palabras anteriores me llevan a cavilar que al procastinar, no se podría ser intelectual; De igual manera estaría eso de “crítica”, ya que muchas personas entienden lo crítico como un pensamiento o actitud –solamente- malvada (y es que en la definición está el primer error), pues eso de criticar está directamente unido a la censura, y esto no es más que expresar juicios respecto a las ideas ajenas (como sea que estas estén concretadas); Sin embargo muchos creen que criticar y censurar es imponer las ideas propias sobre aquellas que se tiene a bien juzgar, lo cual es más bien una “actitud criticona”, y la verdad no queremos quedar mal ante nuestra señora bien amada Wikipedia.
Los intelectuales –digamos los de verdad- son personas interesadas en tener una actitud no solo crítica, si no consciente sobre la realidad; no son poseedores de verdades, ni de modelos complicados –y confusos-, o respuestas frente a cada problema cotidiano; solo son buscadores, gente que como usted y yo, se da a la tarea de encontrar la respuesta para aquello que los mueve y afecta sus vidas. Lo que pasa es que el intelectual a diferencia de lo que podría pasarle a usted o a mí, tiene la ventaja de asociar su forma de abordar las cosas con su vida diaria, siendo reflejado esto casi siempre en su profesión y/o carrera. Pero más allá de esto hay más de un intelectual por ahí camuflado entre los inermes, entre la masa corrupta e informe de aquellos que simplemente tienen muchas de sus neuronas en espera de ser aniquiladas con alcohol –u otras sustancias-. Voy a entrar un poco más en materia con una distinción de lo que para mí podría ser intelectual y tomando prestadas algunas ideas del post en que me inspiré.
1. Un intelectual tiene un debate constante en su cabeza, no es que esté distraído, o que sus células cerebrales estén en continuo recreo, ni es necesariamente alguien con un estado pre-autista; simplemente el intelectual piensa, precisamente porque usa su intelecto. Con lo cual no entra en una conversación, salvo que esta le parezca sumamente interesante o que sencillamente sea invitado a ella, y en tal caso será cauto y esperará su turno para interpelar, refutar, o tan solo escuchará encantado las ideas de otros, a la final es más información para procesar.
El que intenta ser intelectual –o le gusta pasar por uno-, tiene que estar metido en toda conversación en la que se crucen más de dos palabras, no se mide, no tiene a más si no interrumpir y empezar a contrariar, y a refutar sin necesidad –muchas veces de manera un poco grosera-, incluso interrumpe para hacer apuntes sicológicos, sociológicos, antropológicos, científicos; o de cualquier otra índole natural, social, o metafísica; porque nada les queda grande y en su haber deben tener libros de los clásicos, los pensadores infaltables de cualquier colección (es muy probable que esta persona tenga una nutrida selección de libros en su casa, todos leídos y subrayados). Estas personas te van a atiborrar de frases de los libros, de referencias, máximas y citas de la más diversa índole, como el que a todo le tiene que meter el arte de la guerra –Sun Tzu-, bien para una comida de amigos o para un partido de tenis. Son probablemente los únicos que entendieron a cabalidad a un autor, pero no desistirán en hacer partícipes a otros de su “visión” de aquel; No es solo que puedan llegar a ser engreídos, tercos e intransigentes, si no que siempre tendrán la razón y la verdad porque aquella esta consignada en un libro –maldito Gutenberg-.
2. Un intelectual vive la vida que puede, dentro de la propia reflexión de su existencia, es decir, la acepta pero no se resigna; Y la verdad casi siempre tiene la suerte de hacer llegar a otros su talento y ser reconocido, a menos que como muchos sufra de algún trastorno emocional severo, problemas de personalidad, o cualquier otra índole, asociado a su propia inteligencia. Jamás tendrá problemas para existir con su propio intelecto y sacarle provecho, y muchas veces en sus procesos personales no involucrará a otros, salvo para sus necesidades –sociales- normales básicas. No tiene que aparentar nada, no sufrir ante las mecánicas del capital y de la sociedad inmersa en modos de producción y distribución, solo trata de entenderlas y de vivir de la manera más inteligente.
Aquellos que supuestamente son intelectuales siempre se hacen los pobres (así tengan mucho dinero, que usualmente no es de ellos, porque suelen ser unos mantenidos de tiempo completo). Esto hace que se vistan con ropa comprada en los segundazos, en las tiendas chinas, los san andresitos y cualquier otro lugar de agache; Y es que nadie puede verlos con algo de marca, porque ellos están en contra del sistema, del “hombre”, de la maquinaria, del imperio, del capital, etc. No pueden faltarle entonces las chaquetas de pana, los sacos que parecen tejidos con puntillas y tenedor -normalmente de una talla más grande-, los sacos estilo elegante como sastres encima de las camisetas con eslogans de apoyo a alguna de sus causas o con lemas de libertad, izquierda o a veces con ingeniosos lemas para disfrute de otros –o el simple goce propio, porque fijo nadie más entiende el escrito-. No pueden faltarle a estas personas los zapatos tipo “Converse” –obviamente nacionales o chinos-, y por supuesto, su marca de tribu, la mochila (la cual debería ser en lo posible tejida de verdad por un indio o comprada en la sierra). Esta última es una marca de casta, y es también una muestra de que este intelectual es descomplicado, de que sus ideas y todo su bagaje cultural, su vasto conocimiento y cultura, no entra en choque con sus raíces, porque todo “intelectual” tiene claras sus raíces, su perfil transcultural, su perspectiva de género y su ideología política.
3. Un intelectual no le ve problema alguno a la música, simplemente la escucha como medio de concentración y/o despeje de su mente; Como también puede entregarse a su lado espiritual y artístico, gustar de ciertos géneros los cuales tiene para sí, compartir con otros, y siempre que se pueda aprender sobre nuevos ritmos, tonadas y artistas.
A los que lo pretenden, les encanta la música de corte intelectual –y dicen cosas como que lo independiente es la casta superior de las producciones musicales-, es decir aquella que marque a los otros que son como ellos, y en que la composición sea exquisita y trabajada, por supuesto deben saber todo al respecto de aquello que escuchan porque este es otro tema a ser inculcado a los desafortunados que son menos cultos; Ellos entienden la profundidad de las metáforas las canciones, y cada una tiene un “claro mensaje” que los demás jamás podrán entender, no sin la complementación y lectura adecuadas.
4. Los intelectuales usualmente no se sienten en una clase, porque casi todo el tiempo están analizando y absorbiendo información, y solo interceden cuando es necesario o cuando se les pide; Si tienen diferencias con lo expuesto y estas enriquecen el debate, las exponen de la mejor manera para que se construya algo y no dejan de lado la correspondiente retroalimentación de su aporte.
Al “intelectual” promedio le molesta mucho que le impartan conocimientos a menos que lo haga una persona del suficiente renombre, y que por supuesto no insulte su inteligencia; Se les verá a menudo haciendo mala cara ante la cátedra “mal preparada” o que no corresponde a lo que debería enseñarse ante la disponibilidad de excelentes pensadores que por supuesto el sí conoce. Casi por necesidad tiene algún comentario o aporte de tipo estructural que es absolutamente necesario para el buen desarrollo de cualquier materia, y al hacerlo miraran con desprecio a aquellos que no los comparten y por supuesto ante las opiniones ajenas tendrán una actitud totalmente displicente, porque aquello si es descontextualizado, alejado de la verdad o simplemente innecesario.
5. Pensar no evita arreglarse un poquito y tener auto-estima, de hecho no hay condición excluyente alguna entre el cuerpo y la mente, es por eso que casi siempre estas personas suelen mantener un buen estilo de vida, comer saludable y hacer ejercicio. El trabajo normalmente les da la ventaja de no requerir de mayor arreglo o disposición y para que hacerlo, pero no es un permiso para la creación de imágenes monstruosas.
Quien quiera parecer inteligente tiene que estar en una condición consecuente con su lucidez y su posición como erudito; En lo posible ser mechudo (ojo que no tengo nada contra el pelo largo, siempre que se lleve bien y limpio), mejor si tiene el pelo bien rizado –si no el mugre se encarga de hacer crespos-, por supuesto los intelectuales se desprenden la retina por la lectura excesiva, en especial en buses y todo otro transporte público y privado, por lo que deben usar gafas, en especial aquellas de pasta con marco grueso. A esto debe sumársele muchas veces la ausencia de desodorante, de productos básicos para la higiene personal, porque estos no son necesarios y son más bien excusas del mundo de consumo, capitalista e imperialista en contra del que ellos están.
6. Los medios son solo una forma de comunicación para ser usada, una herramienta que el intelectual sabe aprovechar de la mejor manera según su estilo de vida, por lo tanto usan las cosas como sean necesarias y usualmente tienden a aburrirse de los patrones repetitivos de las redes sociales y de cualquier cosa que les represente perder el tiempo sin haberse dispuesto a ello. Si ven televisión lo hacen para distraerse mientras escriben o leen, o simplemente para dejarse consumir por un momento de algo banal y distraer sus pensamientos, independientemente muchas veces de la calidad de la programación; Adoran el cine porque cuenta historias y en la mayoría de los casos es una muestra palpable de inteligencia, si algo no les gusta, pues no lo vuelven a ver, pero no hacen guerras personales contra obras o industrias del cine, por intentar seguir su naturaleza y ganar dinero o por hacer cosas de calidad dudosa.
Para alguien “intelectual” el mundo es muy duro porque está cargado de nimiedades y de cosas improductivas; es por eso que ellos no ven televisión y muchas veces la odian; Otra cosa es el internet y las redes sociales que les permiten optimizar su desarrollo personal e intelectual, o explotar su lado artístico con cosas como el “Flickr”; Siempre tienen nombres y seudónimos sacados de algún libro o de la última película que vieron que obviamente es de un director súper alternativo o independiente, porque el cine comercial es tonto y obviamente quienes lo ven no escapan a esta condición.
Un verdadero intelectual puede ser cualquiera, como usted o como yo, puede ser que simplemente no nos demos cuenta de la manera en que nos acercamos a veces a esa condición, tal vez sin el molesto “rotulo”, y sé que por ahí hay personas que no están tan obsesionadas con pertenecer, que intentan no vivir apegados a nada, ni ser esclavos de cosa alguna, abiertos a las ideas, sin polaridades innecesarias ni complejos de culpa, tampoco sometidos a ideales superiores o mucho menos ajenas. A veces al intentar ser algo, se pierde la esencia, incluso de aquello que más se anhela. ¿De que sirve leer tanto si nunca se aplica nada?, ¿si todo se queda en un conocimiento ajeno?, ¿si se desconoce el saber básico y se desliga de la experiencia?, ¿si se tiene una preconcepción a todo?, ¿en dónde queda el disfrute?. Quien vive tan preocupado por hacer de su vida algo digno de exaltación casi siempre termina hundiéndose dentro de lo común, rezagado precisamente por el peso de intentar la consecuencia, en vez de vivir bajo preceptos simples, con valores propios, con códigos sostenibles y bajo algún régimen que no se estandarice, porque mis queridos amigos “intelectuales”, de ustedes hay tantos ya, que cada otro que aparece es un mosco más que se le pega al excremento.
Ya he escrito antes sobre la identidad y de una u otra manera sobre las formas en que algunas personas se construyen a sí mismas; Hoy, me gustaría dejar un ejemplo de algo que me parece es una mala forma de hacer las cosas, una pésima manera de vivir; Por supuesto una más de las muestras de lo poco consecuentes que somos los seres humanos con las ideas que profesamos como base fundamental de nuestra moral, una de ellas la libertad, lo cual espero sea posible entender de mis palabras más adelante.
La entrada que me sirvió de inspiración habla de los INTELECTUALOIDES, sin embargo voy a tratar de dar una caracterización usando el “querer ser” de estas personas, con el fin de que cada cual se haga su idea de que tan buena es mi descripción y a lo sumo más de uno comparta mi pensar con respecto al tema. Como este tema es personal y me toca, he decidido entrar siempre en contraste con mi propia idea a través de la primera persona –sí, yo-, con lo cual debo dejar aclarado de una vez que esta es mi opinión y que no tengo ninguna base más sólida para ella que la experiencia tras años de vivencias –amargas- y de observación meticulosa –no me quedaba de otra ante estos personajes- (además, para detestar algo de veras hay que conocerlo, si no el sentimiento es tan inútil como las ansias de ganarse una lotería que nunca se compra).
Estas personas entonces deberían creerse intelectuales –querer ser-, y ante esta palabra hay que tener un cuidado especial, porque un intelectual puede ser lo que uno menos cree, en especial porque en un mundo sustancialmente sexo-dependiente y con valores que chocan contra la idea de pensar y usar el “intelecto”, pues puede tomarse como tal hasta a aquel que puede durar más de 5 minutos sin pensar en sexo (ahora no falta el que hizo cuentas mentales en su cabeza a ver, si es, o no…).
La santa Wikipedia, nos dice que un intelectual es: “aquella persona que dedica una parte importante de su actividad vital al estudio y a la reflexión crítica sobre la realidad.” Bueno, habría que ver que puede tomar uno como “actividad vital”, “estudio”, “reflexión crítica”, y por supuesto “realidad”; Como verán el problema de siempre con las cosas es conceptual y de referente, o contexto. Los diccionarios tratan la palabra como “lo relativo al intelecto” o como la actividad, trabajo y demás en donde se use especialmente la inteligencia; Esto último me hace pensar que salvo escasas labores, todos seriamos intelectuales, ¿no?, y las palabras anteriores me llevan a cavilar que al procastinar, no se podría ser intelectual; De igual manera estaría eso de “crítica”, ya que muchas personas entienden lo crítico como un pensamiento o actitud –solamente- malvada (y es que en la definición está el primer error), pues eso de criticar está directamente unido a la censura, y esto no es más que expresar juicios respecto a las ideas ajenas (como sea que estas estén concretadas); Sin embargo muchos creen que criticar y censurar es imponer las ideas propias sobre aquellas que se tiene a bien juzgar, lo cual es más bien una “actitud criticona”, y la verdad no queremos quedar mal ante nuestra señora bien amada Wikipedia.
Los intelectuales –digamos los de verdad- son personas interesadas en tener una actitud no solo crítica, si no consciente sobre la realidad; no son poseedores de verdades, ni de modelos complicados –y confusos-, o respuestas frente a cada problema cotidiano; solo son buscadores, gente que como usted y yo, se da a la tarea de encontrar la respuesta para aquello que los mueve y afecta sus vidas. Lo que pasa es que el intelectual a diferencia de lo que podría pasarle a usted o a mí, tiene la ventaja de asociar su forma de abordar las cosas con su vida diaria, siendo reflejado esto casi siempre en su profesión y/o carrera. Pero más allá de esto hay más de un intelectual por ahí camuflado entre los inermes, entre la masa corrupta e informe de aquellos que simplemente tienen muchas de sus neuronas en espera de ser aniquiladas con alcohol –u otras sustancias-. Voy a entrar un poco más en materia con una distinción de lo que para mí podría ser intelectual y tomando prestadas algunas ideas del post en que me inspiré.
1. Un intelectual tiene un debate constante en su cabeza, no es que esté distraído, o que sus células cerebrales estén en continuo recreo, ni es necesariamente alguien con un estado pre-autista; simplemente el intelectual piensa, precisamente porque usa su intelecto. Con lo cual no entra en una conversación, salvo que esta le parezca sumamente interesante o que sencillamente sea invitado a ella, y en tal caso será cauto y esperará su turno para interpelar, refutar, o tan solo escuchará encantado las ideas de otros, a la final es más información para procesar.
El que intenta ser intelectual –o le gusta pasar por uno-, tiene que estar metido en toda conversación en la que se crucen más de dos palabras, no se mide, no tiene a más si no interrumpir y empezar a contrariar, y a refutar sin necesidad –muchas veces de manera un poco grosera-, incluso interrumpe para hacer apuntes sicológicos, sociológicos, antropológicos, científicos; o de cualquier otra índole natural, social, o metafísica; porque nada les queda grande y en su haber deben tener libros de los clásicos, los pensadores infaltables de cualquier colección (es muy probable que esta persona tenga una nutrida selección de libros en su casa, todos leídos y subrayados). Estas personas te van a atiborrar de frases de los libros, de referencias, máximas y citas de la más diversa índole, como el que a todo le tiene que meter el arte de la guerra –Sun Tzu-, bien para una comida de amigos o para un partido de tenis. Son probablemente los únicos que entendieron a cabalidad a un autor, pero no desistirán en hacer partícipes a otros de su “visión” de aquel; No es solo que puedan llegar a ser engreídos, tercos e intransigentes, si no que siempre tendrán la razón y la verdad porque aquella esta consignada en un libro –maldito Gutenberg-.
2. Un intelectual vive la vida que puede, dentro de la propia reflexión de su existencia, es decir, la acepta pero no se resigna; Y la verdad casi siempre tiene la suerte de hacer llegar a otros su talento y ser reconocido, a menos que como muchos sufra de algún trastorno emocional severo, problemas de personalidad, o cualquier otra índole, asociado a su propia inteligencia. Jamás tendrá problemas para existir con su propio intelecto y sacarle provecho, y muchas veces en sus procesos personales no involucrará a otros, salvo para sus necesidades –sociales- normales básicas. No tiene que aparentar nada, no sufrir ante las mecánicas del capital y de la sociedad inmersa en modos de producción y distribución, solo trata de entenderlas y de vivir de la manera más inteligente.
Aquellos que supuestamente son intelectuales siempre se hacen los pobres (así tengan mucho dinero, que usualmente no es de ellos, porque suelen ser unos mantenidos de tiempo completo). Esto hace que se vistan con ropa comprada en los segundazos, en las tiendas chinas, los san andresitos y cualquier otro lugar de agache; Y es que nadie puede verlos con algo de marca, porque ellos están en contra del sistema, del “hombre”, de la maquinaria, del imperio, del capital, etc. No pueden faltarle entonces las chaquetas de pana, los sacos que parecen tejidos con puntillas y tenedor -normalmente de una talla más grande-, los sacos estilo elegante como sastres encima de las camisetas con eslogans de apoyo a alguna de sus causas o con lemas de libertad, izquierda o a veces con ingeniosos lemas para disfrute de otros –o el simple goce propio, porque fijo nadie más entiende el escrito-. No pueden faltarle a estas personas los zapatos tipo “Converse” –obviamente nacionales o chinos-, y por supuesto, su marca de tribu, la mochila (la cual debería ser en lo posible tejida de verdad por un indio o comprada en la sierra). Esta última es una marca de casta, y es también una muestra de que este intelectual es descomplicado, de que sus ideas y todo su bagaje cultural, su vasto conocimiento y cultura, no entra en choque con sus raíces, porque todo “intelectual” tiene claras sus raíces, su perfil transcultural, su perspectiva de género y su ideología política.
3. Un intelectual no le ve problema alguno a la música, simplemente la escucha como medio de concentración y/o despeje de su mente; Como también puede entregarse a su lado espiritual y artístico, gustar de ciertos géneros los cuales tiene para sí, compartir con otros, y siempre que se pueda aprender sobre nuevos ritmos, tonadas y artistas.
A los que lo pretenden, les encanta la música de corte intelectual –y dicen cosas como que lo independiente es la casta superior de las producciones musicales-, es decir aquella que marque a los otros que son como ellos, y en que la composición sea exquisita y trabajada, por supuesto deben saber todo al respecto de aquello que escuchan porque este es otro tema a ser inculcado a los desafortunados que son menos cultos; Ellos entienden la profundidad de las metáforas las canciones, y cada una tiene un “claro mensaje” que los demás jamás podrán entender, no sin la complementación y lectura adecuadas.
4. Los intelectuales usualmente no se sienten en una clase, porque casi todo el tiempo están analizando y absorbiendo información, y solo interceden cuando es necesario o cuando se les pide; Si tienen diferencias con lo expuesto y estas enriquecen el debate, las exponen de la mejor manera para que se construya algo y no dejan de lado la correspondiente retroalimentación de su aporte.
Al “intelectual” promedio le molesta mucho que le impartan conocimientos a menos que lo haga una persona del suficiente renombre, y que por supuesto no insulte su inteligencia; Se les verá a menudo haciendo mala cara ante la cátedra “mal preparada” o que no corresponde a lo que debería enseñarse ante la disponibilidad de excelentes pensadores que por supuesto el sí conoce. Casi por necesidad tiene algún comentario o aporte de tipo estructural que es absolutamente necesario para el buen desarrollo de cualquier materia, y al hacerlo miraran con desprecio a aquellos que no los comparten y por supuesto ante las opiniones ajenas tendrán una actitud totalmente displicente, porque aquello si es descontextualizado, alejado de la verdad o simplemente innecesario.
5. Pensar no evita arreglarse un poquito y tener auto-estima, de hecho no hay condición excluyente alguna entre el cuerpo y la mente, es por eso que casi siempre estas personas suelen mantener un buen estilo de vida, comer saludable y hacer ejercicio. El trabajo normalmente les da la ventaja de no requerir de mayor arreglo o disposición y para que hacerlo, pero no es un permiso para la creación de imágenes monstruosas.
Quien quiera parecer inteligente tiene que estar en una condición consecuente con su lucidez y su posición como erudito; En lo posible ser mechudo (ojo que no tengo nada contra el pelo largo, siempre que se lleve bien y limpio), mejor si tiene el pelo bien rizado –si no el mugre se encarga de hacer crespos-, por supuesto los intelectuales se desprenden la retina por la lectura excesiva, en especial en buses y todo otro transporte público y privado, por lo que deben usar gafas, en especial aquellas de pasta con marco grueso. A esto debe sumársele muchas veces la ausencia de desodorante, de productos básicos para la higiene personal, porque estos no son necesarios y son más bien excusas del mundo de consumo, capitalista e imperialista en contra del que ellos están.
6. Los medios son solo una forma de comunicación para ser usada, una herramienta que el intelectual sabe aprovechar de la mejor manera según su estilo de vida, por lo tanto usan las cosas como sean necesarias y usualmente tienden a aburrirse de los patrones repetitivos de las redes sociales y de cualquier cosa que les represente perder el tiempo sin haberse dispuesto a ello. Si ven televisión lo hacen para distraerse mientras escriben o leen, o simplemente para dejarse consumir por un momento de algo banal y distraer sus pensamientos, independientemente muchas veces de la calidad de la programación; Adoran el cine porque cuenta historias y en la mayoría de los casos es una muestra palpable de inteligencia, si algo no les gusta, pues no lo vuelven a ver, pero no hacen guerras personales contra obras o industrias del cine, por intentar seguir su naturaleza y ganar dinero o por hacer cosas de calidad dudosa.
Para alguien “intelectual” el mundo es muy duro porque está cargado de nimiedades y de cosas improductivas; es por eso que ellos no ven televisión y muchas veces la odian; Otra cosa es el internet y las redes sociales que les permiten optimizar su desarrollo personal e intelectual, o explotar su lado artístico con cosas como el “Flickr”; Siempre tienen nombres y seudónimos sacados de algún libro o de la última película que vieron que obviamente es de un director súper alternativo o independiente, porque el cine comercial es tonto y obviamente quienes lo ven no escapan a esta condición.
…
Un verdadero intelectual puede ser cualquiera, como usted o como yo, puede ser que simplemente no nos demos cuenta de la manera en que nos acercamos a veces a esa condición, tal vez sin el molesto “rotulo”, y sé que por ahí hay personas que no están tan obsesionadas con pertenecer, que intentan no vivir apegados a nada, ni ser esclavos de cosa alguna, abiertos a las ideas, sin polaridades innecesarias ni complejos de culpa, tampoco sometidos a ideales superiores o mucho menos ajenas. A veces al intentar ser algo, se pierde la esencia, incluso de aquello que más se anhela. ¿De que sirve leer tanto si nunca se aplica nada?, ¿si todo se queda en un conocimiento ajeno?, ¿si se desconoce el saber básico y se desliga de la experiencia?, ¿si se tiene una preconcepción a todo?, ¿en dónde queda el disfrute?. Quien vive tan preocupado por hacer de su vida algo digno de exaltación casi siempre termina hundiéndose dentro de lo común, rezagado precisamente por el peso de intentar la consecuencia, en vez de vivir bajo preceptos simples, con valores propios, con códigos sostenibles y bajo algún régimen que no se estandarice, porque mis queridos amigos “intelectuales”, de ustedes hay tantos ya, que cada otro que aparece es un mosco más que se le pega al excremento.
viernes, 17 de septiembre de 2010
Solo ella: Acida. Tata Betancur
Cuando me enteré de nuevo del juego del #bloggersecreto, me pareció interesante, ya una vez lo había jugado y en esa ocasión la iniciativa me permitió conocer a otros bloggers y en particular hacerle un regalo no tan convencional a alguien. Sin embargo esta vez ha sido distinto, ¿por qué?. Simple, ella, la persona que me correspondio es una persona bien distinta a un blogger promedio.
Esta niña primero que todo tiene un estilo bien particular para escribir, en principio, tiene la rabia a flor de piel propia de los años 80 -sin arriesgarme a calcular su edad-, pero es un sentimiento bonito en cierta forma y bien conducido, ella lo ha capitalizado y ha logrado hacer cosas buenas de algo que de otra manera sería desastroso. Me cae bien por eso. Tal vez sea simplemente un prejuicio de mi parte, pero no me parece uno tan malo y sé que si me equivoco, no pasará del regaño.
Escucha música muy buena y estar al pendiente de ella no fue muy difícil al recomendar permanentemente temas a través de la super estación; Confieso que nunca había escuchado esa emisora, pero más de una canción coincidió con mis propios gustos musicales, y en mi pobre intento de endulzada, quise mandarle aunque sea un par de canciones que pudieran gustarle, aunque ya me dira ella si eso último es cierto. Le gusta el futbol, lo cual noté en la epoca del mundial, aunque para esa época, hasta las personas que no gustan de ese deporte -como yo-, lo ven; Sin embargo pues ella desborda pasión y en sus lineas en twitter se notaba, hincha a morir de su verde equipo, siento que podría dar mucho por él.
Me asusta un poco, porque es muy segura de sí misma, con lo cual dificilmente se dejaría de alguien, y ese tipo de seguridad siempre me ha costado trabajo; Ella misma suele ser un poco terca y podría decir que hasta tajante, pero ojo, esto no le resta encanto. Me parecio muy simpatico cuando quiso meterse a la convocatoria de Soho para las twitteras, una iniciativa valiente, y la verdad es que viendo sus fotos, no desmerece el salir en esa revista.
He intentado leer su blog en más de una ocasión, a veces me resulta agradable por lo femenino, por el toque consciente de una mujer que sabe, y quiere; y porque proyecta precisamente esas virtudes que he tratado de señalar anteriormente, me gusta que toque temas que normalmente yo no tocaría, sin tapujos, sin tabues y tratando siempre de poner su particular punto de vista sobre todo. Ella es de esa mujeres que sabe lo que tiene, lo que quiere, y de alguna manera busca coherencia y consecuencia en su vida a través de sus acciones. No la conozco lo suficiente como para arriesgarme a decir más sobre su personalidad, simplemente su forma de escribir -con una excelente y amena redacción- lo lleva a uno a simplemente tomarle gusto a sus palabras, pasa como con Turin, a quien sigo y leo, aunque no siempre comparta lo que escribe.
La verdad me parece que le cuadraba muchisimo el pelo rojo, pero con el mismo negro no se ve nada mal.
Tata, espero perdones la confianza, sé que en más de una ocasión te he molestado en twitter (hasta hemos discutido), porque precisamente soy un caso para tratar a las personas. Disculpa lo pobre del post, estoy seguro que te mereces uno más amplio, pero la verdad no dedique el tiempo que hubiera sido necesario y tal vez suficiente para conocerte e intentar reflejarte con un escrito.
Invito a todos y todas a leer a esta mujer, en su blog, y en twitter; Se que tambien escribe en una revista digital, pero no fui capaz de encontrarla de nuevo, y en este computador no está. Leanla, puede terminar cayendoles muy bien.
Una mujer totalmente multidimensional, con todo para ser una buena amiga, madre, esposa y cualquier otra cosa que se proponga; Feliz día del amor y la amistad, aunque sé que uno no necesita excusas para darle un regalo a alguien como tú, es bueno saber que existes y ojalá sigas regalando esos buenos escritos que me gustan mucho.
lunes, 6 de septiembre de 2010
El Amor en los Tiempos del Facebook
Imagen tomada de: https://pixabay.com/es/ojo-facebook-detalle-macro-la-cara-1553789/ |
Cuando se habla de nerds, debería ponerse ese “amigos” mencionado en un principio siempre entre comillas, pero para efectos de economía no se hará. La persona que se invento esta “herramienta” sí que la supo hacer; Mark Zuckerberg (así se llama el Nerd que inventó el facebook) renovó los intentos anteriores por crear comunidades virtuales, al dar la posibilidad de hacer muchas más cosas que lo que antes permitían sitios como Geocities –una de las primeros intentos de comunidad en internet-, superando la forma en que los blogs hicieron impacto hacia el año 2006 y pasando muy por encima de otras redes como Myspace, Hi5, Sonico y tantas otras que existen.
La semillita del carelibro se ha ido cultivando en casi todas las personas sin reparo de edad o condición social y ha creado toda una cultura detrás de este modelo de negocio que mucha gente no entiende; y es que nada en el mundo es realmente gratis, pese a que nos han vendido la idea de que en internet todas las cosas están dispuestas enteramente para nuestro disfrute; bastante alejado de la verdad, en especial porque cuando compartimos nuestros gustos e intereses, estamos llenando constantemente encuestas de mercadeo y es claro que todo lo que en este sitio ponemos –por las virtudes de la llamada Web 2.0-, termina convirtiéndose en mercancía al mejor postor, esto sin contar con las profundas implicaciones sociales –en términos reales, no virtuales- que tiene la interrelación con otras personas a través de un medio tan confuso y complicado como el que ofrece el computador.
Ya antes podía verse con las salas de chat –caídas hoy totalmente en desuso- que cada cual usaba la herramienta como mejor convenía a sus instintos, perversiones, pasiones y modos; Y es que mucha gente necesita un escape de la realidad, la cual satisface a través del computador, protegido por la complicidad del anonimato, escudado por el silicón y los micro circuitos. Ciertamente más de uno pensará que el ejemplo es exagerado y que con las redes sociales uno se muestra como es, pero habría que ver si es del todo cierto, en especial cuando mucha gente simplemente construye su personalidad como mejor desea que la vea el mundo, a la final es tan solo es una forma de satisfacer el morbo –sabiendo de otros- y la necesidad de mostrarse al mundo, ya que parece un mal de época el querer destacarse -¿exhibicionismo?-.
Cada cual enseña lo que necesita y hace de su vida algo notable al determinar que con "un" alguien tiene una “relación”. En cierta medida eso debe servirle como escudo para que la multitud de galanes –y galanas- virtuales, se haga a un lado y respete la unión de cuentas o la compatibilidad de perfiles [?]. Todo sería perfecto si esto no se prestara constantemente para malos entendidos, para problemas y para peleas; Es horroroso darse cuenta de la injerencia que tiene para muchos esta red social, lo complejo que puede ser la dinámica de enlaces compartidos, de escritos en el muro y por supuesto, de las fotos que "alguien" tiene la indelicadeza de subir, y ese mismo alguien u otro con mayor grado de descaro, tiene a bien “etiquetar”, y tan sorprendente es, que las charlas fuera de los ambientes informáticos, versan casi siempre sobre estos temas y conjugan permanentemente los verbos anteriores.
Este mundo contemporáneo está lleno de etiquetas y es claro que todos deberíamos pertenecer a alguna especie de grupo, si no, tal vez estaremos fuera de los estándares sociales, tachados de desviados o simplemente descastados, lo que nos podría hacer merecedores a un veto que puede afectarnos más que cualquier otra clase de estigma.
Es notable lo mucho que se complican las cosas para muchas personas al recibir atenciones que normalmente pasan desapercibidas en su muro, un lugar complicado en donde se pueden confundir las palabras; y es que antes a uno los amigos le decían cosas que la pareja podía mal entender, pero esta persona no tenía de que preocuparse, pues a su oído nunca llegaban estas misivas peligrosas; Pero ya la cosa se pone muy difícil cuando ese alguien especial tiene acceso a todo lo que a uno pueden llegar a escribirle. Y es que un simple mensaje de cariño puede causar todo un episodio de celos, y realmente he visto casos graves, en especial en relaciones enmarcadas en la distancia. Hay que ver lo difícil que es para algunos llevar un cierto estilo de vida, cuando su existencia está reflejada en este espacio virtual y realmente tienen pocas posibilidades de lograr privacidad –tanto para bien, como para mal-.
En un universo -el internet- donde confluyen múltiples niveles de discurso, diversidad de género, edades, y condición social, es natural que se presenten roces, altercados y verdaderas hecatombes; La intención allí se desdibuja, no tiene sonido, no tiene emoción, no tiene cuerpo, no tiene alma, no tiene nada. En un mundo desnaturalizado, sin arraigo cultural, con fallas profundas en la educación básica -de esa que nos enseña a pensar y a tener “competencias” desde el parvulario-, una herramienta limitada y limitante –eso es el facebook-, no permite que el sujeto vea más allá de sus posibilidades sociales, además, lo condiciona a las que el sistema le ofrece; solo basta fijarse en las limitadísimas opciones de relación que presenta: “Estar en una relación”, “estar comprometido” y “estar casado”; La verdad yo preferiría algo como “felizmente soltero”, “embrujadamente enamorado”, “loco por ella”, o cualquier otra cosa; pero insisto, el sistema es limitante.
No es que muchos detestemos el Facebook –sigue siendo una buena herramienta-, solo es temible y terrible la forma como se usa, y como nos usan los que de él sacan ganancia. Y es que el espectáculo de su vida, la mía, la de sus familiares y conocidos, es solamente un producto, una mercancía, y lo peor una que le puede costar a usted su relación -y el que diga que usa el Facebook sólo para jugar es un gran hipócrita-; A la final se resume en un banquete voyerista de desproporcionadas dimensiones, en donde la entrada, el plato fuerte y hasta el postre, lo pone usted al prestar su vida a intereses ajenos –¿o que beneficio le ha representado últimamente?-.
Un ejemplo crónico de todo lo anterior es el estado de relación, que tal vez no sea cierto, un click y ya se llama la atención de los demás, casi de manera automática, y es que siempre hay alguien -¿conocido?- conectado al Facebook; ¿desde cuándo los asuntos de las relaciones de cada uno le importan -tanto- a los demás?, ¿desde cuándo se les dio derecho a opinar?. La cuestión es que la mayoría de los contactos no son amigos, sino conocidos –o tal vez ni eso-, y es que esta red social le ha quitado el significado a la palabra “amigo”, lo que ha hecho que se formen redes de conocidos con conocidos, que terminan enterándose de todo lo que hacemos por perfiles ajenos; y quien realmente no nos conoce, con buenas o malas intenciones, puede llegar a dañarnos; para lograr una comunicación sana, debe haber claridad emocional, lo cual el internet no permite –no del todo-. Las cosas del corazón son para tratarlas en persona -“face to face”-, el amor solo trabaja bien en un ambiente 1.0 -o vida real análoga-. ¿Se han puesto a pensar todo el tiempo que pierden mirando fotos, perfiles, eventos, y cambios de estado en el Facebook de su novio/novia?, en lugar de simplemente estar con él/ella;
Sería bueno cerrar el computador, o mejor el Facebook (porque al cerrar el computador pueden perderse de leer algo medianamente decente, aunque nada reemplaza un buen libro.); Salgan, diviértanse, disfruten y verán que eventualmente compartirán su vida sólo con aquellas personas con las que de verdad así lo desean, a las que de verdad les importan. Recuerden que antes de ponerse de moda -y dar plata-, el internet, los medios y salas de chat, y por supuesto las redes sociales, eran territorio exclusivo de nerds, geeks y desadaptados sociales. ¿En qué momento empezó a ser tan “cool” quedarse detrás de un computador, y dejar la vida social real atrás?
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
(Las imágenes originales fueron removidas de los servidores. La primera imagen salio de acá. La segunda imagen fue tomada de aquí)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)