Hace un tiempo me di a la tarea de escribir en este sitio, no tenía otra pretensión que la de dejar salir las cosas que pasaban por mi cabeza, hacer procesos de catarsis a mis demonios, expulsarlos, exorcizarlos y quedar limpio al fin de tanto que se había guardado en mí por los múltiples años de silencio, y de vivir la vida como espectador, aun cuando la misma se supone que me representaba un papel protagónico.
Ser el protagonista; no hay un ideal más trascendente dentro del ciclo de vida de cada uno, todo en consecuencia se reduce a sí mismo –ego-, a lo que pasa por la cabeza, a lo que corre pierna arriba, a lo que viene y a lo que se va. Somos seres complejos con diversas dimensiones y nos damos a diario a la tarea de unir nuestros fragmentos, de estar en un mundo que continuamente parece rechazarnos, pero al cual perseguimos ciegamente como el infante a la teta materna.
Estamos aquí como consecuencia de algún tipo de designio superior a nosotros mismos, como el resultado del azar cósmico, o simplemente como la concreción de la suma de las voluntades múltiples que afectan nuestras vidas; Vivimos incompletos buscando aquel otro ser que se acople a nosotros, cuando lo que en verdad nos hace falta es encontrar sentido a nuestra propia existencia, ritmo a nuestras palpitaciones, gusto al aire que respiramos. Tenemos la ventaja de estar llenos de una luz inmensa que podemos reflejar en otros para iluminar realmente nuestros espíritus, porque se brilla mejor en conjunto, porque la compañía representa un estadio de dicha –felicidad-, de aquello que puede sosegar nuestra rabia, aquella que se acumula por la tensión del cruce de los sueños con los despertares, del contraste de los quereres con los deberes.
Probablemente nunca encontramos en la vida alguien que piense como nosotros mismos, pero si estamos con suerte, podemos hallar aquellos y aquellas que disfruten de nuestros pensamientos, que se regocijen con nuestras acciones y que compartan algunas de nuestras ideas, que vivan la diferencia y la acepten con amor, en lugar de tolerar por la necesidad de la convivencia a fuerza; Porque el nuestro es un mundo forzado, en el cual el regalo de la razón, de la emotividad y de la sensación, lo convertimos en una imposición, en una guerra contra la vida, contra el mundo y contra los otros, aunque no faltan aquellos que ni siquiera tienen claro en qué punto del universo se hallan y solo son velas de un viento que sopla siempre en diferente dirección y que con furia desmedida amenaza con llevarse todo, con dejar nada.
Hoy agradezco a todas las personas que comparten conmigo y a las cuales al menos les agrada lo poco o mucho que puedo compartir con ellos, por acompañarme en este viaje el cual parece haber sido más productivo y largo de lo que jamás imaginé para mí, por darme la mano en los momentos en los que he caído, por ayudarme a retomar el rumbo cuando lo he perdido, cuando en ocasiones he querido desechar el mapa. Por darle combustible a mis sueños, corriente a mis ilusiones, por intentar caminar a mi lado.
Ser el protagonista; no hay un ideal más trascendente dentro del ciclo de vida de cada uno, todo en consecuencia se reduce a sí mismo –ego-, a lo que pasa por la cabeza, a lo que corre pierna arriba, a lo que viene y a lo que se va. Somos seres complejos con diversas dimensiones y nos damos a diario a la tarea de unir nuestros fragmentos, de estar en un mundo que continuamente parece rechazarnos, pero al cual perseguimos ciegamente como el infante a la teta materna.
Estamos aquí como consecuencia de algún tipo de designio superior a nosotros mismos, como el resultado del azar cósmico, o simplemente como la concreción de la suma de las voluntades múltiples que afectan nuestras vidas; Vivimos incompletos buscando aquel otro ser que se acople a nosotros, cuando lo que en verdad nos hace falta es encontrar sentido a nuestra propia existencia, ritmo a nuestras palpitaciones, gusto al aire que respiramos. Tenemos la ventaja de estar llenos de una luz inmensa que podemos reflejar en otros para iluminar realmente nuestros espíritus, porque se brilla mejor en conjunto, porque la compañía representa un estadio de dicha –felicidad-, de aquello que puede sosegar nuestra rabia, aquella que se acumula por la tensión del cruce de los sueños con los despertares, del contraste de los quereres con los deberes.
Probablemente nunca encontramos en la vida alguien que piense como nosotros mismos, pero si estamos con suerte, podemos hallar aquellos y aquellas que disfruten de nuestros pensamientos, que se regocijen con nuestras acciones y que compartan algunas de nuestras ideas, que vivan la diferencia y la acepten con amor, en lugar de tolerar por la necesidad de la convivencia a fuerza; Porque el nuestro es un mundo forzado, en el cual el regalo de la razón, de la emotividad y de la sensación, lo convertimos en una imposición, en una guerra contra la vida, contra el mundo y contra los otros, aunque no faltan aquellos que ni siquiera tienen claro en qué punto del universo se hallan y solo son velas de un viento que sopla siempre en diferente dirección y que con furia desmedida amenaza con llevarse todo, con dejar nada.
Hoy agradezco a todas las personas que comparten conmigo y a las cuales al menos les agrada lo poco o mucho que puedo compartir con ellos, por acompañarme en este viaje el cual parece haber sido más productivo y largo de lo que jamás imaginé para mí, por darme la mano en los momentos en los que he caído, por ayudarme a retomar el rumbo cuando lo he perdido, cuando en ocasiones he querido desechar el mapa. Por darle combustible a mis sueños, corriente a mis ilusiones, por intentar caminar a mi lado.
2 comentarios:
Es que no tenemos que buscar a nadie como nosotros, porque lo maravilloso sería saber que no hay nadie como nosotros, salir de la sociedad, no ser uno más, si no individual.. Aprender a pensar por uno mismo, a tener nuestras ideas, a valorarlar por encima de las demás que tratan de imponernos como dogmas. Te recomiendo que leas algo de emile armand, un hombre que supo encontrar su verdad, y tal vez hasta vivirla
Me ha gustado leer tu entrada, también me gusta escribir para intentar transmitir lo que siento, en el fondo se trata de conocerme mejor
Lenina: Solo creo que existe la pretensión básica de la búsqueda de complemento, no quiere decir que esa sea la razón de nuestra existencia; Muchas veces al buscar no necesariamente hay que encontrar algo y tal vez el sentido esté tan solo en buscar. Nuestras ideas valen, pero sin los demás nunca encontraran contraste, no un sentido sublime.
Respecto a las verdades, no me agradan, precisamente porque son cadenas, prefiero encontrar razones, ideas, imágenes para complementar la forma de la vida que le dan mis sentidos a este universo en el que habito. Igual, lo tendré en cuenta. Gracias.
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