lunes, 26 de enero de 2009

Trabajo


Sobre el aburrimiento ya escribí, tal cual como eso que no permite el bienestar, esta parte que no deja encajar de una manera adecuada, opuesto a la conformidad que se respira toxica cuando cada exhalación grita el inconformismo; rebeldes ante nuestra propia situación no cobijamos una sola certeza que no este antecedida de una docena de dudas; pero también es muy próximo a nuestra condición estable el hecho de que encontramos la dicha en los rincones mas insospechados.

Es un juego de tapar, de construir un castillo sobre el derrumbe del ayer, reciclar emociones, pensamientos, palabras, canciones y personas; seguir allí pese a lo doloroso que resulta el suelo, a lo complicado de cada paso y a lo infructuoso de cada estación; una de las soluciones es buscar en la rutina el quiebre de lo monótono, en reemplazar lo mismo con lo de siempre, ya que a la final nos sentimos seguros en lo más fuerte que tenemos: la costumbre.

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Hoy tuve un poco mas de lo mismo del año pasado; una corta visita al edificio en donde nos cambiaban un par de horas de nuestro tiempo y anhelos, por varios días de esperas y angustias propias y ajenas, personales y grupales, de un mundo que está enfermo y cree que el castigo es la razón de ser de la culpa y por que no, de la intención.

No quería y sin embargo fue divertido, el respeto artificial que influye una profesión con responsabilidades de este tamaño colma egos, llena billeteras (ciertamente no aún), pese a que arruina vidas y hace sudar ojos; el caso es que me hace falta, y tal vez más aún la fuerza de la novedad y la esperanza de un escenario igual pero diferente, en donde no juegue al destino ni le dé mas almas al barquero o excusas al dependiente para agitar su llavero, al cerrajero para hacer más llaves, al verdugo para afilar más hachas; no, en el mundo de la seguridad del producto del ingenio, me espera algo distinto, lo sé porque lo espero y mi poca esperanza, no es fé, solo un buen legado del calculo positivo de probabilidades, o matemáticas del destino.
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IMAGEN DE AQUÍ

2 comentarios:

Clau dijo...

Uy...nada peor que la costumbre...esa nos puede confundir demasiado.

Iván R. Sánchez dijo...

Claudia: Depende, es un gran depende, hay necesidades necesarias y otras dispensables... depende.