jueves, 22 de enero de 2015

Ángeles

Tomado de: http://cdns2.freepik.com/foto-gratis/angel-sin-cabeza_2299357.jpg
A veces, solo a veces me pregunto, si voy por el camino correcto. ¿Cómo saber en principio cuál es éste? ¿Cómo diferenciar? ¿De dónde se saca la sabiduría necesaria para hallarlo?

La respuesta es un tanto contradictoria, pues en principio para reconocer cualquier sendero hay que transitarlo, o al menos haber recorrido otros que puedan considerarse similares. Entender, aprender, aprehender, saber. 

Una contradicción, en principio o tal vez una necedad de estas que resultan obvias y que no requieren de mayor reflexión.

No me resulta tan extraño el considerar que a menudo se nos niegan las experiencias (empezando por las laborales), por la idea quizá de que todo está dicho, todo está escrito, de que hay suficiente ilustración frente a todo campo y que la innovación o el verdadero desarrollo del pensamiento creativo es algo que pertenece a alguna especie de seres superiores que vistos a través del lente de la majestad mediática, están por allá tan lejos, únicamente a merced de una cámara para enseñarnos un poco de sí, para iluminarnos con aquella luz tan escasa. Son los ángeles de la contemporaneidad.

Existe una gran posibilidad de que me equivoque, porque se me da muy bien. Pero lo cierto es que hay un nivel de consciencia, de inteligencia, de creatividad, de genialidad, de carisma, que nos han elevado hasta un estado casi divino, irreal, inmaterial y por tanto inalcanzable. De alguna manera se nos enseña sobre lo especiales, únicos y grandiosos que somos y podemos llegar a ser, pero con la advertencia tacita de tener un límite considerado en ese otro que es por más, grandioso.

La imagen mítica del otro, surreal y angelical, de esa otredad inalcanzable empieza como lo sugerí anteriormente, con un medio. He de seguir considerando hasta el cansancio como el grueso de la población es altamente influenciable a través de la palabra, de la magia implícita en lo dicho, la cual acompañada de algún grado de poder comunicativo, del sentido de autoridad que da la misma masa, o que se transmite por simple carisma, constituye un instrumento macabro.

Nos dicen qué pensar y cómo pensar, y dentro de este ejercicio comunicativo es que nuestros ángeles son mitificados. Cumplen hazañas maravillosas, algunos a través de su desempeño en algún deporte sobremediatizado, otros han tenido alguna jugada genial en el mundo de los negocios y han logrado conseguir mucho dinero explotando el morbo, la naturaleza canalla y cínica del ser humano o simplemente su sed de esparcimiento,su necesidad de ocio.

El éxito constituye este elixir que exalta la esencia mortal conviertiéndola en divina, pero es ese algo que viene con él, probablemente el dinero, que nutrido de la envidia que nos carcome, hace que tengamos una admiración casi enfermiza. Claro, no está mal querer más. Tal vez ningún ser humano (desde la cultura comúnmente aceptada) sea ajeno a la idea del poseer, del tener, de hacer suya alguna cosa, porque de eso se trata casi cualquier relación, los sustantivos son formas de apropiación, de igual manera muchas de los complejos mecanismos sociales y de pensamiento, que buscan la manera de apropiarse de todo otro, del otro, de la otredad. El mismo conocimiento es la adquisición de conceptos, de ideas y constructos racionales que se apropian. Nada es nuestro, pero lo queremos todo.

Nuestro mundo es el triunfo de la envidia, a la cual me referiré en cuanto sea pertinente, pero que efectivamente es el sentimiento que logra introspecciones poderosas para reducir a los individuos, lo que impulsa el desarrollo, la conquista de las limitaciones propias, el avance dentro de las capacidades personales.

Claro, podemos ser estos ángeles de alas construidas a punta de envidia, o podemos ser capaces e independientes, e intentar librarnos de las ataduras, volar de verdad, en el silencio, en la majestad del cielo, sin que haya nadie por ahí que envidie nuestro poder.

2 comentarios:

AV dijo...

¿Algo así como un ángel o un descuido?
Bueno, da igual el camino que se tome.

http://elnoticierodelocotidiano.blogspot.com/2012/03/los-protegidos.html

Iván R. Sánchez dijo...

No, la idea de la divinidad coronada por la medida del éxito social, personal, ajeno. Nada que ver con la protección, con ese otro que si podría ser un querubín guardián. Digo, no todos los ángeles son buenos, pues sus plumas pueden ser filosas.