Tomado de: http://www.imagenessincopyright.com/2013/08/puesta-de-sol-rojiza-en-baviera.html |
Inexorable como puede ser, la rotación y traslación terrestre es algo menos que inevitable, el tiempo sucede, pasa y todo se pierde entre días que se asoman tímidos, y noches que aparecen trémulas y desprovistas de magia.
La luna se ha quedado sin quien le aúlle y en las esquinas la noche ha dejado de tejer monstruos etéreos y profundos para llenar la existencia de temores simples y concretos, como el filo del metal frío que uniforma a las apariciones nocturnas, las que pertenecen solo al velo de la oscuridad.
No, las pesadillas se concretan a diario y toman formas totalmente humanas, personas arrastradas por el determinismo de un sistema que traga personas y defeca abominaciones. El propio sentido de la decencia se pierde, cuando todos los principios otrora resultado de un sistema ético religioso más o menos coherente, se quedan únicamente en una señal en la frente, desprovista de poder, y unas palabras que solo indican la sumisión a un esquema de pensamiento conveniente.
Conveniencia, egoísmo, cinismo, al igual que un pensamiento y actuar totalmente canalla. No hay una consciencia sobre el resultado de las acciones y la inmediatez es una cárcel en la cual se cuecen las más primales de las perversiones. No existe un punto de fuga para los demonios personales y por eso estos se apoderan de quienes los concibieron.
Pero con todo y eso estamos, somos y parecemos. Pensamos, vivimos y sobrevivimos. Pese al temor, alimentándonos del terror del otro, por culpa de lo que a nuestro alrededor se nos ha hecho perseguir.
Adelante, por la orilla, con cuidado, pero adelante.
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