jueves, 15 de enero de 2015

Momento de claro oscuro

Tomado de http://www.imagenessincopyright.com/2014/09/eclipse-lunar-en-la-noche.html
Y si, quiero sentirme de nuevo reflexivo, elocuente, inviable.

Es claro para mí que cada día es un enfrentamiento, una exaltación de la rutina y un encontrón con las formas mismas del pensamiento individual. Ya lo he mencionado anteriormente, como el triunfo de la modernidad fue el individualismo, y de alguna manera su aprehensión posterior ha mostrado que también es en sí mismo un fracaso. Las libertades son una muestra imperfecta de una dominación perfecta, cuando solo se es permitido pensar de alguna manera cierta y ni qué decir de la forma de actuar, cuando se supone que el límite de la acción individual se encuentra únicamente en el perjuicio del otro, en la evitación de consecuencias que generen daños, más allá claro está de los simples daños colaterales por el roce social, puesto que necesariamente alguien habrá de salir contrariado.

Podríamos decir, que una misma materia no puede (en principio) ocupar un mismo espacio, de esta manera tampoco corresponde en el ámbito de las ideas que se sobrepongan conceptos, puesto que los mismos pueden llegar a ser tan complejos, tan ciertos y reales que se dotan de volumen, se materializan con una masa que en correspondencia con lo anterior los puede hacer densos, impenetrables.

Lo cierto es que la idea, el pensamiento, responde a la acción social. Por simple derivación del esquema en que se han construido los valores personales, por la aplicación del algoritmo social que haya sido programado consciente e inconscientemente por el individuo, y es esta amplitud volumétrica de su propia idea del  otro, lo que choca indistintamente con ese mismo otro. La idea y el objeto tienen dimensiones diferentes, pero colisionan dentro de un mismo plano, y como en todo la fuerza que corresponda vectorialmente con la mayor intensidad, es siempre la que resulta avante. No obstante, la potencia puede ser una ficción en tanto la idea es compleja, tanto como el individuo que la forja, de tal suerte que puede corresponder a extremos maleables, puede ser dúctil o extensible o incluso puede tener propiedades protofísicas o metafísicas, lo que no evita el choque.

Un cambio dimensional requeriría eventualmente la afectación de los objetos, o el menosprecio de las constantes, por lo que tampoco es cuestión de alteridad o singularidad, sino de principio, como todo.

Claro, ¿no?


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