Esta palabra, según el sabio internet tiene sus orígenes en el idioma portugués, y llegó a nuestro país (Colombia) al parecer desde el Brasil, importado a fuerza hacía Medellín, de donde todo indica que se ha extendido a casi todo el territorio nacional. Algunas fuentes ponen el vocablo dentro del latín medieval con la palabra partiarius que no significa otra cosa que 'participe', de ahí que termine siendo un calificativo para compañero, con las derivaciones desde 'aparcero', pasando por 'parcero' hasta el conocido y objeto de esta entrada: parce.
Este término probablemente no fuera otra cosa que una muestra de chabacaneria, de "farolería", de fanfarronería, de esa clásica, petulante y sobrada actitud que caracteriza al grueso de habitantes de este país, un equivalente funcional del 'llave', o 'pana' de otros grupos étnicos geográficamente diferenciados en este triste territorio que le pertenece más al sagrado corazón y la las multinacionales que a sus habitantes, en donde claramente el respeto nunca será un principio o razón fundante, y una muestra de ello es que una palabra que implica cercanía, intimidad y que se encuentra totalmente dentro de un ámbito cerrado, sin más, es usada para referirse a cualquiera: Extraño, vecino, amigo, conocido o desconocido.
Y claro, no tengo nada en contra de que los amigos, o aquellos quienes se conocen de esa manera especial que permite una amistad, larga, profunda o incluso aquella derivada de las actividades comunes, del alcoholismo social; Que aquellas personas se llamen entre ellas como deseen, con algún término soez o despectivo, o con calificativos, motes o palabras de corte pesado, pero que realmente en el contexto guardan fuerza, sentir, emoción.
Pero que cualquier hijo de vecino, un indistinto 'gato' recién escapado de cualquier cloaca pretenda llamarlo a uno de una manera tan poco formal, a mi me parece una completa falta de respeto, tanto como cuando en la calle un 'chirri' (gamin) lo llama a uno por cualquier calificativo como 'mono', 'bacan', 'hermano', para que le resulte más eficiente su chantaje emocional, o psico social.
Vuelvo a decirlo, me parece insultante que se haya importado un término que en nada toca a la cultura o folklore de este territorio o esta nación, peor aún que en un atentado hegemónico los antioqueños lo hayan hecho popular, tal vez por culpa de la cultura imperante narco traqueta, o por la influencia de algunas personalidades que empezaron a hacer famoso este apelativo, que valga decir en mi época de adolescencia, por allá en los años 90 era vista como algo inculto, propia de los que algunos han llamado 'ñeros', de rabal, sin cultura, en especial en Medellín y en otras ciudades de la zona, por lo que realmente era raro escucharlo.
Es raro como hoy en día el término se encuentra difundido en todos los estratos, condiciones sociales y niveles de cultura (esto último es tan discutible como relativo). Sin embargo, no comparto el uso de este término, me parece ofensivo y burdo, y soy de esas personas a quienes les gusta ser llamado por su nombre, o que en caso de no conocerse (por el otro) prefiere un clásico 'señor', y que resiente cualquier intento de confianza forzada, puesto que no considero amigo a nadie por el hecho de cruzar unas palabras con este, y detesto las invasiones a mi esfera personal, las intromisiones, esto lo considero, una afrenta personal.
Por eso lo invito respetado lector o lectora, a que NO ME DIGA PARCE, evítese problemas, o una respuesta tosca, hosca o grosera de mi parte. Si no puede referirse a mi por mi nombre, o por un 'señor', ni se moleste en hablarme. Gracias.
1 comentario:
Si, Señor!
Me adhiero a su reflexión, nada más horroroso que se le acerque a uno un indigente y le diga "uy parce deme para un pan" y a los cinco minutos un badulaque al que uno si apenas ha conversado 5 minutos o unas horas, le de una palmada en la espalda y le diga "quiubo parce, como te va" por que además combinan el tu y el usted en una sola frase...
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