El amor es la cosa más extraña del mundo. En algún momento quise entenderlo, quise abordarlo, reflexionar sobre este sentimiento que, se dice, mueve al mundo. Mis conclusiones no fueron buenas, se quedaron en pequeños aspectos de la realidad y de las relaciones que poco decían, que poco daban cuenta de lo que en realidad sucedió.
Empecé con una serie de entradas para construir una especulación, de esas que ya poco se ven por este espacio. Allí, tan solo hice una descripción superficial del concepto.
Decía algo así: El amor es un sentimiento que surge por las personas (aunque algunos pudieran profesar que lo sienten por mascotas, cosas y demás; en fin, todo tipo de ideas, tangibles e intangibles). Eso parece simple y fácil de entender por las personas; en materia de sentimientos creemos que por el hecho de cumplir el requisito fundamental, es decir, sentir, ya estamos en capacidad de entender todo lo que esta alrededor del sentimiento; Claro esta, que podemos fácilmente dejar escapar muchas cosas a la hora de tratar de entender algo que en definitiva no ha sido diseñado para ser entendido. Probablemente ese sea el problema, como lo he mencionado en ocasiones anteriores, somos seres complicados; Nos concentramos tan solo en intentar hacer, en intentar no errar, no caer y por supuesto en no sufrir. El problema entonces es que todo se nos queda en el intento, por la mala manía de fracasar antes de iniciar; un pesimismo que incluso he visto en muchos de los que podrían jurarse a si mismos como abanderados del optimismo, pero, como es para mi y lo seguiré pensando, no somos mas sino una suma extraña de recuerdos y melancolías, buscando que nuevas memorias tristes o felices pueden reemplazar a las anteriores; Como si estuviéramos constituidos de un lego que a fuerza sabemos carece de todas las piezas y que intentamos casi de manera infructuosa completar cada día con las piezas con las que tropezamos.
Y un poco después llegué a otras conclusiones relacionadas con este sentimiento en "otro poco sobre el amor" una entrada ya bastante vieja que me produce un poco de nostalgia sobre cómo podía usar las ideas antes.
Querer es muy difícil o mejor, tener una relación que implique un buen querer es complicado. Tanto es así que la mayoría de las veces el amor se confunde con muchas cosas que las personas asumen como amor por la inexperiencia o porque simplemente una vez hemos querido y sufrido por el amor, entonces nos creemos dotados de todo lo necesario para hacerlo (hablar y predicar sobre ello como algo natural y obvio) (...)
Así las cosas lo mejor que puedo hacer es tratar de encontrar lo que puede llegar a ser una escala del querer o unos niveles lógicos de amor. Si bien es claro que para muchos el amor se divide en amor filial (fraternal) como el que se le tiene a la familia; amor a lo etéreo, divino (devoción) y que esta por encima del hombre (el amor a dios si es el caso); y el amor al otro, al complemento, media naranja, etc. Este último se asimila a veces con lo erótico y lo sexual, también llamado sentimental o romántico (cosa que no comparto, cuando cada palabra significa una cosa diametralmente distante de lo complejo de la pareja o plantea algo muy vago como para ser seriamente considerado).
Aunque devienen lógicamente del amor, de aquella capacidad del ser humano para sentir, se suele despreciar de alguna manera el cariño que puede sentirse por las cosas, al no ser sujetos sino objetos y no entenderse que no puedan corresponder, y a los animales en la medida en que suelen entenderse estos como seres puramente instintivos incapaces al parecer de responder a otra cosa que no sea a lo primario y urgente. También existen amores a las actividades diarias (yo diría el gusto por lo que haces, aunque hay quienes dicen que hay que hacerlo todo con amor, ¿confuso, no?).
Así las cosas lo mejor que puedo hacer es tratar de encontrar lo que puede llegar a ser una escala del querer o unos niveles lógicos de amor. Si bien es claro que para muchos el amor se divide en amor filial (fraternal) como el que se le tiene a la familia; amor a lo etéreo, divino (devoción) y que esta por encima del hombre (el amor a dios si es el caso); y el amor al otro, al complemento, media naranja, etc. Este último se asimila a veces con lo erótico y lo sexual, también llamado sentimental o romántico (cosa que no comparto, cuando cada palabra significa una cosa diametralmente distante de lo complejo de la pareja o plantea algo muy vago como para ser seriamente considerado).
Aunque devienen lógicamente del amor, de aquella capacidad del ser humano para sentir, se suele despreciar de alguna manera el cariño que puede sentirse por las cosas, al no ser sujetos sino objetos y no entenderse que no puedan corresponder, y a los animales en la medida en que suelen entenderse estos como seres puramente instintivos incapaces al parecer de responder a otra cosa que no sea a lo primario y urgente. También existen amores a las actividades diarias (yo diría el gusto por lo que haces, aunque hay quienes dicen que hay que hacerlo todo con amor, ¿confuso, no?).
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Amar no es una incesante búsqueda por el sufrimiento como todos creen; ni es la fabrica mas eficiente de cínicos(as), misóginos(as) y decadentes despojos de seres humanos que convirtieron en costras duras como el metal la antigua materia suave y dulce que los rodeaba y que en algún gaseoso contorno hacia casi que volaran. El dolor es una manera de mostrarnos los errores, y ante todo la fragilidad propia del estar y de la forma clave de ser.
Somos porque sentimos, porque el mundo nos afecta y nos da motivos expresados en senso-percepciones para tomar decisiones; entonces, el amor no es mas que una forma mas de estimulo; uno que causa un caudal múltiple de reacciones tanto en nuestro cuerpo como en nuestro espíritu y cuya respuesta solo depende de nuestras propias decisiones y de las cosas que hacemos para intentar sobrellevar la corriente. Y no es que sea nadar contra la corriente, es precisamente que mientras que nos lleva, no nos ahogue.
Somos porque sentimos, porque el mundo nos afecta y nos da motivos expresados en senso-percepciones para tomar decisiones; entonces, el amor no es mas que una forma mas de estimulo; uno que causa un caudal múltiple de reacciones tanto en nuestro cuerpo como en nuestro espíritu y cuya respuesta solo depende de nuestras propias decisiones y de las cosas que hacemos para intentar sobrellevar la corriente. Y no es que sea nadar contra la corriente, es precisamente que mientras que nos lleva, no nos ahogue.
Lo he recordado, he revivido este sentimiento y he pensado nuevamente de una forma coherente o que me resulta al menos agradable. Aquí estoy nuevamente con la capacidad para buscar con el disfrute del encontrar y con las esperanzas renovadas. Quizá esta vez sí resulte.