viernes, 9 de enero de 2015

Concentración

Hace un rato, intentaba concentrarme en lo que tengo que hacer, en lo que debo hacer o en todo caso aquello que el orden discordante de cosas que ocupan mi cabeza, está, de primero.

Inmerso, como de costumbre en mis propios asuntos, encontré un viso de humanidad que me alejó de las constantes laborales y me arrastró hacia la inevitable derrota que conlleva cargar con una existencia más o menos consciente. La consciencia muchas veces la he tratado como esa forma reflexiva de aprehensión del mundo, la suma racional de todos aquellos sentidos que tenemos, sensaciones y senso percepciones que ocupan una buena parte de nuestro entender.

No sé de dónde es algo como la humanidad, entender que ahí está esa parte de mí que conecta con los demás. ¿acaso soy diferente hasta el punto de creerme exterior a esa condición?

Claro que no, al menos no desde la condición biológica. Es cierto, cada persona es única e irrepetible, aun cuando cada cual se parezca en demasía a cada otro. Somos eternas copias de nosotros mismos, de aquellos que conocemos y por supuesto, de quienes osaron combinar el material genético del cual somos resultado. Con todo y eso cada uno es único. La individualidad se ha dicho, es una gran conquista social que data propiamente de la revolución francesa, la cual curiosamente no asocio con principios fundantes del Estado y la sociedad, sino con cabezas cortadas.

Entonces, tanto como único, particular, individual, especial y cualquier otra denominación que desaglutine y sea contra homogénea; se me es dable tener ínfulas de corte personal que disocien mi condición humana. Es interesante como la forma de asociar, de contrastar lógicamente eventos, hechos, situaciones, personas y toda clase de otras inferencias lógicas, también permite des-asociar, buscar el centro o núcleo de cada cosa, a la cual no se puede llegar sin la destrucción de la idea, o la deconstrucción si se quiere, en donde las partes a suerte de la ingeniería reversa le muestran a uno mucho más que el todo.

En fin, mi desconcentración terminó.

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