Creo que mi ser empieza a darse por vencido, que deja de ser para empezar a estar. Que empieza a considerar detenerse o dejarse llevar por la inercia espiralada de la existencia. Hoy mis palpitaciones anuncian de nuevo el advenimiento de la enfermedad, la conveniente aparición de la molestia, del malestar, de la indisposición.
Como de costumbre todo se junta y los días pasan sin consciencia, sin sentido y sin que pueda detenerme lo suficiente para aprender algo de ellos. Un aspecto insignificante seguido de otro y la consciencia de que solo el amor puede darle sentido al tiempo. No debería ser así y sin embargo es muy poco lo que puede hacerse al respecto, porque la consciencia es un camino poco absoluto. Porque pensar es no tener certezas, no es el control si no que es la falta de éste y la esperanza de ir hallando poco a poco respuestas.
Claro, si es que se sobrevive a la rutina.
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