viernes, 2 de marzo de 2018

Viernes de falta de ganas

Viernes. Sí, lo es, de nuevo. Ni más faltaba, el tiempo pasa, tiene que hacerlo, no tiene de otra.

Y es fácil entender por qué cada vez es más pesada la semana de trabajo. Quizá sea porque ahora que mi vida se encuentra satisfecha en aquella dimensión del ser que me resulta más satisfactoria sin que sea individual, pues los fines de semana no son solo descansos si no momentos añorados en que salgo casi que corriendo a buscar aquello que anhelo. Todo lo lleva a uno a esto, a buscar con desesperación el salir de la rutina, el dejar de ver todo lo que no es tan satisfactorio En cierta manera escapar, porque hay un límite de tolerancia para la confrontación, porque tampoco es bueno quedarse a sufrir con las consecuencias de una vida sin sentido, o de una existencia fútil que, de una u otra forma, requiere de respiros.

Aún siguen sin significar gran cosa para mí estos días, pero el sentimiento de desidia generalizado también se contagia. Las malas energías se pegan y resulta uno cubierto hasta la cabeza de cosas que ni se esperaba, lleno de todo lo que otras personas emanan aún sin darse cuenta. Y es que este es el común denominador, no darse cuenta, ir por ahí sin ser, tan solo existir.

Quisiera que fuera diferente, pero mi cabeza a veces no da para tanto. La madrugada la falta de una buena rutina de ejercicio o aquellas salidas creativas que para mí son fundamentales. Todo esto hace que la vida se complique, que se llene de aquel ruido al que ni siquiera puedo escapar con los audífonos, uno que parece que emanara desde dentro de mi propia cabeza. Así, tengo que lidiar con los demás, con el clima, con la contaminación y con mi propio desgano porque hoy es viernes.

Pero mañana es sábado y por fin podré tenerte en mis brazos D.D.

No hay comentarios.: